La salida de Guaidó hacia Colombia, hacia donde se dirigió, según las primeras informaciones a una "cumbre contra el terrorismo", lo que pudiera ser un chiste o circunstancia como para decir "los burros se juntan para rascarse", ha dado origen a muchos comentarios, pero la mayoría de ellos parecieran no aludir al asunto de fondo y hasta crucial de lo que en verdad eso significa.
Porque éste, al parecer como simple gesto, después de aquel de haberse autoproclamado presidente y luego los posteriores, la salida ilegal y clandestina hacia Colombia, cuando según se dijo y se mostró con fotografías se reunió con "Los Rastrojos", para liderar aquel gesto de insurgencia que fue el intento de introducir a Venezuela presunta ayuda humanitaria y el del alzamiento militar en donde apareció acompañado de Leopoldo López en un puente caraqueño, tiene tanta o más gravedad y trascendencia todavía, por lo insistente.
De un lado se habló de un reto o gesto de desenfado frente a Leopoldo López a quien, quienes eso dijeron, debía consultarle o pedirle permiso. Hasta se habló de lo mismo con respecto a la oposición toda, tanto que para el día de su viaje, como imprevisto al parecer, según dijeron, tenía planificada varias reuniones con los suyos. ¡Se fue y les dejó entendiendo!
Nuestro amigo Teófilo Santaella, siempre muy juicioso, por algo le repaldan largos años vividos intensamente, ha dicho y le tomamos como muestra de lo que hasta ahora hemos sostenido "El señor diputado Juan Guaidó no solo se burla del gobierno que preside Nicolás Maduro, sino que con su mayor desfachatez se burla del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), y se va a Colombia a reunirse con Pompeo y el presidente colombiano."*
Pero también abunda entre los partidarios del gobierno, como suele suceder ante todo, la fuerte tendencia a justificar al gobierno central, al Poder Ejecutivo y particularmente al presidente, echándole la culpa a otros y eso se manifiesta señalando que hubo quienes se prestaron para que Guaidó saliese "subrepticiamente" y en consecuencia para ellos solicitan castigo. Es una manera de consolarse, justificar y hasta justificarse. Es como aquellos que acusan a monetaristas dentro del gobierno de la catástrofe en el manejo monetario para salvar la responsabilidad del Jefe del Estado. Lo que en el lenguaje coloquial venezolano se llama "pagar con el más pendejo" o con el ciego y no con quien a éste le cedió la lanza.
Pareciera ser que todavía no nos hubiesemos percatado suficientemente que, a partir de los primeros días de este mes, el cuadro político, la correlación de fuerzas interna y las posibilidades de alianzas cambiaron sustancialmente. Dicho así, no solo para el gobierno y todos aquellos que pudieran estar interesados en una opción de cambio en favor de los intereses nacionales, lo que no significa por esa opción en particular sino también dentro de lo que hasta ahora, por razones de identificación y comunicación pudiéramos llamar la oposición radical, esa que se visualiza o plasma en la figura de Guaidó.
La declaración de Guaidó relativa a su desprendimiento del control o sujeción partidista de Voluntad Popular, que dicho de otra manera, es establecer una nueva relación frente a Leopoldo López, no fue resultado de una decisión personal suya. Entre los grupos que le apoyan, distintos a Voluntad Popular, desde meses atrás y más cuando se acercaba el momento de elegir nuevo presidente de la AN o ratificarle, se venía exigiendo eso insistentemente. Fue una demanda fundamentada en la nueva correlación de fuerzas dadas las rupturas habidas y las por venir, los nuevos acomodos y como resultado de los persistentes errores en el desarrollo de la política de ese universo, que las organizaciones distintas a Voluntar Popular venían haciendo. Era un reclamo por demás conocido. No fue eso una decisión estrictamente personal de Guaidó, sino derivada de los cambios habidos. Hubo, sin que al parecer no nos hubiésemos dado cuenta, también un cambio en la dirigencia opositora, algo que no se logra en el frente oficial, dado que se exhibe, y hasta muchos así lo perciben, como triunfalista.
