Las campañas violentas de los medios de comunicación social privados, se han intensificado tanto, que han alcanzado límites desproporcionados y azarosos para la propia existencia humana. En 1989, William Lind y cuatro oficiales de EEUU, rotularon un documento: "El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación".
Principiaba a configurarse una nueva manera de intervenir en las conciencias de las personas a través de la sugestión. En su definición técnica, "guerra psicológica", o guerra sin fusiles", es el empleo planificado de la propaganda y de la acción psicológica orientada a direccionar conductas, en la búsqueda de objetivos de control social, político o militar, sin recurrir al uso de las armas.
Literalmente vivimos una guerra no convencional, asimétrica generada por los medios de comunicación social privados en el ámbito mundial.
En la República Bolivariana de Venezuela los principales grupos del poder mediático privado, manejan casi todos los espectros radioeléctricos, televisivos y los principales tirajes de medios impresos, bajo las directrices del imperialismo, sin obviar las redes sociales.
La guerra de cuarta generación lo que pretende es una movilización masiva de la población en un antagonismo integral contra el supuesto enemigo, que en nuestro caso es el gobierno del presidente constitucional Nicolás Maduro, toda vez que como jefe de gobierno, abarca los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales, con una óptica contraria al neoliberalismo y al margen de la hegemonía de EEUU.
De allí que los medios de comunicación social privados estén empeñados --el financiamiento imperial es bestial-- en la ejecución del arma predilecta imperialista: el poder mediático, para dar al traste con el Gobierno Revolucionario y Bolivariano.
La prensa privada en general no vacila en inocular miedo, desosiego, disociar al pueblo con el único objetivo de alcanzar al control mental de la masa poblacional, para que los que queden atrapadados en esa disociación asuman una supuesta alianza con sus enemigos históricos (el opresor) y confronte a sus hermanos de clase. Es una lucha creada de pueblo contra pueblo.