"Coño, no me calo más este gafo. Primero, fue el inepto de Capriles y ahora el bobolongo de Guaidó". Estas palabras no son mías, es la expresión de un vecino mío en el metro mientras revisaba el celular. En ese instante le apareció Juan Guaidó arengando unos de sus insubstanciales discursos. Esto me sirvió para analizar lo citado por mi compañero de asiento. Mentalmente comencé a revisar las actuaciones del autoproclamado y me convencí que aquel cercano tenía razón.
Ciertamente, tan solo un gafo que se levanta en una avenida y se declara presidente interino y el mismo cree su embuste.
Cuando escucho a Juan Guaidó repetir sobre el fin de la usurpación reitero de la gafura de ese súper anodino, mejor dicho, un soberano tonto. Parece que el autoproclamado no advierte que el usurpador es él, el despreciable y descarado violador de la constitución. Desafortunadamente sus adláteres alardean por el mundo sobre la "presidencia interina" del gafo.
Son muchos de los comportamientos que me obligan a pensar que Juan Guaidó es gafo. Por ejemplo, en sus discursos insípidos repite hasta el cansancio el fin de la dictadura. Una dictadura bien extraña. Él, siendo usurpador, conspirador, traidor, un aliado de narcotraficantes, paramilitares y criminales quienes operan en la frontera, sin embargo el autoproclamado camina felizmente, como si nada, por las calles de Caracas. Así mismo asiste sin problema a las reuniones de la AN en desacato.
Juan Guaidó nombra funcionarios para ocupar cargos en "funciones públicas", pero dichos "burócratas" residen en el exterior, por lo tanto no pueden ejercer funciones dentro del país. Esto es una prueba clara de la estupidez de un ser con pretensiones políticas.
Uno cree que uno ha visto todas las gafuras de Juan Guaidó, pero este mequetrefe es como una ametralladora, dispara muchas estupideces por segundo apuntando hacia todos lados. El autoproclamado nombra a unos "funcionarios" para representar su gobierno imaginario ante la ONU y finalmente, no pueden hablar ante la asamblea por carecer de credenciales. ¿Es o no es una gafedad dicha acción?
Cada quien tiene derecho a cometer tonterías, lo malo es que tales actuaciones involucren terceras o millones de personas. El gafo de Juan Guaidó cree que es él quien está dando la pelea contra el presidente MM. El gafo, el tonto útil, parece ignorar que, cuando el gobierno de Donald Trump le quite el respaldo, tanto financiero como político, sus pretensiones de "presidente" se convertirán en humo y de Juan Guaidó solo quedará un cascarón vacío.
Lamentablemente Juan Guadó lo acompañan unos cuantos vivos quienes se aprovechan de la situación para dilapidar los fondos del país y robar descaradamente nuestros activos colocados en el exterior. Y a su lado también aparecen, de vez en cuando, un centenar de idiotas, los eternos asistentes, quienes acuden a sus "concentraciones" para escuchar el mismo discurso, plagado de mentiras, desde hace doce meses.
El gafo Guaidó reconoce la vicepresidenta Delcy Rodríguez nombrada por el presidente MM, pero no reconoce al jefe del poder ejecutivo, quien la designa. ¿Es o no es esto una gafura?
Juan Guaidó viola descaradamente la restricción del tribunal de abandonar el país, lo acompañan unos paramilitares y uno asesinos en tierra colombiana, se toma fotos con unos criminales armados, se monta en las camionetas de los bandidos que lo escoltan y lo entregan al gobierno neogranadino. Finalmente afirma con cara de idiota, ante los medios de comunicación, que él no sabía quiénes eran sus anfitriones. En este caso, tengo la seguridad que, durante la intervención frente a las cámaras, la cara de gafo que mostró Guaidó no le costó mucho.
