Ley del enemigo extranjero 1798

Martes, 18/03/2025 01:25 AM

Conversamos sobre la llamada Ley del Enemigo Extranjero promulgada en Estados Unidos de Norteamérica en el año 1798. Para sorpresa está legislación aún está vigente. Fue decretada bajo la presidencia de John Adams, enmarcada bajo un cuerpo de códigos conocidos como Leyes de Extranjería y Sedición.

Esto se dio en el contexto de mucha tensión entre EE. UU. y la Francia revolucionaria en los episodios de La Guerra de Brugantes o Quasi War. En este suceso participó Juan Bautista Bideau, mulato francés, primero en decretar la liberación de los esclavos en Venezuela, y en una ocasión llegó a salvar la vida de El Libertador Simón Bolívar. Sus descendientes viven en las costas del Oriente venezolano.

Para calmar los ánimos entre Francia y EE. UU. se intuye el regalo que diera el país galo: La Estatua de la Libertad. El fin posterior fue rebajar las tensiones entre ambas naciones pues dicha ley sólo es invocada en tiempos de guerra.

Pero hoy sigue siendo una herramienta norteamericana la cual se activa sólo contra países pequeños a los cuales consideran una amenaza a su seguridad nacional. Aun cuando su aplicabilidad ha sido limitada, siempre renace como discurso político. Actualmente una vez desarrollada la arenga antiinmigración, término desproporcionado que han considerado su aplicación para la deportación especialmente de venezolanos.

Pero al aplicarla exclusivamente, entonces EE. UU. se considera en abierta guerra contra Venezuela. En segundos hemos entrado en un gran riesgo militar, pues aunque dicho cuerpo de artículos corresponda exclusivamente a la expulsión de extranjeros también pudiera estar abriendo otras formas de ataques directos contra quien Donald Trump considera su agresor.

En sus antecedentes está ley ha sido utilizada en tiempos de conflictos y crisis:

1. En 1812 EE. UU. se enfrentó a Gran Bretaña.

2. II Guerra Mundial, presidencia de Franklin D. Roosevelt. Estadounidenses de origen japonés, italiano y alemán fueron internados en campos de concentración, solo con el argumento de ser espías o saboteadores tras la euforia del ataque a Pearl Harbor en 1941.

La huella que produjo aquel hecho fue tal que en 1988 en la presidencia de Ronald Reagan, pidió disculpas y accedió a reparaciones a las víctimas de estos llamados internamientos. Abiertamente se reconocieron violentos quebrantamientos a los derechos humanos y a la misma constitución norteamericana.

Recientemente la ley ha aparecido tras la campaña electoral de Donald Trump del 2024. Este ha considerado la masiva entrada de inmigrantes como verdaderos criminales catalogándolos de masiva invasión conocida como El Tren de Aragua, emprendiendo directamente sus ataques contra la República de Venezuela.

Aun cuando la ley fue creada para enfrentamientos de guerra, jurídicamente da de qué hablar, pues solamente es aplicada contra venezolanos que están en suelo Norteamericano los cuales ni siquiera están incursos en crímenes o pertenecen a bandas de delincuentes, muy al contrario con su trabajos y servicios fortalecen la economía estadounidense.

Solo si Estados Unidos estuviera bajo las tres características de guerra declarada, invasión o una incursión predatoria, serían hechos atentatorios contra su seguridad nacional y justificaría su aplicación, pero ante los ojos de todos, Norteamérica no está incursa en ninguno de estos tres escenarios.

Si Donald Trump tiene mayoría en el Congreso porque no lleva hasta esa instancia su propuesta para su discusión y posible aprobación. Aun cuando la mayoría son un país legalista y la configuración de los hechos impediría su aplicabilidad, esta es la razón por la que se salta la justicia.

La verdad es que el presidente actúa sin el escrutinio del Congreso y sin las revisiones judiciales adecuadas. La naturaleza unilateral de la ley más que esconder la aprobación presidencial deja al Congreso reprobado ante una decisión judicial acorde, adecuada frente al derecho internacional y soberano que representa Venezuela.

Muchos de los detenidos son deportados a terceros países donde no han cometido delitos como el caso de El Salvador. Esto pone de relieve la venta de seres humanos. No hay debido proceso y menos una mínima protección contra las detenciones arbitrarias frente al derecho internacional. Esto se compara a los nazis en la II Guerra Mundial, pues son contados los casos donde un país se atreviera a tanto.

Actualmente no existe al menos una justificación para que en los actuales tiempos de absoluta paz mantenida por Venezuela y alejada mundialmente de los conflictos que desarrolla EE. UU. se venga a justificar expulsiones masivas, niveles de deportaciones exagerados bajo decretos que incluso violan la misma constitución de los Estados Unidos.

Se ha llegado al punto que varios legisladores han intentado detener el actual avance de esta ley. Incluso se ha querido discutir el proyecto de ley Vecinos no Enemigos, pero han sido saboteados por el poder Trump el cual todo lo puede, aplicando de manera salvaje la Ley de Enemigos Extranjeros. El quiebre es definitivo, todo lo que enfrente cualquier valor democrático que pudiera existir en Estados Unidos será arrasado.

Después de esto Trump es considerado un mandatario enemigo tras su clima de odio racial, intolerancia, división y rencor. Con esto despierta en su misma sociedad una amenaza a la seguridad nacional de ellos mismos.

Los derechos humanos y las libertades civiles de su propia constitución están siendo violados mientras la reputación norteamericana sigue en caída libre hacía la xenofobia.

Niveles de odio, miedo y hostilidad hacia los inmigrantes están llegando a niveles de fractura en la sociedad norteamericana los cuales no volverán al entendimiento de un pasado reciente.

Los abusos van sin detenerse ni siquiera permitir ver la situación legal de los inmigrantes venezolanos quienes al estar en suelo norteamericano automáticamente le asisten derechos y defensa es un abuso desproporcionado.

Esta violación a los derechos civiles fragmenta familias enteras las cuales jamás volverán a encontrarse, más aún si son enviados a terceros países donde nunca han estado ni menos han cometido delitos.

Estamos frente a elementos claves para el desarrollo de grandes conflictos, no quisiéramos decir con esto que no son parecidos al origen de las dos primeras guerras mundiales, pero sus prácticas sí son muy comunes a cuando estas se iniciaron.

Hasta más pronto…

Miguel A. Jaimes N.

venezuela01@gmail.com

https://www.geopoliticapetrolera.com

Marzo 18 del 2025

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dr. Miguel A. Jaimes N.


Hasta más pronto...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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