21 de enero de 2020.- La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por su sigla en inglés) ha suministrado, desde 2017, casi 467 millones de dólares a la oposición venezolana, según reconoce el organismo en su sitio web oficial. en lo que ellos falsamente llaman "ayuda humanitaria".
El organismo, fundado por John F. Kennedy en 1961, cuyo principio se supone que es «brindar ayuda de carácter no militar fuera de su territorio», tiene un largo historial de interferencia en la soberanía de las naciones que no se alinean a la política exterior de dominio que ejerce Estados Unidos.
La Usaid opera en el África subsahariana, Asia, América Latina y el Caribe, Europa, Eurasia y Oriente. Desde 2002 la presencia de la Usaid en Venezuela tuvo como fin promover y asegurar la derrota de la Revolución Bolivariana, para lo cual ha financiado partidos, organizaciones políticas y medios de comunicación en Venezuela, y ha enriquecido a los dirigentes opositores con millones de dólares.
Esta institución es, además, un intrincado sistema de corrupción que desvía millones de dólares a través de las mal llamadas «ayudas humanitarias» de Estados Unidos.
En el informe publicado en el sitio de la Usaid se explica que, tras un acuerdo alcanzado en octubre de 2019, esa organización ha utilizado 128 millones de dólares para «ayudar» a Guaidó y a la Asamblea Nacional, en desacato, «a seguir desarrollando planes para recuperar la economía e implementar servicios sociales durante una transición a la democracia» y «restaurar la gobernanza democrática» en el país sudamericano.
En el documento, publicado en diciembre, la agencia estadounidense reconoció también haber asignado fondos para «compensación, costos de viaje y otros gastos para algunos asesores técnicos de la Asamblea Nacional y la administración interina de Guaidó, a través de fondos de asistencia».
John J. Sullivan, subsecretario de Estado, y el administrador de la referida institución, Mark Green, el 4 de septiembre de 2019 anunciaron el financiamiento con más de 120,2 millones de dólares adicionales para la respuesta a la crisis en la región, en su opinión, causada por la migración venezolana.
Además de Colombia, país que recibió la mayor cantidad de fondos por ser el principal receptor de venezolanos, Brasil, Ecuador y Perú se sumaron a la lista de naciones que recibieron dinero para supuestamente atender la crisis migratoria en la región.
Posteriormente, una investigación periodística de PanAm Post reveló que los encargados de Guaidó para gestionar la «ayuda humanitaria» de la Usaid, Rossana Barrera y Kevin Rojas, habían utilizado los fondos en hoteles, tiendas y restaurantes.
El pasado 29 de noviembre, el exembajador designado por Guaidó en Colombia, Humberto Calderón Berti, acusó a este y a sus adláteres por el robo de los fondos destinados a sus pretextos humanitarios. «Las autoridades colombianas me dieron la alerta y me mostraron documentos donde se hablaba de prostitutas, licor, mal manejo de recursos, doble facturación y facturación ficticia», afirmó.
Asimismo, en diciembre, según reseña rt, el portal Armando.info denunció la supuesta participación de 11 parlamentarios opositores en una «trama de corrupción para otorgar indulgencias» a empresarios relacionados con las importaciones de los alimentos, entre los que se encuentran tres del partido político Voluntad Popular, al que pertenece Guaidó.
La mayor parte de los recursos aportados por Estados Unidos para la «ayuda humanitaria», según el sitio Misión Verdad, se ha destinado al Departamento Norte de Santander, que ha sido base de operaciones para todas las agresiones que se han ejecutado contra Venezuela, incluyendo el intento de magnicidio con drones de 2018 y el plan terrorista revelado recientemente.
La Usaid sigue «metiendo la mano» en los bolsillos del pueblo estadounidense para enriquecer a bandidos y corruptos. Millones se han gastado contra Cuba, contra Venezuela y contra todo gobierno progresista en la región, que intenta seguir una ruta soberana de desarrollo. La mayor parte de ese dinero ha ido a parar a manos de ladrones disfrazados de «demócratas».Los cubanos los conocemos muy bien.