De verdad que no pasa un día que la oposición extremista del país, en el caso de Venezuela, no le deje nuevas sorpresas al pueblo. Esta vez vienen utilizando a las redes sociales para asegurar, como si fueran verdaderos científicos, que la vacuna contra la Covid-19, que acaba de patentar Rusia, no sirve para nada y aun así –reclaman- el presidente Nicolás Maduro va a permitir que sea utilizada para experimentar con los venezolanos, dicen.
Es evidente que la extrema derecha, en clara consonancia con el imperio, utiliza el argumento de la nueva vacuna, que afortunadamente viene a garantizarle al mundo una posibilidad para contrarrestar la mortal pandemia, como un artificio por demás absurdo, primero para desprestigiar las políticas sanitarias de Rusia, y en nuestro caso, al gobierno legítimo del presidente Maduro.
Utilizar este hecho, esta estrategia, como elemento propagandístico, deja al descubierto la clase de calaña que integran los mandos estratégicos en materia comunicacional de la oposición. Juegan a diario, incluso, con la vida de los venezolanos. Poco les importa que el pueblo este sano, lo único que les interesa es mal poner al gobierno revolucionario para ver si tienen éxito y hacer que se desmorone.
Los extremistas de la oposición son tan ciegos que no entienden que el mundo en pleno viene rogando para que aparezca cuanto antes una vacuna que permita controlar las acciones mortales de la Covid-19.
Olvidan, incluso, que hace poco tiempo atrás, muchos miembros de la sociedad estadounidense, ante el desespero que los embarga, bebieron incluso, escúchese bien, desinfectantes, a instancias del propio presidente Trump, para contra restar el mortal virus.
Ahora resulta que se pretende intimidar al pueblo venezolano para que nadie utilice la vacuna que Rusia, como buen amigo y aliado de Venezuela, piensa suministrarle al país, para proceder a inocular, gratuitamente, a toda la población, no como ocurre en el propio imperio, que hay que pagar por cualquier servicio médico que se requiere, como pasa también en algunos países de nuestro Continente, como es el caso de Colombia, Brasil y Chile.
Así pues que la extrema derecha de Venezuela, con la aparición de la vacuna contra el Covid-19, que por fortuna la patentó Rusia, porque si fuera EE.UU, de seguro la negaría, siente que el gobierno revolucionario, una vez que la aplique, se fortalecerá, y eso en el fondo es un contrapeso para ellos, más ahora que se acercan las elecciones parlamentarias para elegir a los nuevos diputados, y con ello una nueva directiva de la Asamblea Nacional (AN).
Las cartas están echadas, el propio presidente Maduro, sin arrogancia y sin miedo, ha dicho que será el primero en vacunarse, no obstante la oposición muy pendiente de contrarrestar lo que dice el jefe de Estado ya dijo que eso es inaceptable, pues los primeros que deberían recibir la dosis –alegan- deben ser los médicos.
No cabe duda que la oposición sigue sin argumentos válidos y contundes para rebatir al gobierno.
En más de 20 años que llevamos de revolución aún no se han dignado en presentarle un proyecto viable, válido, al electorado del país…solo se preocupan y se desviven por idear planes macabros y golpistas.
De hecho el pueblo venezolano sabe que a la oposición solo les interesa llegar al poder por la vía defacta, por la vía de la fuerza, desconociendo los procesos electorales, por demás legales, pues la idea es acabar de un solo plumazo con la Constitución, la cual es sin duda la piedra de tranca a los intereses del imperio.