Murió el legendario actor Kirk Douglas, quien plantó cara a la 'caza de brujas' del senador McCarthy

Jueves, 06/02/2020 12:30 PM

06-02-20.-El actor Kirk Douglas, el mítico ‘Espartaco’ de Stanley Kubrick, ha fallecido este miércoles a los 103 años, según ha informado su familia en un comunicado.

En 1995 Kirk Douglas sufrió un derrame cerebral que le dejó paralizado parte de su cuerpo y le provocó graves dificultades en el habla. Aquello parecía el final de su carrera y de su actividad pública, sin embargo, lejos de encerrarse en su mansión de Los Ángeles para ocultar su enfermedad, Kirk Douglas se ha dedicado en estos últimos 20 años a pasearse por el mundo recibiendo premios y homenajes.

También insistió en su vocación de escritor. Hasta el momento lleva publicados nueve libros en los que da su visión sobre los problemas del mundo actual.

También ha desarrollado una importante labor filantrópica como embajador de buena voluntad de las Naciones Unidas y a través de su propia fundación, que se nutre de la venta de su colección de arte. Y por supuesto, continuó con su labor de actor, aunque eso sí, limitando mucho sus trabajos. En estos veinte últimos años el actor ha protagonizado tres películas: Diamonds, Cosas de familia e Illusion. Su último trabajo interpretativo fue el telefilm Los asesinatos del Empire State producido en 2008.


Kirk Douglas nació en Nueva York el 9 de diciembre de 1916. Como indicaba el título de su autobiografía, ‘El hijo del trapero’, su padre era un inmigrante ruso de raíces judías; un trapero alcohólico y analfabeto que nunca aprendió inglés correctamente y que le abandonó cuando tenía cinco años, dejándoles en muy mala situación a él y a sus seis hermanas. A base de mucho trabajo consiguieron salir adelante y Kirk llegó incluso a ir a la Universidad. Allí se interesó por el teatro y comenzó a hacer sus pinitos sobre las tablas.

Decidió convertirlo en su profesión y en poco tiempo estaba trabajando en Broadway. Fue entonces cuando se cambió el nombre. Llamándose Issur Danielovicht no iba a ningún lado en el mundo del espectáculo así que escogió Douglas como homenaje a Douglas Fairbanks, su héroe cinematográfico de la infancia, y Kirk porque sonaba muy americano. Debutó en el cine en 1946 con la película El extraño amor de Martha Ivers pero fue su amiga Lauren Bacall, compañera de los escenarios, quien en 1949 le recomendó para la película que acabaría lanzándole en Hollywood: El ídolo de barro, en la que interpretaba a un boxeador.

Kirk Douglas intervino en 91 películas como actor, dirigido 2 y producido una treintena. El actor solo estuvo nueve años en nómina de los grandes estudios. En 1955 creó su propia productora para poder controlar sus películas. La llamó Bryna, como su madre, porque fue ella quien le enseñó a apostar siempre por él mismo. De ahí en adelante se limitó a protagonizar y producir aquellos proyectos que le interesaban personalmente.

Así nació Espartaco y ‘Senderos de gloria’, una película antibélica que marcaron un hito político. Como productor de la película Kirk Douglas plantó cara a la caza de brujas del senador McCarthy al incluir en los títulos de crédito el nombre del vetado guionista Dalton Trumbo que había sido uno de los llamados “diez de Hollywood” que se negaron a testificar ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas. A partir de entonces otros siguieron su ejemplo y de esta forma se acabaron las listas negras. Y es que Douglas siempre ha sido un rebelde, un demócrata progresista e independiente. Por eso gustaba tan poco a los magnates de los grandes estudios que le consideraban un hombre imprevisible y peligroso.

Kirk Douglas recibió en 1996 un Oscar honorífico por toda su trayectoria, la estatuilla que nunca ganó por sus películas. A punto de cumplir los cien años el dueño del hoyuelo en la barbilla más famoso de la historia del cine es una leyenda viva del Hollywood clásico. ¿Su secreto para llegar hasta aquí? Él lo tiene claro, no es la fama, ni el dinero, ni las películas; ha sido y sigue siendo su actitud ante la vida. La del luchador incansable. En 2001 cuando le fue entregado el Oso de Oro por toda su carrera en el Festival de Berlín quiso resumir toda su existencia en una sola enseñanza: “He aprendido una cosa en la vida que os entrego como consejo –explicaba– Nunca, nunca te rindas”.




 

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