Calderón Berti, la verdadera caldera

Viernes, 06/12/2019 01:45 PM

"Toda vida es una marcha desde la inocencia,

por la tentación, hasta la virtud o el vicio"

Lyman Abbott

"El talento sin Probidad es un Azote"

Simón Bolívar

 

Mi amiga, copeyana y por supuesto opositora, de esas que siguen creyendo en la voracidad de los comunistas para comerse a los niños; con sus modales propios de una religiosa; con una breve pasantía en su época de estudiante en la facultad del petróleo en Maracaibo, hasta que el amor la apartó; este pequeño detalle le permite hablar con más propiedad que la "experta" petrolera Delsa Solórzano. Admiradora de Calderón Berti, porque –según ella– en Venezuela no existe una persona, con más conocimientos sobre la materia que este señor.

En días pasados me la conseguí en una cola de un bodegón –las nuevas boutiques– y al pedirle su opinión sobre su admirado personaje, me dio la impresión, que la frustración es tan descomunal, como la expresión de los ojos agigantados de Calderón, causándome risas al expresar sin pelos en la lengua: ¡Me convencí que para pendejo no se estudia!

De toda la repartición ficticia por el no menos ficticio: el autoproclamado, uno de los pocos desconocidos por haber ocupado importantes cargos en los gobiernos de la cuarta República es precisamente Humberto Calderón Berti, nombrado embajador en la hermana República de Colombia, casi en el ocaso de su vida –78 años– para terminar haciendo el verdadero papel de "pendejo"–es lo que uno piensa–porque en ese reparto a manos llenas de dólares, nadie puede creer que no le haya caído algo en la alforja.

La vida nos va enseñando, cual es el camino correcto; todo depende de la avaricia, y los intereses de clase para resbalar hacia lo putrefacto, precisamente donde ha caído el embajador del autoproclamado, quien se ha convertido en una verdadera CALDERA, y es tan grande el rollo armado en su corta estadía en su ambulante e imaginario cargo, que toda parece una CALDERADA. Quién puede creer, que una persona con las ínfulas de catedrático cuarto republicano, con todas las soluciones en las manos, se halla dejado llevar por un delincuente convicto y confeso, al extremo, que no es raro verlo achicharrarse en la misma caldera, que ha ayudado a montar.

Las revelaciones de Humberto Calderón en Colombia, nos hace creer en todo lo que ha pasado, y por cuestiones de la edad y sus raíces socialcristianas, lo podemos excusar de las placenteras aventuras de algunos diputados, que montaron una orgía al estilo de Donald Trump, con los dólares en la mano. Ahora, se encuentra en un dilema: corre o se encarama, y por la edad, lo más sano es seguir soltando prendas, para medio salvar la metida de "pata", a pesar de las amenazas por parte de los gringos; aunque, es muy poco lo que no se sabe, pero ahora agarra otra dimensión, porque no es un chavista, el que presenta los testimonios: es Humberto Calderón Berti.

El mismo Calderón Berti, que ocupó importantes cargos tantos en los gobiernos de COPEY y AD, y fue recibido con bombos y platillos por el arrastrado de Iván Duque, por intermedio del canciller colombiano Carlos Holmes Trujillo, con las siguientes palabras: "Para mí es muy grato, en nombre del Presidente Iván Duque, recibir de manos del Embajador Humberto Calderón Berti, las copias de las cartas credenciales que lo acreditan como Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Colombia"

La vaina que le han echado o se dejó echar, creyendo que los mangos estaban bajitos no tiene nombre. Las opciones están claramente definidas: está más cerca de aquí, que, de allá, porque ni Trump, lo va a salvar, también está montado en una caldera hirviendo, y menos el autoproclamado, ni formando parte del grupo "los rastrojos". Solamente en un país libre y democrático, como Venezuela se les respetan los derechos a los ciudadanos; y es tan así, que el interino a cometido las más viles traiciones, y todavía no lo llaman ni siquiera a declarar. ¿Cuándo llegará el día de ver este pajarito enjaulado?

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