Turisteando con Guaidó

Miércoles, 12/02/2020 03:20 PM

La gira turística de Guaidó fue un acontecimiento mediático muy bien preparado. La "agencia" de viajes preparó la excursión con las mejores locaciones posibles, acumulando a su paso maravillosas fotos "espontáneas" perfectamente preparadas para la ocasión. Contó con toda la cobertura necesaria para que la extrema derecha conservadora mundial apareciera retratada junto a su experimento siniestro, su espurio subpresidente, el holograma Juan Guaidó. El cual destacó por andar impecablemente vestido para la ocasión, apertrechado con finos trajes acartonados a la medida, que le hacían parecer un patitieso muñequito de torta hecho de jabón de panela.

Fue la puesta en escena necesaria para seguir justificando la intervención extranjera, el bloqueo comercial y financiero, así como la agresiva política de amedrentamiento en contra de las instituciones venezolanas. Ninguno de los padrinos de Guaidó ha ofrecido alternativas en el marco constitucional y democrático. Todo su accionar se basa en la amenaza con el garrote y la búsqueda de salidas de fuerza, siempre pasando por encima de la voluntad del pueblo.

Ignora fatalmente el diputado Guaidó, que todos los presidentes títeres impuestos por Estados Unidos en países como Irak, Afganistán o Libia, a duras penas han podido "gobernar" escondidos en búnkeres, a buen resguardo de la ira popular. Sin la legitimidad que otorga ser elegido por la mayoría del pueblo venezolano, Guaidó pasará a la historia como una triste marioneta (sin fuerza, ni poder real) en el tablero político de Donald Trump y sus belicosos aliados. Un peón más, totalmente sacrificable en cualquier negociación.

Hay que resaltar que Guaidó estuvo acompañado en su fantabulosa gira turística de una escuálida y putrefacta delegación compuesta por reconocidos vividores y estafadores confesos, los "notables" apátridas Julio Borges y Carlos Vecchio, cuyos rimbombantes cargos monárquicos carecen de legitimidad alguna para representar cabalmente al país. Son escasamente unos torpes payasos que acompañan con morisquetas el triste circo de Guaidó.

En el caso de Borges, se configura como la mayor aberración en la historia política venezolana, el máximum apátrida de la derecha criolla (Capo di tutti capi). Este nefasto personaje deambuló rastreramente por todo el planeta (de banco en banco) mal poniendo al país, pidiendo el bloqueo en contra de las cuentas corresponsales de la Nación. Impidiendo, con sus maléficas acciones, las más elementales transacciones de compra de alimentos, medicamentos, materias primas, bienes de capital, pagos de la deuda, etc. Este siniestro personaje deberá pagar con cárcel por todos sus aberrantes crímenes.

Finalizada la gira turística planetaria del bufón Guaidó le espera en el país otro crudo escenario. Nada de alfombra roja. La realidad política a lo interno de Venezuela es otra. A Guaidó no lo eligió ningún venezolano como subpresidente vitalicio. Por lo tanto, su cargo imaginario, su endeble holograma presidencial, seguirá siendo "reconocido" al interior del país únicamente por los ínfimos partidarios de la fauna que cohabita dentro la extrema derecha golpista.

El turista Guaidó no tiene mando, ni administrativo, ni legal, ni moral sobre ninguna institución venezolana (ya ni siquiera tiene despacho en la propia Asamblea Nacional). El repudio hacia él y su partido de extrema derecha Voluntad Popular es inmenso (catastrófico a nivel electoral). Por eso están atrapados en una ineludible disyuntiva: de aceptar el camino electoral, serían derrotados de manera humillante en las urnas. Su única forma de sobrevivir políticamente y seguir poniéndole las garras a las dadivosas "ayudas" internacionales (millones y millones de dólares en manos de esta avariciosa facción política), es mantener la agenda de la confrontación, el golpismo y la salida violenta de manera indefinida. No les importa para nada la angustia y las vicisitudes del pueblo. Son unos verdaderos parásitos que carcomen todo a su paso.

Por el camino de la intimidación y el golpismo, el funesto turista Guaidó, seguirá exhibiendo los mismos resultados obtenidos hasta ahora: cero logros. Sin el apoyo del pueblo, seguirán tropezando de fracaso en fracaso, hasta que sus airados benefactores se cansen de seguir financiando su ostentosa vida de bacanales, lujos y excelsos placeres.

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