Memorias de un escuálido en decadencia

Dobleplay

Jueves, 17/10/2019 03:44 PM

¡Y la bola se va…se va…y se fue! Antes agarraron out al autoproclamado pendejo en la frontera abrazado con los miembros caídos de los Rastrojos, y ahora agarran out en la tribuna central del estadio de Washington al compañero de cantos y labores, Stalin. -bachiller- González. Lo que se llama un dobleplay, como narraría Carlitos González. Ya la vagabundería nuestra barrió las bases hace tiempo. Todos pensamos en robar sin importarnos un carajo la gente que nos apoya. Ya la vaina está dando pena, pena, penita, pena, porque así tampoco es la cosa. Hay que aparentar que por lo menos estamos luchando a brazo partido y codo a codo al lado del pueblo para sacar esta dictadura del poder y colocarnos nosotros para, ahora sí carajo, poner a la gente a gobernar y al carajo los enfermos.

Pero la vaina es que con esa mala conducta que tenemos nosotros, de dárnosla de arrechos porque somos los decentes y pensantes del país, tampoco es bueno. Hay que sentarse a meditar. A pensar cómo carajo hacemos para justificar ese robo grandísimo y evidente que estamos haciendo no solo al compañero Trump sino a todos aquellos que colaboraron con nosotros cuando la ayuda humanitaria y el concierto des concierto de todos esos compañeros cantantes, que uno sí sabe de dónde son y a qué vinieron. O sea, que si estalla un peo nosotros como que somos los que lo vamos a pagar, porque usted y usted, la mandó a poner y si la pone la paga y sino la pone también.

Así que lo más arrecho es que el día que Stalin- bachiller- González estaba disfrutando del score en su tribuna principal, la Asamblea Nacional en desacato estaba reunida y nadie informó que su segundón vicepresidente estaba en Washington, pero no en el Salón Oval sino en el estadio viendo el juego. Y más bravo aún, el hombre envió un twitter como si estuviera en la Asamblea en desacato diciendo que estaba luchando contra la dictadura y out en primera. Además, no hay que olvidar que el bachiller estuvo antes en Noruega, en Oslo, no buscando el Premio Nobel de Sinvergüenza sino dialogando con la dictadura. Y un poco más tarde se rebajó a ir a Barbados para seguir el palabreo, y ahora aparece en el estadio apoyando las sanciones contra el país para que no vengan los peloteros de grandes ligas a jugar aquí. En verdad que cada día cometemos más errores, y por lo visto no nos vamos a cansar nunca. Ahora, cuando Stalin -bachiller- González le dé la palabra a alguien en la Asamblea, seguro va a decir: "El próximo en el turno al bate es el diputado Earle Herrera"

El papá de Margot llegó corriendo por la sala y decía: "Y el hombre está recorriendo las bases muerto de la risa después de conectar su primer jonrón en la liga". Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió su coñazo tan duro, que el vecino gritó: "Múdate, muérgano"

-Y el caballo vallo, la bola botó- me canta Margot

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