La deforestación del Amazonas brasileña se ha disparado a un promedio de tres campos de fútbol por minuto, según los últimos datos del gobierno, lo que hace que la selva tropical más grande del mundo se acerque a un punto de no retorno más allá del cual no pueda recuperarse.
El fuerte aumento, que sigue a los aumentos anuales de mayo y junio, confirma los temores de que el presidente Jair Bolsonaro haya dado luz verde a la invasión ilegal de tierras, la tala y la quema.
Hasta el momento, la deforestación en julio ha alcanzado los 1,345 kilómetros cuadrados, un tercio más que el récord mensual anterior bajo el sistema de monitoreo actual del sistema satelital Deter B, que comenzó en 2015.
Faltan cinco días para que sea el primer mes en varios años en los que Brasil pierde un área de bosque más grande que Londres.
La constante erosión de la cubierta arbórea debilita el papel de la selva tropical en la estabilización del clima global. Los científicos advierten que el bosque está en creciente peligro de degradarse en una sabana, después de lo cual su capacidad de absorber carbono se verá gravemente disminuida, con consecuencias para el resto del planeta.
“Es muy importante seguir repitiendo estas preocupaciones. Hay una serie de puntos de inflexión que no están muy lejos “, dijo Philip Fearnside, profesor del Instituto Nacional de Investigación Amazónica de Brasil. “No podemos ver exactamente dónde están, pero sabemos que están muy cerca. Significa que tenemos que hacer las cosas de inmediato. Lamentablemente eso no es lo que está pasando. Hay gente que niega que tengamos un problema “.
También puede complicar la ratificación del acuerdo comercial más grande de Brasil con la Unión Europea si los legisladores de la UE deciden que la nación sudamericana no está cumpliendo su parte del trato, que incluye el compromiso de reducir la deforestación en línea con el acuerdo climático de París.
Los números oficiales del Instituto Nacional de Investigación Espacial son una vergüenza cada vez mayor para Bolsonaro, que ha tratado de engañarlos como mentiras y ha criticado al director del instituto. A principios de esta semana, el presidente insistió en que el Ministerio de Ciencia y Tecnología debería evaluar las cifras y mostrarlas antes de que se hicieran públicas para que no las “atrapen con los pantalones”.
Esto ha generado temores de que los datos puedan ser examinados en el futuro en lugar de actualizarse automáticamente en línea cada día, como es el caso actualmente.
En sus primeros siete meses en el poder, Bolsonaro, quien fue elegido con un fuerte apoyo de los agronegocios y los intereses mineros, se ha movido rápidamente para erosionar las agencias gubernamentales responsables de la protección de los bosques.
Ha debilitado a la agencia ambiental y lo ha puesto bajo la supervisión del ministerio de agricultura, que está encabezado por el líder del lobby agrícola. Su ministro de asuntos exteriores ha descartado la ciencia del clima como parte de un complot marxista global. El presidente y otros ministros han criticado a la agencia de monitoreo forestal, Ibama, por imponer multas a los capturadores de tierras ilegales y madereros. El gobierno también se ha movido para debilitar las protecciones para las reservas naturales, los territorios indígenas y las zonas de producción sostenible por parte de los pueblos de los bosques e invitó a los empresarios a registrar reclamaciones de tierras en esas áreas.