Solemos decir, "dime con quién andas y te diré quién eres".
Las madres de uno, por lo menos en mi caso, le predicaban con aquello de, "ya sabes, no te reúnas con cualquiera, escoge bien a tus amiguitos".
Siendo ellas, nuestras madres del barrio Río Viejo, aquel barrio al final del serpenteante camino que llevaba a Las Palomas, uno más grande y poblado, aldea en gran medida de pescadores, atravesado por corrientes de agua, como pequeños canales por los desbordamientos del río Manzanares, ya llegando cansado a su desembocadura, y por lo tanto, por demás humildes, solían aconsejarnos de conformidad con su vida misma, como con aquella recomendación que le lanzaban a uno, un mensaje ajeno al mal gusto y si destinado a optar " por lo bueno", que en el caso de ellas, significaba por la gente donde prevaleciesen las virtudes. Y en ellas, virtudes eran lo bello, sano, generoso, honesto, la solidaridad y particularmente, mi madre, siempre puso empeño que le diese mucho valor "a los muchachos que les gusta estudiar". Nada de dejarse arrastrar por "los más vivos y aprontaos" pese pareciesen vestidos de "virtuosos".
Para ellas, "los buenos amiguitos" no eran aquellos que mejor vistiesen, echasen pinta o viviesen cómodamente, como los del centro de la ciudad, sino quienes no diesen demostraciones de mala educación, como embusteros, egoístas, hablachentos, "buscadores de pleitos" y hasta con algunas muy malas costumbres, como cogerse lo que no era de él. Y de estos había, pocos, pero había, en ambos lados.
Aparecerse en casa con algo que no era nuestro, era, en primera instancia, como un delito y había que explicar convincentemente de dónde habíamos sacado eso y los motivos por qué estaba en nuestras manos. De lo contrario, había que salir de inmediato a buscar su dueño y entregárselo en sus propias manos. Para eso, nuestras madres, estaban prestas a salir con uno con ese fin.
"¿Cómo no iba a terminar ese muchacho en la cárcel o en lo que es, si nunca supo escoger buenas amistades?" Y uno podría preguntarse, ¿si no tuvo una buena madre?
Así sentenciaban en mi pueblo cuando se hablaba de alguien que había llegado al descrédito público, hasta sin haber sido sentenciado por la justicia estatal, pero sí por la comunidad.
Uno lee la reseña biográfica de López, lo que incluye su familia, deduce el nivel de ingreso de la misma, los estudios que presuntamente ha hecho, las escuelas donde estos hizo, buena parte de ellas en EEUU, estaría obligado a suponer estamos frente a un individuo de, aparte de excelente formación académica, muy buena educación, lo que implica el saber relacionarse con la comunidad toda, la que a uno le rodea en lo inmediato y la que está más allá. Pero también, eso le lleva a uno a pensar, sin escucharle antes ni leerle algo, aunque una sea una pequeña carta a un amigo o a la novia, lo que antes uno, por pena mucho acostumbraba, pese a esta le veía todos los días y hasta a cada momento, se trata de una persona de mucho talento y con un tesoro de conocimientos.
Pero el López que uno ha visto actuar en la política venezolana durante los últimos 20 años, no sé si por excesiva modestia o estrategia, pareciera empeñado en ocultar lo que la academia debió darle, lo que nos lleva a recordar a aquel lema, hasta escrito en las paredes de entrada a esa universidad "Lo que natura non da, Salamanca non lo presta". Es decir, como se suele decir en Venezuela, es posible que haya pasado por esos colegios o universidades, como que hasta según hizo una maestría en Harvard, pero "ellas, las escuelas, no pasaron por él".
Digo esto porque en los 20 años que llevo leyendo acerca del joven, yo tengo 83, es decir comencé a saber de él cuando ya era un viejo de 63, y formado parte de un universo de venezolanos más o menos bien informados, jamás le he leído o escuchado decir nada significativo, al margen que su visión del mundo sea distante de la de uno. Lo que uno lee acerca de él son noticias más vinculadas a eso que los periodistas llaman hasta peyorativamente "sucesos", que lo vinculado a la política propiamente dicha y a todo lo que reclame talento. Porque, en un lado u otro del universo del pensamiento nacional y universal, hay ideas, opiniones trascendentes, bien fundamentadas, dignas de discutir para un fin u otro. Creo que, hasta con todo el bajo nivel intelectual de Guaidó y su poca significativa carga académica, salvo aquello de enseñar las nalgas a manera de protestar su inconformidad, lo que es por demás confuso, en menos tiempo, ha dicho más cosas que López, pues este parece ser más bien un hombre de "acción", pese su carga académica.
