Torear al alimón, no es sólo que dos matadores tomen el capote por extremos opuestos y lidien la "bestia", que no lo es tanto cuando llega a sus predios, pues aparte que en esos casos escogen el animal de menos alzada, fuerza y velocidad, ya este viene "desguazado" por los peones de brega, banderilleros y finalmente picadores, sobre todo estos últimos, que lo que pudo ser aquel animal le convierten en un guiñapo.
Uno puede decir que dos buenos oradores "torearon al alimón", cuando de esa manera, al alimón hacen un excelente discurso. Cuando abordé este asunto, llegado aquí, recordé un celebrado discurso al alimón pronunciado en Buenos Aires por Pablo Neruda y Federico García Lorca. Me detuve. Puse en donde se debe esta nota: "Discurso al alimón pronunciado por Pablo Neruda y Federico García Lorca", lleno de dudas, pues temía mi memoria me hubiese hecho una jugada. ¡Hágalo usted lector amigo! Recibí la grata sorpresa que allí estaba.
Como dice el inmenso poeta de "Isla Negra", eso fue en 1933, cuando llegó a Buenos Aires en rol de cónsul chileno. Fue en esos días cuando conoció al poeta y dramaturgo andaluz, que como nos informa, éste llegó a Buenos Aires al montaje de su obra "Bodas de Sangre".
Dijo el chileno "Dimos una gran sorpresa. Habíamos preparado un discurso al alimón. Ustedes probablemente no saben lo que significa esa palabra y yo tampoco lo sabía." https://www.nodalcultura.am/2016/08/garcia-lorca-y-neruda-discurso-alimon-en-homenaje-a-dario/
Y parte de ese discurso al alimón, para mejor explicación fue este:
NERUDA: Darío. Porque, señoras…
LORCA: y señores…
NERUDA: ¿Dónde está, en Buenos Aires, la plaza de Rubén Darío?
LORCA: ¿Dónde está la estatua de Rubén Darío?
NERUDA: El amaba los parques. ¿Dónde está el parque Rubén Darío?
LORCA: ¿Dónde está la tienda de rosas de Rubén Darío?
NERUDA: ¿Dónde está el manzano y las manzanas de Rubén Darío?
LORCA: ¿Dónde está la mano cortada de Rubén Darío?
NERUDA: ¿Dónde está el aceite, la resina, el cisne de Rubén Darío?." https://www.nodalcultura.am/2016/08/garcia-lorca-y-neruda-discurso-alimon-en-homenaje-a-dario/
Los dos, intercalando sus discursos, hacen un reclamo a Buenos Aires por un reconocimiento al poeta nicaragüense Rubén Darío y hay coherencia entre ellos.
A esta altura el lector pudiera decir y con sobrada razón, "este viejo está loco. ¿A cuento de qué, con el título de este trabajo, mete aquí a Neruda y García Lorca? ¿Tiene algo de sensato que por la Tintori y Guaidó se haga uso de las gigantescas figuras del chileno y el inmortal andaluz y hasta a Rubén Darío?
Y sus razones tiene quien eso diga. Pero como dije al principio, usé la palabra al alimón, que Neruda siendo ya cónsul no sabía que significaba hasta ese día, para hacerme entender cuando hablase de los discursos de la señora Tintori y el señor Guaidó. Sabiendo que un discurso puede ser oral, gestual y mediante cualquier forma que comunique una idea o lance un mensaje. Y si el discurso al alimón de los dos poetas fue coherente, tanto como para poder "lidiar un toro", podemos comprobar que también lo fueron el de la esposa del jefe de Voluntad Popular y el del presidente interino de Venezuela, pese la primera lo pronunció de manera oral y para más vainas en inglés y el segundo de manera gestual, montado en el escenario, sin pronunciar palabra, pero "en vivo y en directo.
