¡No me echen más cartas! La conversación entre la nueva cancillera colombiana y el embajador de Colombia en Estados Unidos, Francisco Santos, es una vaina que tiene nombre: Sinverguenzura adentro. Carajo, decir que el departamento de estado, el de Trump, está destruido, es no creer en el compañero Trump, y decir que solo PomPeo le está echando bolas a ese peo es una gran jalada de bola. Ese audio agarró a toda América Latina y más allá de más nunca, fuera de base, sobre todo porque el dúo dinámico Duque-Uribe estaba preparándose para el peo general que les venía el otro día, es decir el paro general tres estrellas. Y el audio estuvo repicando por todas partes. Tanto que Duque-Uribe llamó a Francisco –Pachito, porque le tienen confianza que jode- Santos para que se volviera a Colombia porque tenía algo importante que decirle. La verdad es que en ese audio se revelaron muchas verdades. Allí se dijo que Guaidó no servía para un carajo, y eso es verdad. Se dijo que El Tiar tampoco valía la pena a estas alturas, y esa vaina es verdad. Se dijo que la ayuda humanitaria fue un fiasco, y eso también es verdad. Pero también se dijeron unas vainas que dejan mucho que pensar. Sobre todo ese de invitar los europeos para que vayan a la frontera colombo-venezolana para que no se saquen a Venezuela de la cabeza y la tengan siempre en la mente. En el Top off mind, dijo el carajo que se llama la vaina. Es decir que la cancillera y el embajador pasaron la raya amarilla más allá de donde dice no pise la grama.
Antes de que escucháramos el audio, Monseñor Moronta, en Táchira, también había dicho que la ayuda humanitaria estaba hedionda a corrupción y a pecado capital. Así que ya la iglesia está al tanto. Y menos mal que monseñor Mario Moronta no dijo nada de la corrupción del interino, porque ese también está lleno de pecados capitales por todas partes. Y mientras tanto nosotros fuimos el 16 a una marcha que nadie vio pero que nuestro amigo Marco Rubio puso un tuit donde dejó claro que en esa marcha estaba medio mundo y más. Es decir, una vaina que nadie se lo creyó, porque nadie sabía para dónde ir justo el día de la marcha. Parece que a última hora, el interino dijo que fueran a la embajada de Bolivia a cantar el himno, y un seguidor nuestro dijo que no se sabían el himno de Bolivia: "Entonces cantamos el de aquí".- Dijo una mujer ahí.
Lo que sí es cierto es que el interino o autoproclamado o como se llame, ya no tiene vida, y está dando la pena que jode, y lo peor es que él no lo sabe, porque sigue dando más pena todavía diciendo que ahora sí, que con marchas todos los días se acabará el cese a la marchación, perdón a la usurpación. Lo único que aprendimos de la marcha pasada es que después del 16 viene el 17 y el 18, y esa vaina se agradece, porque al fin aprendimos una vaina con el rastrojo menor.
El papá de Margot prendió el televisor y estaba en el canal ocho, y allí vio la cara de la cancillera Claudia Blum y el Embajador del diario El Tiempo, Francisco –Pachito- Santos, y se escuchaba clarito cuando hablaban diciendo todo ese montón de vainas que nadie es capaz de decir es su pleno juicio. "Estos carajos- dijo el papá de Margot- en vez de ocuparse de sus peos en Colombia, que son bastantes, quieren tumbar a Maduro como que si él fuera el culpable de todos los dirigentes sociales que han asesinado allá. Qué bolas". Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió aquel coñazo tan duro que la vaina retumbó en el Paseo Los Próceres, y los estudiantes que estaban marchando comenzaron a dispersarse de repente.
-Quiero sentarme contigo en la yerbita- Me canta Margot