¿Pero hablando de acción, accionar, en este asunto qué es lo que ha distinguido a López?
En el accionar uno distingue grandes guerreros. Bolívar y Sucre, tuvieron la virtud de ser dos grandes, geniales estrategas militares, pero al mismo tiempo dejaron constancia, demostraciones, de haber sido profundos pensadores y estrategas políticos.
Páez, fue en sus primeros años de guerrero, hasta llegar a la presidencia de la República, un feroz, audaz combatiente y estratega militar, pero como se solía decir, "de muy pocas luces" o bajo nivel cultural. En el gobierno aprendió el arte de la política y se desempeñó con relativo éxito, tomando como referencia su tiempo y aspiraciones individuales y de clase y, al final, puso esmero en forjarse una exquisita cultura, tanto que, terminó siendo aficionado a la muy buena música y las letras. Eso sí, se cuidó que el ejercicio del poder le premiase por sus servicios a la patria de una suficiente renta para vivir el resto de su vida sin apremios fuera del país.
López no se ha cuidado de actuar en un sentido u otro. No es el pensador, el diseñador de ideas y estrategias, de conformidad con sus supuestos estudios, como esa maestría en Harvard y tampoco con su origen. Nadie sabe qué se propondría hacer como gobernante, salvo achicharrar a los chavistas y todo izquierdista, pese este no haya tenido contacto alguno con el gobierno. Y esto no es un invento o infamia de nuestra parte, sino que los hechos solo eso revelan.
Su accionar en la política, aparte de haber sido un gobernante y administrador, pues fue Alcalde, como cualquier otro, está caracterizado por la violencia y no esa de los grandes guerreros de los cuales hablamos arriba, sino la de los pandilleros de las calles, armados de piedras y hasta antorchas para quemar lo que se les atraviese, hasta a la gente misma.
Esta, la anterior, es la imagen que uno tiene de López y no porque se le esté inventando, por mala fe, discrepar de lo que encarna, sino porque es lo único que le hemos visto haciendo. Tanto que bien podríamos llamarle "el rey de la guarimba". Tanto que, de las tantas atrocidades que en este país se han cometido en los últimos años, en buena medida en ellas está grabada su impronta.
Y dice esto, alguien que procura ser tan equilibrado, que el miércoles pasado, viendo la parte inicial del programa de Diosdado Cabello, "Con el Mazo Dando", la que siempre, en la medida de lo posible veo, para acceder a alguna información que me sea útil, como esta, cogí una enorme calentera, cuando haciendo alusión a la fecha de aquel aberrante, idiota y despreciable acto que fue "el asalto al tren de El Encanto", casi se deshizo en elogios.
Es decir, este López que, por lo visto estudió en buenos colegios estadounidenses, no sé si por esto mismo o por lo asimilado en su entorno más cercano, pareciera creer que el país es como un juguete que le trajo el niño Jesús en nochebuena y por ser suyo, sólo suyo, no acepta que otro se lo toque y por eso apela a lo que tenga a mano, piedras, gasolina, tuercas, guayas atravesadas en las calles para degollar motorizados, donde predominan los pobres, lo que sea, menos una razón, una idea digna de ser discutida. Salvo su interlocutor sean personas como Abrams, en cuyo caso se transforma en aquello que dijo de los gobernantes de América Latina Pedo Pablo K., el expresidente peruano.
"Ellos, los de la misma estirpe, andan en la calle y se encuentran", como "los burros para rascarse".
López se encontró en el camino a Eliot Abrams, o este a él o ambos se encontraron, se vieron a la cara y se dieron cuenta que eran de la misma gente. Incluso, quien averigüe el currículo del gringo, no por casualidad, hallará como el mismo.
