La oposición venezolana o más bien sus representantes, desde los más sensatos hasta los más radicales, no dan pie con bola. Y no lo dan porque no reconocen la realidad nacional, el entorno latinocaribeño ni la compleja dinámica geopolítica mundial. Porque no aprecian nuestro país ni nuestra venezolanidad y no se identifican con sus compatriotas. Porque, cegados por las ansias de salir de la "dictadura" y del "rrrégimen castro-comunista" que solo existe en sus mentes calenturientas, no son capaces de asumir dignamente el papel que les corresponde.
Situación que sin embargo les ha permitido a los "demócratas" ubicados en un extremo del continuum oposicionista, capitalizar su supuesta disposición a dialogar para exigir, exigir, y exigir... Entre otras cosas: privilegios y exenciones judiciales para seres imperdonables y presencias en la Asamblea Nacional y en el Consejo Nacional Electoral totalmente desproporcionadas con su fuerza y los curules que ocupan. Muy merecidas por haberse "calado" a Chávez y a los pata en el suelo en el poder durante más de 20 años, como se desprende de las patéticas e irrespetuosas intervenciones de sus representantes en la reunión de la Comisión Especial de la AN para el Diálogo,la Paz y la Reconciliación con el Presidente de la República.
Intervenciones que dejaron traslucir su verdadero propósito: Restaurar la IV República. Promover la derogación de la Ley de Tierras, sabotear la de las Ciudades Comunales e impulsar las que favorecen intereses compartidos con una burguesía integralmente dependiente e incapaz de producir o de ensamblar nada sin cobijarse bajo el paraguas del Gobierno.
Afortunadamente, el presidente Maduro, quien de política sí sabe bastante, los puso en su sitio. Afortunadamente, son minoría en la AN. Y más afortunadamente aún, en nuestra Constitución que parecen desconocer, queda claro que no vivimos en un régimen parlamentario y que ellos como poder constituido tienen que estar al servicio del Colectivo Pueblo.
En el otro extremo de del continuum nos encontramos con los lacayos del imperio, muy de moda en estos días, restauradores ya no de la IV República, copada de gente medio pelo, sino de la gloriosa época del mantuanaje, tal como se desprende de la alardeada alcurnia del jefe de la estructura piramidal y de los mensajes entre golpistas revelados esta semana.
Donde el primero, cómodamente instalado en España, da órdenes a sus lugartenientes y estos a los suyos para que recluten a los "malandros" que van a hacer el trabajo sucio y a enfrentar a los órganos de seguridad. Estructura propia del clasismo y racismo que subyace tras las acciones terroristas (y más disimuladamente tras las institucionales) organizadas para destruir y desmembrar el país que dicen defender, así como para devolver a las catacumbas al pueblo que pregonan proteger.
Venceremos