Las pasadas parlamentarias y las regionales fueron consumadas a la luz de diálogos y pactos, al régimen poco le importó, las perpetró violentando todos los preceptos de nuestra carta magna y democráticos, ni hablar del revocatorio, muerto al nacer por favores de las instituciones psuvizadas. Aunque todos los venezolanos en el país hubiésemos salido a depositar nuestras firmas la meta jamás se hubiese alcanzado, el CNE rojo rojito diseñó su estrategia para que la insuficiencia de puntos, de días, de horas, confabularan contra la buena fe de los ciudadanos.
Lo atemorizante de todo esto es la reacción de Jan Guaidó, quien propone más "diálogos" con posible suavizamiento de sanciones ¿Qué lógica tiene? Por sí fuera poco, hace unos días aseguró que para el 2024 la oposición tendrá un candidato único, o sea, anunció su rendición, pues el cese de la usurpación era su principal encomienda, al anunciar candidato presidencial 2024 implica que, de su parte, Maduro y su régimen se saldrán con la suya, culminarán el periodo de 6 años.
Otra alarmante realidad es la necesidad de los venezolanos (algunos) de atarse a una figura caudillista, mesiánica, al parecer lo ocurrido con Chávez no hizo mella en esa mentalidad tercermundista. Sí bien es cierto, Guaidó en su momento representó (aún) el último vestigio de legalidad y democracia, también es cierto que contra el castrismo no se puede ser constitucional ni democrático, a estas alturas Guaidó es más una imposición internacional que una querencia venezolana, mantiene mismos niveles de rechazo que Maduro.
No hay salidas fáciles ni improvisadas, lo primero es relegitimar una nueva oposición o, que la actual (Juan Guaidó), comience aportar prontos resultados que redunden en el bienestar de los venezolanos… y eso estimado lector no se vislumbra repitiendo las mismas estrategias que le han hecho grandes réditos al chavismo.
Repetimos, lo primero es relegitimar a la oposición, que seamos los venezolanos quienes decidamos los nuevos representantes del querer de los venezolanos, no la comunidad internacional, comunidad que se aferra al manual diplomático contra quienes hacen de este papel de baño… perdonen nuestra franqueza.
A febrero 2022 el juego está trancado, principalmente porque los venezolanos carecen de empatía para con toda su dirigencia política, sean chavistas o variopintos, hasta que no se remiende esta conexión nada cambiará, el chavismo no tendrá rival a pesar de su faraónico rechazo criollo y repudio internacional, continuará imponiendo su proyecto castrista.
No es momento de partidos políticos, la sociedad civil en su conjunto debe sumarse a la tarea del rescate de nuestra nación. Todos los sectores, sin excepciones, deben contribuir, tarea cuesta arriba ante una realidad que nos exige atender nuestro mundo personal/familiar y ante el temor certero de ejercer presión social ante la represión atroz de la que el régimen es dueño.
En todos los años que el chavismo ha ocupado el poder en Venezuela jamás había estado tan débil popularmente, es hoy el régimen más detestado en toda la historia de nuestro país, pero paradójicamente, nunca había estado tan firme en el poder ante una disgregación total de los venezolanos, sin unión política, sin liderazgo, con una comunidad internacional lerda, inútil, solo interesada por lo económico.
Guaidó es importante, no indispensable, al igual que todos en este país, no hay que sacrificar la nación por ningún hombre, el chavismo creyó era posible y miremos las trágicas consecuencias. En Venezuela debe reinar la realidad, la sensatez, los políticos son probablemente las personas a quienes preferiblemente jamás hay que darle segundas oportunidades ¡reflexionemos!