El mundo paralelo es una copia del universo con aspectos contrarios. Esto quiere decir que si nuestro mundo es bueno, el mundo paralelo es malo. Desde el punto de vista de la ciencia Física la teoría de los universos paralelos es algo más complicada y se refiere a una hipótesis física en la cual entra en juego la existencia de varios universos o realidades relativamente independientes.
A pesar de que el concepto de mundos o universos paralelos es algo complejo, obviando la fantasía que puede influir en los libros de ciencia ficción o en los trabajos académicos de la ciencia vinculado con la física cuántica, en Venezuela existe un sujeto que, soslayando todos los estudios sobre este tema, instaló un mundo paralelo. Me refiero a Juan Guaidó. Pareciera que este mequetrefe desde una especie de máquina del tiempo accionó los botones equivocados y de repente apareció como presidente encargado en su mundo paralelo.
La mojiganga de Guaidó como una especie de iluminado, desconociendo todos los aspectos del mundo real, se montó en la tarima de una calle, frente a unos pocos actores políticos y se proclamó presidente encargado de un país que solo existe en su cerebro trastornado. A partir de ese día el sujeto hizo gala de su estupidez y comenzaron las acciones para demostrarle a una parte de mundo que él gobernaría desde una atalaya ubicada en su ilusorio mundo paralelo.
Si aceptamos que un mundo paralelo es una copia del universo con aspectos contrarios y si admitimos, con todos sus defectos, que el mundo el cual vivimos, es decir el real, es el bueno, entonces el mundo paralelo del saltimbanqui Guaidó es el malo. Y no es malo porque todo lo que hace le sale fatal, sino que no puede hacer nada porque ese mundo no existe, solo vive en su cerebro obtuso.
El payaso Guaidó se autoproclama y no tiene un sitio donde gobernar, dado que en Miraflores, sede del ejecutivo nacional, despacha el presidente MM. El "presidente autoproclamado" del mundo paralelo designa algunos funcionarios de un gobierno inexistente, pero ninguno de ellos reside en el país, todos viven en el extranjero, algunos de ellos buscados por la justicia por cargos de corrupción y tracción a la patria. Estos funcionarios designados tampoco pueden tener empleados. El mequetrefe no tiene dinero para pagar sueldos, ni tampoco tienen oficina en la Venezuela real, solo gobiernan en un mundo paralelo.
El rubicundo de Donald Trump y sus aliados de la UE y del cartel de Lima, le inventaron al mamarracho de Juan Guaidó una Venezuela artificial, una Venezuela paralela, una nación inexistente, que solo está presente en los medios comprometidos con el gran capital, donde lo nombran con cierta ironía burlona "presidente Guaidó". El país de este delincuente solo aparece en dichos medios, únicamente para revelar el robo escandaloso que estos grupos en comandita están cometiendo, así mismo, el despojo de los activos y las propiedades de la Venezuela real colocados en el extranjero.
En la Venezuela de Guaidó nadie puede hablar sobre el proyecto de presupuesto del año 2020; imposible hacerlo porque la factura petrolera la distribuye únicamente el presidente MM, tal como lo establece la Constitución de República Bolivariana de Venezuela. En la nación paralela de este atorrante todo el mundo vive feliz, dado que las sanciones y el bloqueo económico solicitado por él no tiene efecto sobre una población inexistente. Pero en la Venezuela real, los habitantes si sufren las iniquidades que estos facinerosos le están haciendo al país.
El anodino Juan Guaidó, en su mundo paralelo, convoca a marchas y manifestaciones en el ámbito nacional e internacional. A estas concentraciones asisten millones y millones de personas para glorificar al "líder mundial", videos que se hacen virales como el prototipo de la estupidez y la mentira. A las manifestaciones de ese mundo paralelo concurren personas con el don de la ubicuidad, seres omnipresentes que pueden estar en dos sitios en un mismo instante. Así lo revelan las fotos de las muchedumbres del mundo paralelo. Cosas de ese extraño universo.
El país paralelo de Guaidó no tiene ministerios ni ministro, por lo tanto no pude diseñar planes para resolver los problemas de los venezolanos. El presidente del país inexistente nombra un representante de Venezuela en la OEA, el ministerio de las colonias de EEUU, pero el desmemoriado "presidente virtual" no recuerda que Venezuela, la Venezuela real, se retiró de la OEA y nadie puede representarla en ese foro regional para el diálogo.
Es imposible gobernar sin fuerza armada, sin fuerzas policiales, sin servicios de salud, sin policías científicas, ni tampoco privado de los servicios básicos que les aseguren calidad de vida a los habitantes de una nación. Sin embargo, en el país paralelo del malhadado Guaidó no necesita nada de esto para "gobernar", simplemente porque ese administración solo existe en su cerebro esquizofrénico. La Venezuela de Juan Guaidó es un invento de Donald Trump para saciar, con las riquezas almacenadas en la Venezuela real, la glotonería de las grandes corporaciones económicas y financieras del capital.
La Venezuela paralela de Juan Guaidó está gobernada por los malos, si existieron las hadas buenas de los cuentos, ellos las mataron. Pretenden utilizar la plataforma de un país ficticio, apoyada por el capital internacional y por los bienes sustraído de las empresas del estado venezolano ubicadas en el extranjero, para saquear las riquezas de la Venezuela real.
Estamos en un momento de confrontación, la Venezuela paralela del arrastrado Juan Guaidó y la Venezuela de Simón de la Trinidad, la de los patriotas quienes lucharon y murieron para acabar con la colonización y la esclavitud a la que nos tenía sometido el imperio español. La amenaza subsiste y los venezolanos, herederos de aquellos que entregaron sus vidas para liberarnos del yugo opresor, debemos enfrentar a nuevos enemigos, con las mismas aspiraciones de los antiguos soldados del regimiento Numancia, representantes de aquella insaciable y corrupta aristocracia española.
Hoy tenemos enemigos tanto dentro como fuera de la patria, en este aciago período de la historia, surge de nuevo la cruzada de los soldados del imperio norteamericano. Una parte de ellos, está dirigida por el envilecido Juan Guaidó, quien utilizando las armas de la guerra de la cuarta generación pretende derrocar, con financiamiento de EEUU, el gobierno democrático del presidente MM. El mundo paralelo del cicatero Juan Guaidó y la pandilla que lo acompañan, es el mundo de la codicia, de la ambición. Estos, para saciar su ego y para hartarse de dólares, no les importaría tapizar las calles de Venezuela de sangre inocente. No se equivocó el escritor español Noel Clarasó (1899-1985) cuando expresó: "El dinero en el mundo estará siempre mal distribuido, porque nadie piensa en la manera de distribuirlo, sino en la manea de quedárselo". Lee que algo queda.