Con la oposición “golpista”, ni un tantico así…

Jueves, 30/05/2019 05:21 PM

"Pedimos a Dios por la paz. Cualquier diferencia que haya en el mundo entre los países, debemos solucionarla siempre por la vía diplomática".

(Estado Bolívar, Represa Caruachi, 31 de marzo de 2006)

Hugo Rafael Chávez Frías

Ante la arremetida del imperio norteamericano contra nuestro país que ya rebasa los métodos de una guerra asimétrica y muestra sus garras con los más diversos manuales bélicos aplicados en varios continentes, el noble pueblo de Venezuela resiste con valor y supera una guerra económica a la cual ha sido sometido sin escrúpulos y sin misericordia, en los últimos años.

"No es concha de ajo" - como acostumbra decir el Presidente Nicolás Maduro – los ataques a los cuales hemos sido sometidos los venezolanos y que además, estamos obligados a soportar en los próximos años, si no encontramos una salida justa y una respuesta adecuada para su solución a través del diálogo entre los propios venezolanos.

Desde luego que estamos hablando de una solución entre ciudadanos conscientes y con sentido de amor por la Patria. Hacemos alusión a los hijos de Bolívar y a quienes nos duele desde el alma nuestra Nación. Nos estamos refiriendo a quienes soñamos con ver crecer nuestros hijos y nuestros nietos, en un Estado-Nación, libre y soberana, como Venezuela.

No estamos haciendo referencia a ciudadanos, quienes de una manera descarada han mostrado su verdadero rostro y su afán de ser lacayos del imperio o traidores a la Patria, al peor estilo de los mercenarios que venden su alma al diablo.

La situación que actualmente vive nuestro país ha desnudado a sus protagonistas, en el marco de una Revolución y sobre todo, a quienes desde siempre han estado atados al cordón umbilical del imperio norteamericano y europeo.

Pero como dice la canción caribeña "todo tiene su final" y esto ocurrió precisamente en Venezuela con la llegada del Comandante Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana al poder, en diciembre de 1998.

Desde el inicio del período gubernamental del Presidente Hugo Chávez Frías en 1999, con su Constitución Bolivariana y con la continuación del primer mandato del Presidente Nicolás Maduro y ahora con su segundo período 2019- 2025, la Revolución llegó para quedarse.

Es en el marco de este escenario, avalado por una democracia participativa y protagónica, que los actores políticos han tenido que adaptarse a nuevas reglas de juego, las cuales en los 20 años de Revolución no han querido aceptar los dirigentes de la oposición venezolana.

Esta nueva etapa les puso cuesta arriba a estos líderes, sus aspiraciones; en primer lugar, por estar reñida con los viejos principios del chantaje, corrupción y extorsión y en segundo orden, porque ya no está caracterizada por el tradicional estilo de la vieja democracia burguesa representativa.

Al acabarse el viejo esquema del reparto burocrático y de la rotación acordada para asumir cargos en los poderes del Estado, como en la IV República (AD-Copei), se derrumbó tal semejanza con la democracia burguesa imperante en los Estados Unidos y en las viejas repúblicas europeas. En otras palabras, en Venezuela se acabó el pan de piquito.

Todo el viejo sistema cambio en nuestro país gracias al Poder Constituyente. Este sometió a los viejos partidos y a sus ramificaciones (nuevos partidos) a unas nuevas reglas de juego y a distintas modalidades de funcionamiento dentro de las instituciones del Estado venezolano.

Desde entonces y desde el "Por Ahora" de Chávez que anticipó las nuevas reglas del juego político en Venezuela, nuestra población también pasó a ser sometida a las más duras pruebas y a los más rudos ataques por todos los frentes.

Los enemigos se quitaron la careta y (aupados por el imperio) desde nuestro propio territorio y desde el exterior, iniciaron sus planes de guerra y mostraron sus verdaderas intenciones, las cuales no han dejado en ningún momento de reflejar, su descarado servilismo en su papel de lacayos y títeres del imperio norteamericano.

Desde la llegada de la Revolución Bolivariana en enero de 1999 con el Comandante Chávez hasta nuestros días, la estabilidad de nuestro país comenzó a tambalearse en todos los órdenes.