Tengo entendido que los actos de las asambleas de diputados o senadores en cualquier parte del mundo guardan cierta solemnidad. Tan solo un gafo como Guaidó en función de presidente de la asamblea, quien dirige la discusión, se muestra en hemiciclo engullendo doritos y platanitos como su estuvieran en una función cine, al igual como lo hizo Stalin González.
La historia registra la actuación de un emperador romano llamado Tiberio Claudio Augusto (10 aC – 41 dC), a quien por su cojera y tartamudez fue considerado tonto y quizás, fue por esto lo llevaron hasta la alta magistratura. Lamentablemente para sus enemigos, además de sus defectos físicos tenía otras y fructuosas virtudes. Era un reputado historiador y destacado político, quien conociendo el arte de gobernar desbarató algunas sediciones que pretendieron acabar con su regencia. Estamos en el caso de un político que parecía tonto pero al final descubrieron que de esto no tenía un pelo. En Venezuela tenemos un político con cara de gafo y se compota como tal. Por esta razón fue escogido como tonto útil por el gobierno de Donald Trump para cometer todas las tropelías, causantes de cruentas desgracias a millones de venezolanos.
Recientemente algunos astrofísicos conocedores del tema han descubierto sondas extraterrestres, las cuales podrían estar estudiando el comportamiento de los terrícolas. Espero que la investigación, si es que es cierta, no apunte sus antenas hacia Venezuela y tomen como modelo el "gobierno del autoproclamado" Juan Guaidó. Sería verdaderamente triste que otra civilización tomara como paradigma las acciones de un ser pueril como Juan Guaidó, un imbécil empeñado en destruir un país y la vida de millones de seres humanos.
La gafura de Juan Guaidó pareciera un chiste o un objeto de burla, dada la cantidad de estupideces que comete. Si hasta aquí se limitaran sus actuaciones no habría problema, pero cuando se advierte que a este mequetrefe lo montó en un autobús la derecha internacional que pretende llevarlo al poder, las situación cambia. Detrás de la gafura de Guaidó están los gobiernos norteamericano, canadiense y los de la UE, las avaras corporaciones financieras, agropecuarias, los consorcios militares, las corporaciones energéticas, las empresas mineras, entre tantos bichos con cara de gente cuyo único interés son las riquezas del país, sin importarles un carajo la democracia y los derechos humanos.
Juan Guadó fue el tonto útil escogido para llevar un plan tenebroso para convertir a Venezuela en una colonia de los capitales internacionales que todo lo miden en términos de negocios. El modelo de este espurio "presidente interino", es el modelo liberal del Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Argentina que tanto daño le están causando a sus pueblos.
Algunos pensarán que Juan Guaidó no es tan gafo porque se está metiendo una bola de billetes mal habidos. El mundo nos da sorpresa y entre los humanos encontramos profesionales universitarios ladrones; familia noble como los Borbones, peculadores y estafadores; ministros prevaricadores; médicos y abogados agresores de sus esposas e hijos; presidentes blanqueadores de capital; ricos y sacerdotes pederastas; millonarios explotadores de la prostitución infantil; presidentes y ex presidentes narcotraficantes y paramilitares. Por esto no nos podemos sorprender que existan gafos con dinero, que lo hicieron porque el gobierno de EEUU se lo permitió y se lo puso en las manos. Es el caso de Juan Guaidó.
Por fortuna para los romanos Claudio, supuestamente, tenía cara de gafo y no lo era, contrariamente fue un hombre muy inteligente. Desgraciadamente Guaidó tiene cara de gafo y es gafo, tirando a bruto. Tan solo un ser con estas condiciones es capaz de destruir a un país, llevar las desgracias a millones de seres humanos y sin inmutarse, declarar en la prensa nacional como internacional una letanía de estupideces. Le recuerdo a Juan Guaidó una frase de Leonardo da Vinci, uno de los hombres más inteligentes de ha conocido la historia: "Quien no valora la vida no se la merece". Y juzgo que Guaidó no la valora. Lee que algo queda.