Dice un dicho que “verdugo no pide clemencia”, pero hay otro, a manera de refrán, que igualmente señala: “quién mata a hierro no puede pedir morir a sombrerazos”. Y es lo que percibimos en esta nueva ocasión, en la que se ha visto involucrado, nuevamente, el autoproclamado presidente (e) de Venezuela, Juan Guaidó, una vez que ha armado todo un escándalo con sus chillidos tras sufrir este fin de semana un presunto atentado, una vez que visitó el estado Lara, para promover sus nuevos planes golpistas.
Hay quienes aseguran, del lado de la revolución, que esta vez Guaidó se dejó ver las “medias rosadas”, por cuanto los hechos que se vivieron en Barquisimeto, para presuntamente opacar su visita a la ciudad de los crepúsculos, fue meramente un montaje de la ultraderecha, para buscar encender de nuevo la candelita, que afortunadamente fue apagada a tiempo.
Tenemos que recordar que Guaidó una vez que regresó del imperio al país lo primero que dijo era que traía nuevos planes y sorpresitas que esta vez si iban a dar el resultado esperado para dar con el traste del gobierno revolucionario.
Tomándole la palabra al primer promotor de la desestabilización del país, se entiende entonces, de manera clara y contundente, que todo lo ocurrido en Lara fue un mero show, que solo buscaba promover un posible enfrentamiento armado, que dejara de paso varios muertos y heridos, para así tener el imperio la excusa de intervenir de manera injerencista a nuestra nación con sus marines.
Desde luego, abortado este nuevo plan, a Guaidó no le ha quedado más remedio decir que intentaron asesinarlo, para así buscar notoriedad, incluso a nivel internacional, con el apoyo de los Medios de Comunicación Social que están al servicio de los intereses del imperio norteamericano.
Guaidó, reiteramos, con sus alaridos, ha dicho que lo ocurrido en Lara fue un vil atentado, que no tiene perdón de Dios. En repuesta a semejante pronunciamiento el pueblo se preguntará: ¿Quién sería tan bruto de intentar asesinar a un personaje de su talla, a plena luz del día, sin tomar en cuenta las acciones de sus escoltas y sus compañeros, que por cierto se hicieron los locos para no actuar?
No hay duda entonces que todo fue un falso positivo, que buscó generar, una vez más, incertidumbre en el país, debido a los constantes fracasos que han llevado al auto proclamado a cocinarse en su propia salsa.
Se dice que el gerente de Mercabar estaba dirigiendo las operaciones de los encapuchados…lo que si pudimos ver es que Guaidó lo miraba fijamente, quizás confundiéndolo con el negro del WhatsApp, lo que hizo que se le viera la boca hecha agua.
Se nos ha hecho saber también que el representante del primer Centro de acopio de la zona Centro Occidental del país iba aprovechar la visita de Guaidó a Barquisimeto para decirle, o más bien para reclamarle, que debido a sus llamados insensatos, pidiendo más sanciones y que se fortalezca el bloqueo en contra de Venezuela, ahora los pocos alimentos que llegan ese centro de distribución vienen muchos más caros y de mala calidad por falta de los agroquímicos, lo que hace que las familias de Lara, y de los estados vecinos, se vean imposibilitados de adquirirlos. ¿Qué les parece esta excusa? Absurda verdad. Pero a la hora de inventar, todo es posible, solo hay que promoverlo.
Pues bien, tenemos que decir entonces que el presunto atentado que recibió Guaidó en Lara no debió hacerse, ni lo apoyamos, ni nos alegramos del mismo, pero en cambio el magnicidio que se intentó en perjuicio del presidente Nicolás Maduro con el dron tal parece que hay que aplaudirlo y festejarlo hasta más no poder, como de hecho la oposición lo ha celebrado a lo largo de todo el país.
Pero alguien dijo en televisión que los fracasos por lo general tienden a olvidarse, aquí igualmente se ha pretendido que las afamadas guarimbas que protagonizaron los más exaltados de la oposición queden en el pasado, dejando atrás las numerosas víctimas, entre ellas, la de aquel joven que vilmente fue asesinado una vez que lo incendiaron vivo, solo por creerlo chavista.
Hasta ahora los más sensatos de la oposición no han lamentado estos hechos que tiñeron de sangre el suelo venezolano, pero muchos menos los han rechazado los representantes de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) que alientan más bien el golpe de Estado y el caos.
Es decir, la oposición -con Guaidó a la cabeza- olvidan que “el vino que es bueno para la pava, también es bueno para el pavo”, pues ellos pretenden mostrarse como víctimas ante el presunto atentado de Lara, mientras llevan más de 20 años queriendo incendiar el país, por sus cuatro costados.
Dejamos en claro que bajo ningún concepto apoyamos, del lado de la revolución, las acciones violentas, por cuanto más bien nos hemos distinguido, a lo largo del tiempo, a través de nuestros escritos, en preservar la paz y en promover el diálogo, el entendimiento y el reencuentro entre todos los venezolanos, como lo ha venido haciendo también el propio presidente Nicolás Maduro.
A Guaidó una vez más le salió el tiro por la culata…aunque recorra nuevamente con sus cantos de sirenas el mundo con el dinero que se ha robado de todos los venezolanos, a través de la empresa Citgo y con el apoyo del imperio.
No olvidamos también que al consecuente golpista lo vimos en Lara más bien sonriente, cada vez que miraba al gerente de Mercal, creyendo quizás equivocadamente que se trataba –repetimos- del negro del WhatsApp.