¿Será que los adecos se volvieron locos de remate?

Domingo, 22/12/2019 11:14 AM

En qué cabeza cabe destituir a Carlos Andrés Piñango Pérez (Tatanga) que, por filiación consanguínea, viene siendo y es, nada más y nada menos, nieto del expresidente, Carlos Andrés Pérez, que por propios esfuerzos de voluntad propia, tenía como función dentro de su facultad política entre otras, ejercer el cargo de secretario juvenil del Comité Ejecutivo, seccional Miranda, del partido AD, que ha ganado un perfil que pica y se extiende que falta poco, para traspasar el más allá como político entregado en vida a esa organización política que por desgracia y sin discusión, tiene como secretario general de por vida, con todos los derechos a su alcance y poder, y aún bajo tierra si algún día llegara a suceder, a Ramos Allup, conocido en los bajos fondos de su popularidad sin menos cabo como espoleta Allup y, que cuando más joven le cargó el maletín de su poder, a la secretaria Blanca Ibáñez, y el que quiera surgir tras de él, debe también cargarle el maletín que le dé razones precisas a un aval de consideración y respeto de fundición como político adeco.

Véanse en este espejo de las virtudes y saquen las conclusiones que les abra los ojos de la conciencia crítica, si el nieto de CAP, tiene o no, razón de quejarse y, de manifestar su inconformidad de injusticia con la decisión de destituirlo, negra como una mancha que le tiñe su alma por demás, y lo llena de inquietudes después, de opacarlo y tirarlo al cementerio de los cadáveres sin destino en el mausoleo adeco, cuando él ha sido dentro del trajinar del ir trepando peldaño a peldaño la larga escalera de las ambiciones que sin egoísmo de personalidad no ganada ganó, como: Director de Atención al Ciudadano en la AN, Secretario de Finanzas en el CNP, Ejecutivo de Ventas en Expert Lub CA, Pasante en Mercadeo en Sanfart, pasante en Mercantil Internacional CA, Asistente de Organización de Evento en Banco de sillas de rueda, Asistente de Investigación en CDS, y además, es licenciado en comunicación social, sin menoscabar otros cargos dentro de AD que le dan más vida política que CAP y Ramos Allup juntos y, que en el Psuv quisieran tener un líder como ése. ¡Salve Dios ese monumento que han tumbado los adecos! Y, que lo deja a la intemperie dentro de tantos males que se producen en Venezuela.

¿Son o no son injustos los adecos que conforman la Dirección General de ese partido? Que como una nube negra de oprobio caerá sobre ese partido por los venideros años por venir dentro del panorama nacional, y que la prole adeca debe quejarse con las manos levantas y, más que se acerca enero, donde los adecos como parte de la oposición deben estar unidos alrededor de ese líder que se les puede ir de las manos como es el presidente Guaidó y, quede una AN velada de intrigas e irritada de malos pensamientos que entristezcan tantos, pero tantos cadávares insepultos que ha dejado Ramos Allup como secretario a la diatriba de la especulación nacional de atropello a esa AN que, en lo adelante será virtual como poder legislativo de Venezuela.

Y es por eso que por mandato y expresión de CAP, podemos afirmar que la política la inventó, el diablo, que ahora se entrecruza en AD como partido del pueblo que solamente, los juanbimberos de su revolución la entienden que como jugada, le hicieron a ese líder de la juventud que hacia lucir a ese partido de vida joven, sin saltar charcos como antes lo hizo su abuelo para ganar popularidad y que Ramos Allup no hace nada para sacarlo del charco en que lo tiene metido, y no se atreve a saltar y, en vez de ver hacia adelante ve hacia atrás, sin razón alguna que lo acerque a un proceder que deja mucho que desear que apartan a unos y lo alejan de marcar las esperanzas que nunca se pierden, pero que maltratan liderazgos que se pierden en las neblinas de las malas ideas de politiqueros que han perdido el Norte, pero no el Norte de Trump que los domina y, lo más que le molesta a Carlos Andrés Piñango Pérez como nieto de CAP es el procedimiento empleado para destituirlo, es más no le dieron, el derecho al pataleo, ni lo que dice la ley de sus días de descargar sus juicios sin previo aviso y, como siempre sucede en esos organismos políticos botado quedó y, lo peor, no le perdonaron que es nieto de CAP, y aún así se lo tiraron y, pobre de él que como secretario ejecutivo que fue. Pero de todos modos desde todo punto de vista, ellos, son blancos, además adecos y, adeco, por la máxima popular que soltó, Rómulo Betancourt, es adeco hasta que se muere. Y ya, se dejó de ser adeco y, no hay otra forma que los manche de egoístas.

Y Carlos Andrés Piñango Pérez, nieto de CAP, no dejará de ser adeco, ni nieto de CAP tampoco.

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