El cardenal, bateador emergente de los 25 que piden a Biden mantenga las sanciones

Viernes, 06/05/2022 03:14 PM

Hoy pensaba hacer un descanso y no enviar nada a Aporrea, pero un hecho inusitado, al cual no me referiré por el respeto y aprecio que siento por mucha gente, aunque de mi discrepen, me obligó a insistir sobre lo relativo a Baltazar Porras, llamado sólo así porque su conducta a eso me induce y las sanciones del gobierno de EEUU, que se cree dueño del mundo y mucha gente así lo acepta, sin importarle los particulares intereses, derechos de sus países y de ellos mismos. Nunca admitiré que mi país, Venezuela, sea colonia de nadie.

25 ciudadanos, la mayoría de ellos antes partidarios de las sanciones y también la invasión o derrocamiento del gobierno, dicho así, sin duda alguna, porque todo eso forma parte del plan que arrancó desde el año 2000, decidieron, para decirlo en lenguaje coloquial, "partir por la calle del medio" y plantear no sólo "el alivio de las sanciones", aunque alguno de ellos, muy nombrados, piensan más bien ellas deben ser suspendidas. Lo dicen de aquella manera para restarle aristas a quienes se quieran agarrar del documento para llamarles colaboracionistas, alacranes y hasta agentes de la tiranía. Pero también para manejar con amplitud las diferencias todavía existentes entre ellos, dadas las naturales dudas y temores de algunos. La coacción, el chantaje que se maneja o ejerce por diferentes medios, uno de ellos la propaganda y la difamación, suele ser "exitosa".

Ahora mismo, por mi anterior artículo sobre la demanda de Baltazar Porras, "en nombre de Dios", lo que constituye un pecado de grandes magnitudes que el Creador no podrá perdonar, dado el daño que con eso pretende hacer a la multitud que va más allá de los venezolanos, porque justifica un procedimiento no sólo injusto e ilegal, sino también violento, como darle justificación y sustento divino a los piratas y asaltantes de camino, he recibido insultos de toda naturaleza y también "en nombre de Dios".

Como dijo uno de los firmantes del documento, este no recoge exactamente, y eso es muy natural, el pensamiento de las individualidades, sino el resumen o síntesis de lo que hay en todos ellos, de allí que hayan llegado a un acuerdo que se expresa en la palabra "alivio". Que pese parezca como unba solicitud discreta, es un avance muy significativo, dado que de hecho reconoce el daño que ellas hacen.

Pero esos 25 que parecieran pocos, aunque en verdad son como la representación de un número inmensamente superior al pequeño grupo que se mantiene anclado en el pasado y se expresa con el mismo número de firmantes, no sólo solicitan "el alivio de las sanciones" sino la búsqueda de acuerdos entre ellos para formular un proyecto político o, como suelen decir, de país, que sirva para encontrarse en una candidatura única para enfrentar al gobierno en las elecciones previstas de acuerdo a lo constitucional. Es decir, ellos están diciendo "borrón y cuenta nueva", porque todo lo que ha acontecido producto de la acción opositora, bajo la dirección del mismo grupo que sigue anclado en las sanciones e invasión, no ha servido sino para mantener en el gobierno a un factor que ha cometido errores a granel, se ha equivocado persistentemente y pese todo lo que ahora acontece, no acaba de hallar la forma de impulsar los cambios a los que se prometieron desde su llegada al poder.

Es por demás evidente que quienes ahora gobiernan vienen perdiendo respaldo de manera ostensible y no parece haber muestra alguna que indique la posibilidad que esa tendencia se revierta. Pero también sucede lo mismo en la oposición.

Apenas salió a la luz ese documento de los 25, que no forman parte del universo opositor que tiene representación en la AN y que recoge el respaldo de un número mayor de venezolanos al que cuenta quienes siguen pidiendo sanciones y guerra "contra la dictadura", con lo que más que a esta, han afectado dolorosamente a los venezolanos, incluso a quienes les respaldan, otros 25 también enviaron su carta a Biden solicitando que siga en lo mismo; es decir que continúe haciendo lo que nos viene haciendo, porque le es importante no que la vida de los venezolanos mejore sino que ellos, aunque sea sobre las ruinas del país y los cadáveres de la mayoría de nosotros, entren a Miraflores, viniendo desde donde la mayoría de ellos ahora viven su "dolce vita", bien sea en Miami, Paris, Roma, Madrid o aquí mismito, bajo el amparo de Duque.

Es por demás notorio que la carta de los primeros 25, entre los cuales está un expresidente de Fedecámaras y Luis Vicente León, fue como un fogonazo. Como si una pequeña llama halló muy cerca el combustible necesario para se convirtiese en un enorme fuego que comenzó a desplazarse; como en medio de un inmenso, largo y ancho pastizal, ayudado por un viento fuerte y persistente.

Los distintos medios, las redes casi revientan en apoyo a esos 25. ¿Cómo pudo haber sucedido eso? ¿Acaso todos los "colaboracionistas", alacranes ya se habían ido y en consecuencia los acérrimos enemigos de la dictadura, contrarios a toda salida legal o intento de entendimiento para normalizar el país, habían consolidado su poder?

No fue así y no puede ser porque la insensatez es inconsistente y la realidad poderosa y terca, capaz de convencer a los más insensatos que no hayan perdido totalmente la razón o vendida su alma al diablo.

La historia venezolana tiene suficientes referencias para enseñar o mejor para que aprendamos, que es cierto aquello dicho por alguien unos cuantos años atrás, según lo cual, "los errores en política tienen un alto costo".

BBC Mundo, el 7 de diciembre del 2015, tituló de la manera siguiente, "La oposición de Venezuela obtuvo una amplia e histórica victoria en las elecciones parlamentarias celebradas este domingo." En esa oportunidad, pese los errores que se venían cometiendo desde el 2000, de cuando el golpe de Estado, la auto juramentación de Carmona Estanga, el paro petrolero y las insistentes guarimbas, la oposición logró derrotar al gobierno más no supo cobrar esa victoria, que trocó en derrota al ponerse en desacato por razones insustanciales. Estaban convencidos, inducidos por factores ajenos al interés nacional, que eso no bastaba, ni era la ruta para sacar del poder a quienes gobernaban desde Miraflores, sino que había que salir de ellos por la fuerza, sacarles del poder, para actuar con plena "libertad", la suya e ilegalmente frente a lo constitucional y los demás.

Y por esa misma vía continuaron. Hasta llegar al extremo de permitir que del seno de ellos emergiera el odio que se tradujo en la quema de seres vivos por parecerles "chavistas o partidarios del gobierno", sólo por su apariencia humilde.

Y como antes dije, los errores en política se pagan caro, cuestan mucho y lleva largos años corregir. La izquierda de las décadas del 60,70 y 80 del siglo XX, vivió la misma experiencia y por eso terminó como el archipiélago griego y más distantes unos grupos de otros que de las fuerzas que debían combatir.

Ahora, cuando el documento de los 25, que se suma a la oposición que antes había rectificado, sintiéndose la extrema derecha acorralada y reducida a cenizas, emerge el firmante 26 del segundo documento, el cardenal Baltazar Porras, como bateador emergente, para intentar cambiar el destino de un juego cuyo resultado final, de hecho ya está sentenciado. Tanto que el el gobierno y Fedecámaras han acordado revivir la ¡"Tripartita".

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