El mal del periodismo

Domingo, 15/12/2024 12:55 PM

El periodismo se entiende como una actividad regular y continua de recogida, elaboración y difusión de noticias sobre los principales acontecimientos que ocurren en el mundo, que llevan a cabo los periodistas.

Bien sabe Dios que soy agnóstico, pero opino que las religiones, todas, cumplen una función social importante, y que, aunque no tanto las monoteístas cuya influencia en la población es mucho menos deseable que en las politeístas, no dejan de ser consoladoras y por tanto beneficiosas para una parte importante de la población de todas las naciones… Las religiones tienen sus chamanes, sus líderes espirituales, sus ideólogos, los entendidos en esa religión cuyos textos fundadores interpretan, y enseñan…

Pues bien, el periodismo es como una religión universal sin dioses ni, en teoría, líderes, ni santuarios, ni catedrales ni capillas. Si bien es difícil no considerar líderes a los propietarios del emporio periodístico al que pertenecen los periodistas, los equipos periodísticos y las agencias de prensa.

Pero, dentro de los numerosos géneros de periodismo, yo los reduzco a dos: periodismo de información -la idea originaria-, y periodismo de opinión. Aquí es donde la escisión de ambas suertes de periodismo es donde aparece la similitud de fondo, aunque no de forma, entre el periodismo y la religión monoteísta. Pues los artículos de opinión, los editoriales de cada periódico, las colaboraciones, las columnas, incluso la publicidad, constituyen en el periodismo de todas partes pero especialmente el occidental, un compendio ideológico próximo a la religión dogmática, a la religión que se considera a sí misma única y "verdadera". Una religión civil, ideológica, en la que no caben ideas, y mucho menos profusas, de otra ideología que no sean las compartidas por el periodismo de todas las naciones occidentales. La mayor o menor elasticidad de las ideas que forman parte del "pensamiento único" y que se ha dado en llamar globalizado a cuyo frente están las dos potencias anglosajonas, no hace más que reforzar las dos ideas cardinales reinantes en ese pensamiento: la falsa libertad de expresión, y la falsa de Mercado libre. Pues ningún periódico, medio de comunicación y periodista podrán insistir en las grandes ventajas de la concepción global y la praxis de una sociedad marxista o comunista. Tampoco, en tiempos en que la corrupción, principalmente política pero no sólo ella, es el motor del sistema neoliberal que abarca prácticamente a todo el Occidente y parte de Oriente, frases como la de Ryszard Kapuściński: "Las malas personas no pueden ser buenos periodistas"… Pues los límites de la libertad del periodismo de esta parte del mundo, ya están puestos por los dueños de esta parte del mundo cuya injerencia en la suerte de las demás naciones es la principal fuente de su bienestar y, además, su propósito, aun imposible de realizarse, es hacerse dueños de todo el globo…

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