Todo ello gracias a los ataques que se hicieron sentir de inmediato a través de fallidos golpes de Estado, guarimbas, magnicidios, asesinatos selectivos, saboteos, guerras de IV y V generación, guerra económica y hasta autoproclamaciones aberrantes con impostores, quienes hoy sin ningún rubor, junto al imperio, saquean a nuestro país.

Nunca antes, en ninguna parte del mundo, el imperio norteamericano había utilizado procedimientos y métodos de guerra tan cínicos y descarados para enfrentar a un país (cubrían sus apariencias).

Tampoco se había visto en el escenario mundial y en los escenarios de guerra una actuación tan aberrante y desconocedora de la política, de las leyes internacionales y de las normas de convivencia, que rigen a las naciones en el escenario mundial después de la segunda guerra mundial.

La Patria de Bolívar de una manera íntegra y gracias a la unidad cívico- militar, se ha defendido con acierto internamente y en los diferentes organismos internacionales (OEA, ONU, Consejo de Seguridad y organismos bilaterales) a través de su transparente y acertada política internacional y su diplomacia que hace valer nuestros derechos y también nuestra verdad ante las naciones del mundo.

Hoy ante todo este complejo y moderno aparataje de guerra que utiliza el imperio, desconociendo las leyes internacionales y violando todos los acuerdos que rigen la política internacional, nuestro país a través del Estado venezolano y su pueblo, asumimos la defensa de nuestros principios de soberanía y libertad.

Bajo el más estricto cumplimiento de las leyes y de los acuerdos internacionales que rigen el equilibrio de los países a través de la ONU y el Consejo de Seguridad, Venezuela es hoy un ejemplo de coraje y de dignidad.

A través de la más descarada y vergonzante de las conductas que caracteriza a la dirigencia transitoria que está al frente del Gobierno de los Estados Unidos encabezada por Donald Trump y su combo, se han lanzado las más graves amenazas contra la Patria de Bolívar.

En el marco de este escenario y ante la mirada atónita de los organismos internacionales y de los gobernantes de los pueblos del mundo amantes de la paz, Venezuela levanta su bandera del diálogo y clama por cristalizar una esperanza de la paz tan anhelada.

A pesar de los enemigos internos, quienes de verdad no merecen llamarse venezolanos, el Primer Mandatario Nacional Nicolás Maduro, líder de la Revolución Bolivariana por decisión soberana del pueblo y del Comandante Chávez, hoy de nuevo se insiste en enarbolar la bandera del diálogo y la paz.

Noruega es hoy el nuevo escenario, luego de varios intentos y fracasos por encender de nuevo un faro de luz, el cual está inspirado en el concepto de "Unidad, lucha, batalla y victoria" pero que también, se une al eco de la voz de los pueblos que expresan: "¡alerta, alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina!".

Estamos de acuerdo con alcanzar el principio y el don más preciado de la paz; pero en esta nueva circunstancia, alertamos que dicha paz se conquista con un verdadero sentido de Patria y con el auténtico amor de los buenos ciudadanos.

Es por eso que nunca estará demás alertar, que en esta nueva mesa de diálogo de Oslo, todos queremos un sincero, auténtico y verdadero diálogo para la paz.

A pesar de los pesares y bajo las circunstancias que rodean el espíritu de este nuevo intento de diálogo entre venezolanos, acompañados por la buena fe del Gobierno de Noruega (eso esperamos), no dejamos de advertir que a la convicta y confesa oposición venezolana, cipaya del imperio, no se le puede dar "ni un tantico así".

De acuerdo a lo expresado por el Presidente Nicolás Maduro, tenemos la mejor disposición y la esperanza de un acuerdo definitivo para el bien del país y de todos los venezolanos.

No obstante, todos los patriotas sabemos por experiencia, que los líderes de la oposición de nuestro país dirigidos por el imperio, están acostumbrados a patear la mesa y para ello debemos estar preparados, porque pensamos que en la mesa de diálogo de Oslo está su última oportunidad…

¡Amanecerá y veremos!

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