Mi palabra

Ramos Allup cayó en su propia trampa

Miércoles, 08/05/2019 09:06 AM

"La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana"

Napoleón Bonaparte

Un parroquiano, de esos que se mantienen pendiente del enmarañado momento de la política venezolana, me decía con una risa burlona: "Quiero escuchar a Ramos Allup, dando un explicación, por qué cayó tan mansito en una trampa de las que ellos preparan muy bien" Después de intercambiar algunas impresiones del fallido golpe de estado del 30 de abril, me atreví a darle mi opinión muy corta, y sencilla: "Al mejor cazador se le va la liebre; más si anda, como Ramos Allup, como un perfecto oportunista de esos que llaman "pepa asomado".

Si por una casualidad invitan a los protagonistas de este hecho –Made in USA– para la reconstrucción cualquier día en la madrugada, lo más seguro es oír la expresión: ¡Todavía hay pendejos en este país! Porque no solamente peló el pedal, el más longevo y hablachento–palabra propia de los maracuchos– de los diputados involucrados, sino uno de los más formales, quien en todo momento aparece con el rostro tan serio, que cualquiera se come la coba: Edgar Zambrano. Los demás son tan desconocidos, como el mismo interino, hasta el 23 de enero, cuando el imperialismo lo lanzó, como el globo de ensayo para ver, hasta dónde llega en el trabajo encomendado por el gobierno de Trump.

Lo cierto, es que debe ser bastante difícil para Henry Ramos Allup, en esta etapa de su vida, cuando se encuentra, como dicen en el béisbol: recogiendo los bates; hablar para justificar–si todavía tiene una chispa de vergüenza– quizás el último traspié de su carrera política; y si lo hace termina pareciéndose a Jaime Bayly, quien en su papel de "investigador" bufón de la Scotland Yard, trata de involucrar al general Padrino, en el complot contra Nicolás Maduro. Sin embargo, no es mucha la diferencia entre Ramos Allup, y Bayly, cuando hablan, ¡ojo! cuando hablan; parecen un par de borrachos de madrugada cantando la melodía (Si Adelita, se fuera con otro) el corrido más popular de la revolución mexicana.

En esos momentos de euforia, como el que vivió la madruga del 30 de abril Ramos Allup; todo el mundo se lo puede imaginar con su pasito alegre, como caballo enamorado; pensando solamente en el anhelado poder, para terminar de sacar los afiches de Chávez, y del Libertador Simón Bolívar. Al llegar en plena luz del día, creyendo que todo estaba consumado, se encontró con una de las tantas trampas, en las cuales los adecos son tan expertos, que solamente les falta patentizarlas en la CIA; pero con solamente verle la cara más sorprendido, que un cazador frente a una fiera salvaje, cuando por mala leche falla el último disparo que le queda. A esa edad no existe otra, sino esperar el desenlace con la plena seguridad de haber puesto la cagada en plena vía pública, y todo el mundo para su casa a reírse en medido de la frustración a escondida, para buscar en el baúl de los recuerdos, por qué fallamos, si todo estaba fríamente calculado, y a la vez repasar el libro de las mentiras, que cargan debajo del brazo, motivo por el cual interpretan la CONSTITUCIÓN DE VENEZUELA, como les da la gana.

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