Teología de la liberación: Siempre verde (I)

Miércoles, 11/12/2024 01:34 PM

"Enviando a su Hijo, el Padre «apostó» por la posibilidad de una fe y una conducta marcadas por la gratuidad y la exigencia de establecer la justicia. Siguiendo las huellas de Jesús, los «perdedores» de la historia —como Job— están haciendo que el Señor gane su apuesta. Los riesgos del hablar acerca de Dios desde el sufrimiento del inocente son grandes. Pero, como Job también, no podemos refrenar nuestra lengua. Con humildad debemos dejar que resuene en la historia el grito de Jesús en la cruz, y que él nutra nuestro esfuerzo teológico"

Gustavo Gutiérrez: "Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente"

El 22 de octubre de 2024 falleció Gustavo Gutiérrez-Merino Díaz​ considerado el padre de la Teología de la Liberación. Gustavo Gutiérrez (1928 -2024) ​ fue un filósofo y teólogo católico peruano, ordenado sacerdote en 1959, dominico desde 2001 y pionero de la corriente teológica latinoamericana denominada Teología de la Liberación, una de las más influyentes del siglo XX. Fue, asimismo, fundador del Instituto Bartolomé de las Casas con sede en Lima. "Teología de la Liberación. Perspectivas (1971)" sigue siendo uno de los grandes referentes de la teología actual y fue traducido a más de veinte lenguas.

Gustavo Gutiérrez, estudió teología en Europa, a la sombra de los grandes nombres que influirían en la apertura teológica del Concilio Vaticano II. Una vez ordenado sacerdote, regresó a su Lima natal. Allá continuó desarrollando su teología en claro contraste y relación con la realidad, y realidad y teología fueron configurando su pensamiento y su vida. Es en este punto de unión entre creencia y realidad que este hombre de fe profunda entendió la centralidad de la opción por los pobres que marcaría el desarrollo de su pensamiento. Un pensamiento que a lo largo del tiempo fue afianzando sus grandes amores: Dios, los pobres, la teología, la Iglesia. Se dejó hacer por ellos. Y así comprendió que no había una teología de la liberación, sino que había diferentes teologías de la liberación en el mundo, diferentes realidades que tenían que ser liberadas desde el amor a Dios y al prójimo.

"Teología de la Liberación. Perspectivas (1971)" no fue su único texto. Le siguieron otros, como Teología desde el reverso de la historia (1977), La fuerza histórica de los pobres (1979), Beber en su propio pozo. En el itinerario espiritual de un pueblo (1983), Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. Una reflexión sobre el libro de Job (1986), La verdad os hará libres (1986), El Dios de la vida (1989), En busca de los pobres de Jesucristo, el pensamiento de Bartolomé de las Casas (1992), ¿Dónde dormirán los pobres? (2002). Se trata de obras que transmiten una profunda espiritualidad enraizada en la vida.

Teología de la liberación

La teología de la liberación surgió en América Latina en la segunda mitad de los años sesenta. La II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, efectuada en Medellín en 1968, ha tenido un gran impacto en su formación y el desarrollo posterior. Fue la primera teología originaria de América Latina, con su reflejo y modalidades en Asia y en África, donde se ha notado su carácter ecuménico.

La teología de la liberación se propone repensar la revelación en su contexto histórico; es una reflexión sobre fundamentales conceptos teológicos en el contexto histórico de América Latina. Nace de las preguntas y de los desafíos de la historia y del presente, del compromiso cristiano en los procesos de liberación. Su punto de partida es la experiencia de la fe vivida y realizada en dos plataformas inseparables y complementarias: praxis y reflexión, compromiso y espiritualidad. Sin embargo, para los teólogos de la liberación el compromiso no es un accesorio de la fe, sino su parte inherente, de profundo significado teologal. El compromiso es para ellos una condición sine qua non. La teología de la liberación retoma cuestiones teológicas fundamentales, reinterpreta términos como liberación, salvación, pecado.

Los teólogos de la liberación reflexionan sobre la cristología, la espiritualidad, la evangelización, interpretan la Biblia, analizan el papel de la praxis, la doctrina social de la Iglesia, las relaciones religión-política o fe-política, problemas sociales.

La originalidad de la teología de la liberación se manifiesta en los temas que aborda (opresión, dominación, lucha contra ellas), métodos empleados (el uso de las ciencias sociales), objetivos que se propone (profundas transformaciones sociales).

Es característica la actuación de los teólogos entre los pobres y con los pobres. La teología de la liberación no es sólo una reflexión sobre la praxis, sino también una actuación práctica. Es una manera de vivir y practicar la fe.

Los teólogos de la liberación consideran que en las raíces de la fe cristiana se encuentra el mensaje de la justicia social, económica y política y que su meta es el proceso de salvación-liberación. La justicia significa satisfacer las reivindicaciones de los pobres, de los oprimidos y marginados. Tomando como punto de partida la situación concreta de Latinoamérica, los teólogos de la liberación formulan algunos postulados éticos indispensables para su discurso. El discurso debería entonces realizarse desde los pobres, desde el "reverso" de la historia, desde los vencidos, culturas despreciadas, pueblos dependientes y dominados. Debería realizarse desde los marginados, víctimas de la opresión, los que de hecho no cuentan en la sociedad.

Es imprescindible -afirman los teólogos de la liberación- adoptar la óptica de las mayorías oprimidas y al mismo tiempo creyentes. Para los cristianos no puede ser indiferente el hecho de que la mayoría de la humanidad, incluidos los cristianos, vivan en las condiciones de miseria inhumana.

Los teólogos de la liberación articulan la relación efectiva entre el mensaje bíblico de salvación y la liberación histórico-política. La liberación es para ellos un profundo proceso histórico que abarca la liberación sociopolítica, la liberación cultural y la liberación del pecado. Estos tres procesos, aunque se realicen en áreas diferentes, constituyen una unidad para los teólogos de la liberación.

En la teología de la liberación se desplazan los acentos: de la reflexión pura a la praxis, del individualismo a la comunidad. Cuando es preciso transformar el mundo, político por naturaleza, la praxis de la fe adquiere -en algún sentido- un carácter político, aunque la fe como tal no tiene implicaciones políticas.

La teología de la liberación desacraliza el orden social y político existente como producto del hombre. Hay en la teología de la liberación un momento inédito, un elemento nuevo: la praxis histórica comprendida no como objeto de reflexión teológica, sino como lugar desde el cual se reflexiona. La praxis histórica de liberación y el uso de instrumentos de análisis social eran elementos que determinaron lo original y lo específico de la teología de la liberación. Para los teólogos de la liberación el pecado no es sólo un mal metafísico, fruto de una fuerza de fuera de la historia, "sino la corporificación de la injusticia de las decisiones egoístas del hombre, en las estructuras económicas y sociopolíticas que conforman la vida humana" (Gustavo Gutiérrez).

A pesar de la heterogeneidad de la teología de la liberación, existe una categoría central que une todas las corrientes que iban surgiendo y se han formado dentro del marco de la teología de la liberación: son los pobres. Los pobres se convierten en el sujeto y protagonista de su propia liberación. Los antiguos discursos teológicos y éticos también se ocupaban de los pobres, pero era un interés que venía más bien desde fuera del mundo de ellos. Para los teólogos de la liberación los pobres, sin dejar de constituir un problema ético, se convierten en un problema teológico.

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