Al margen de las relaciones que López pudiera tener con factores internacionales de la política, como el Departamento de Estado y la UE, es evidente que en el frente opositor del cual ha formado parte ha venido perdiendo influencia por sistintas circunstancias que al lector nada le cuesta hilvanar. El grado de influencia de su partido en el universo venezolano que se opone al gobierno, dentro de la multitud, se ha degrsadado y vueltoinsignificante cuantitativamente hablando. Y esto se puede comprobar sin mucho esfuerzo, revisando las cifras de Interlaces, de Luis Vicente León, muy confiables para ese fin. Es posible que por su origen, sus relaciones familiares y los grupos económicos, haya tenido antes mucho respaldo, pero frente a los acontecimientos y el cúmulo de errores de los cuales es responsable, eso ha cambiado sustancialmente, tanto como para que Guaidó, dada la petición que se le hizo, tomó la iniciativa de declararse "libre" de sujeción a VP y pedir posteriormente esa facultad le fuese otorgada. Y es hasta llamativo, como fuentes de ese partido, sin mucho dismulo y hasta sin duda ni nada de tomarse tiempo para decidir, le atendió el "favor" solicitado.
En realidad, de lo que se trata es que el centro del plan internacional contra Venezuela, no específicamente contra Maduro y el PSUV, es el que todos conocemos y este es apoderarse de los recursos materiales que posee. Eso lo sabemos todos, pero al momento de analizar, por los efectos punzantes y hasta dominantes de las vísceras, lo olvidamos. Al capital internacional ni siquiera un gobierno de la estirpe de aquellos de AD y Copei de antaño le satisfacen. Y menos uno donde el Estado deba atender las exigencias de la representación popular con el grado de conciencia del venezolano de ahora.
Y no estamos decubriendo la pólvora, es demasiado obvio. La mejor opción para el capital internacional no es esa bobería de "salir del usurpador", "rescatar la democracia", "derrotar la dictadura". Es posible o mejor es verdad que, unos cuantos vcenezolanos, mucho más de los que uno desea, en eso creen. Pero de lo que se trata es alcanzar un estado de cosas en las cuales el capital internacional pueda disponer a su antojo, sin ninguna restricción o límite de lo que nos pertenece, sobre todo en un momento de la coyuntura mundial donde distintas potencias capitalistas y de diferentes áreas se disputan el control. Y la mejor manera de hacerlo es disolver el Estado venezolano, dada la enorma cantidad de nacionales, muho mayor que antes, que tiene claro lo que nos corresponde y el rol que jugamos en el mundo y los derechos que nos son inhrentes. Y más, si le agregamos a eso, la actitud del ejército venezolano, lo que a nuestro parecer no es nueva, viene del fondo de la historia.
"La salida" de Guaidó a Colombia, como el inusitado gesto suyo de declararse presidente interino, violar la constitución como decimos los venezolanos "al revés y al derecho", está inscrita en ese plan. Se trata de volver a retar al Estado venezolano e intentar demostrar ante el mundo y los nacionales mismos que no tenemos gobierno y que cada quien puede hacer lo que se le antoje tal como sucede en el campo económico, donde ya lograron en buena medida sus fines. Sería bueno leer las declaraciones de Víctor Álvarez dadas a Panorama de Maracaibo sobre este asunto.
https://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Economista-Alvarez-Es-posible-que-tengamos-una-inflacion-de-3.000-este-2020-20200119-0015.html
Y todo eso significa continuar el plan de desconocer la vigencia de las leyes y hasta alentar la violencia como forma de resolver nuestros desacuerdos. Es en eso en lo que anda Guaidó y justamente lo que coincide a diario con las definciones del gobierno de EEUU en sus relaciones con Venezuela.
Eso de provocar más descontento entre quienes apoyan al gobierno por el hecho que no reaccione como ellos demandan frente al proceder de Guaidó, es lo mismo que genera en el pueblo todo. Y es al mismo tiempo una incitación a los venezolanos a revelarse fente a la legalidad o mostrarse indiferente o partidaria frente a una invasión.
*Me refiero al artículo de T. Santaella, titulado "Guaidó se burla del TSJ" publicado el 19-01-2020 en Aporrea, del cual no ponemos el link por no poder acceder a éste.