El Poder Popular y la GMVV

Viernes, 24/07/2020 03:25 PM

Los venezolanos tenemos un vacío importante es nuestra cultura que nubla nuestra conciencia, complica nuestra cotidianeidad y le sale costosísimo al administrador de nuestras riquezas, papa Gobierno: desconocemos la palabra mantenimiento. Habitantes de un país petrolero "rico", nos acostumbramos a mirar hacia los más ricos, sin darnos cuenta de que alcanzar el modo de vida que ellos nos mercadean dependió y sigue dependiendo de la explotación y expoliación de nosotros.

Aspiración errada que nuestro Comandante Chávez revirtió hasta donde le fue posible en el corto tiempo que tuvo para hacerlo y que ahora está siendo modificada a palos. El cerco integral que se nos ha impuesto ha traído como beneficio colateral distintas iniciativas gubernamentales y populares. Así vemos que con muy pocos recursos, el Gobierno está haciendo lo imposible por vincular la creatividad, la investigación, la capacidad empresarial, el talento local y los saberes populares con la producción de rubros estratégicos y la prestación de servicios. Y que comunidades campesinas y urbanas se han organizado para producir alimentos y otros productos de uso común.

En este panorama, hay un grupo merecedor de toda admiración: las y los compatriotas que están construyendo o van a construir sus viviendas bajo el auspicio de la GMVV. Compatriotas que en vez de esperar sentados a que les asignaran una, optaron por empoderarse e invertir su energía, tiempo y trabajo en la edificación de sus viviendas. Experiencia que merece ser premiada y replicada en distintas áreas para ampliar la perspectiva de otras organizaciones que por no haber podido eliminar totalmente los malos hábitos de sus integrantes –la viveza de unos y la pasividad o comodidad de muchos- han ido reduciendo al mínimo sus actividades.

Premio que sugiero sea la entrega de un terreno para cultivo, de un lote y material adicional para construir un espacio comunitario que, más allá de los tradicionales, estimule el compartir de actividades cotidianas. Un lavandero común, una cocina donde pueden comprar el almuerzo y las viandas a llevar a la escuelas o al trabajo, un espacio para el cuidado de niños pequeñitos, un salón múltiple donde los mayorcitos pueden hacer sus tareas y donde se puedan desarrollar talleres de formación, teórica, técnica, artística, un almacén de herramientas para el mantenimiento de los urbanismos, etc. Todo ello bajo el cuidado y la supervisión horizontal, colectiva y rotativa de los padres.

De esta manera se lograría consolidar las fortalezas de esos patriotas, se ampliaría y diversificaría el compartir responsabilidades y se irían formando hombre y mujeres multiplicadores de una clara práctica comunitaria. Además, se evitaría la adopción de valores y patrones de conducta propios de la media clase, por definición conservadora y trepadora.

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