El gringo que es de la misma estirpe y proceder, le consiguió los recursos para que repotenciara su guerra. Al final, viéndose los dos en medio del campo de batalla solos, rodeados por todo un esterero de basura, pendones rotos y una estruendosa soledad, ahora hablan que siempre repudiaron la guerra, la violencia y en consecuencia la abstención, en lo que López todavía nada claro tiene.
Pero el gringo, más zorro o vampiro, porque su figura eso alude, si sabe que perdieron la guerra y deben cambiar, aunque sea "por ahora", pero, allí está su error, porque la dicha nunca llega completa, sigue creyendo o deseando que el tipo, para este nuevo desafío es López, no Guaidó, porque este "pobre muchacho" llegó allí por pura carambola, una jugada azarosa.
Pese haya, lo sé, lo hay, quien diga lo contrario, Humberto Calderón Berti, no es lo mismo que Eliot Abrams. Es un ingeniero petrolero egresado de la UCV con postgrado en EEUU y por un buen tiempo profesor de la UDO. Su currículo incluye haber sido militante de Copei, partido que, si bien lo hizo ministro de Energía y Minas, no lo tuvo en su alta dirigencia.
En sus tiempos de profesor en UDO, solía escribir sobre los temas del petróleo y de allí sus lectores aprendimos mucho y se le percibía como muy centrado en los intereses nacionales.
Quizás, determinantemente, digo yo, no lo sé con exactitud, por sus viejos vínculos, más que por sus concepciones, desde un primer momento se mostró contrario a Chávez. Pero por supuesto, para nadie inteligente y de buena fe, eso es motivo para endilgarle epítetos indebidos, delitos que nunca cometió y menos concepciones denigrantes y ni siquiera erradas, quizás sí discutibles.
Lo que parece borroso en Calderón Berti es que, dada su experiencia, formación intelectual, se haya dejado enredar en los planes de quienes hicieron de López, primero y luego por accidente o de manera "sobrevenida", como gustaba decir Chávez, a Guaidó, líderes de la oposición. Y lo que es peor, dejarse llevar en "principio", uso esta palabra entre comillas por lo que ahora está diciendo, por esos dos personajes.
Pues ahora, Calderón Berti, para morisquetear un poco y no reconocer sus errores iniciales habla que, llegado un momento "la politización acabó con todo, y eso ha sido muy lamentable, porque se corre el riesgo de perder la empresa". *
Su error consiste en decir lo anterior, desconociendo que, desde el mismo momento que inventaron lo del presidente interino y su gobierno, y a ellos les reconocieron poderes, como el de apoderarse de Citgo y Monómeros, ya estaban politizando e inventando fórmulas para lo que terminaría en una estafa. Y cuando dice que eso lo politizaron se refiere a tres cosas:
1. Que empezaron a poner al frente de esas empresas, sobre todo Monómeros "a personas cuyas credenciales eran ser militantes de partidos políticos". "Se empezó a politizar y los dirigentes políticos consideraron eso como una especie de piñata, de rebatiña. Me pareció absolutamente inconveniente." **
2. Pero dijo algo más contundente, como que "No hay que darle mucha vuelta: el gran responsable de lo que ha ocurrido en Monómeros se llama Leopoldo López, que politiza exageradamente con un sectarismo impresionante. Politiza todo a lo que le pone la mano, y es él el gran responsable de todo lo que está ocurriendo."***
3. Y agrega que, cuando llegó a Colombia, en el 2029, quienes allá estaban al frente de la política y negocios venezolanos, "en lugar de alinearse conmigo, en defensa de los intereses de la población venezolana, me declararon una guerra, dirigida por López". ****
Nadie lo ha dicho mejor que Calderón Berti, pese uno perciba ciertas limitaciones. Pues el experto petrolero se refiere sólo al asunto de Monómeros. Pero en cuanto al estado deplorable de la oposición venezolana, pérdida de Citgo, la indefensión del venezolano todo, que se mantiene inalterable, como simple observador, estupefacto, sin actuar, ante todo o lo malo que le hacen, como la congelación del salario, saboteo económico de EEUU, y ciertas clases políticas y la absoluta incompetencia y hasta indiferencia, como uno está terminando por creer, de quienes gobiernan, es el resultado de ese cúmulo de errores, una torre de basura tan grande que no tiene parangón, López es el principal culpable.
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