Me consta por sucesivas observaciones en muchos de ellos, que los medios que al principio fueron llamados alternativos y ahora no sé, esos cuyo único o principal soporte es digital (salvo algunos, como MRP21 o el venezolano Aporrea, que yo sepa): esos que en política no siguen las pautas de los predominantes impresos y se consideran "independientes", tampoco quieren saber nada de escritos y noticias que toman por fake news, porque todo lo que no provenga de sus Agencias proveedoras lo consideran propio, solo, de la "teoría de la conspiración" y de los "negacionistas".
Teoría de la conspiración que no es ni menos una gavilla apretada de innumerables sospechas que nos suscita a millones de personas en España y en el mundo entero, todo un recital de comunicados y medidas plagados de rectificaciones, de contradicciones, de lagunas, de tropiezos y de una supina ignorancia, por parte del poder político y también de los equipos epidemiológicos oficiales enquistado en los gobiernos, acerca de un virus cuyo control -descontrolado por cierto- sólo puede estar en manos del poder médico/farmacéutico que sobrevuela el mundo entero.
Razón ésta por la cual, considerando, además la voracidad y la ausencia de escrúpulos generalizada en una sociedad humana cuyo único norte es el beneficio por parte de quienes únicamente pueden conseguirlo, nos negamos tantos y tantas en el mundo a creerles. Tantas y tantos que estamos comprobando día tras día, numerosos indicios de manipulación. Manipulación desde la mismísima declaración de la pandemia tras tres meses de vacilaciones por parte de la OMS, hasta los inverificables conteos de víctimas del virus y también, ahora, la dudosísima eficacia de las vacunas.