Quiero llamar la atención como la gente suele decir que borrachos y quienes hablan dormidos, generalmente dicen la verdad, no están preparados y en condiciones para mentir con convicción. Cuando se habla una lengua que uno no bien conoce – la señora Tintori habló en inglés – se tiende a hablar como los borrachos, decir las cosas exactamente como son, justamente por falta de un lenguaje rico para envolver a los oyentes. Y tomen en cuenta que cuando salió a excusarse por lo que dijo, justamente se fundamentó en el poco conocimiento que tiene de la lengua de Edgar Allan Poe.
No comparto la opinión según la cual la señora Tintori y Guaidó discreparon. Al contrario. Y hablaron al alimón y con coherencia como si cada uno hubiese agarrado el capote por el sitio debido para dirigirse al centro de la plaza donde se hallaba el toro.
El fuerte de ambos no es la lengua, ni siquiera la materna. Guaidó es tan discreto en gastar la palabra como dispendioso con los dólares de la nación y los que los gringos le aportan. O para decirlo a lo venezolano, "el muchacho no es de mucho hablar" y no porque sea inteligente como piensan quienes les molesta quienes hablan bastante, sino porque es un "Juan Peña", el personaje del cuento de Pedro Emilio Coll, "El Diente Roto". Por eso, la Tintori, en su inglés de "muelle", como decía un viejo amigo, confesó "que su organización "Rescate Venezuela" trabaja con paramilitares para distribuir ayuda humanitaria en Venezuela." Y no contenta con lo anterior aseguró:
"Quienes nos ayudan a tener campamentos humanitarios en cada estado del país son los grupos irregulares".
https://www.aporrea.org/oposicion/n347194.html
La señora Tintori, después de pasada la resaca que le dejó el hablar en inglés y comprobar que se pasó de sincera y veraz, recogió velas o, como se dice, intentó hacer "control de daños" y manifestó que "Lamentablemente cometí un error en el uso del idioma inglés por el cual me excuso, que hizo que comunicara un mensaje equivocado y alejado de la verdad". https://www.aporrea.org/oposicion/n347194.html
Pero ya no había vuelta atrás, el "daño" o mejor, el arranque de sinceridad por la borrachera propia de quien habla en lengua que no controla lo elemental, ya estaba hecho y expuesto.
Y fue esa, la parte de la señora Tintori en el discurso al alimón con Guaidó, acerca de sus relaciones políticas ocultas en esta guerra "no convencional" contra el gobierno.
La de Guaidó fue en otro estilo. Ya aquí no cabe mencionar a Pablo Neruda, el chileno ni a Federico García Lorca de Granada, los amos y maestros de la palabra, sino a Marcel Marceau y Charles Chaplin o a la inversa, porque el primero fue un resultado del segundo, los genios de la mímica, el gesto y el "silencio estruendoso".
Guaidó no pronunció discurso oral, porque como ya dijimos arriba, él más bien a lo Juan Peña y a lo mejor, si uno se "fija bien", hasta se lame uno de sus dientes. Hacer discursos no es su fuerte, lo suyo es lo gestual. Es tan cierto esto que corre por las redes una fotografía suya donde para contrarrestar el discurso de Chávez, sus propuestas y aspiraciones, el apeló a pelarse las nalgas. Y debe ser eso un discurso muy profundo que uno todavía no comprende y en Cumaná solían decir que "Dios no le dio cacho a burro". El no fue a ningún auditorio como ese que usó la señora Tintori a convencer con sus razones y de lo edificante de ser aliado de paramilitares y narcotraficantes, sino apeló al gesto, pues se retrató de lo más sonreído, con una sonrisa de cachete a cachete, en un espacio desolado, donde no estaba más nadie sino él, sus acompañante desde Caracas y quienes allí le esperaban, "Los Rastrojos". Fue una magistral y contundente puesta en escena; la parte discursiva al alimón de Guaidó. Son estilos, porque nadie se parece a otro pese estén de acuerdo en muchas cosas.