El estallido del G-4 y las tan abundantes formas de interpretarlo. La muerte del interinato y el aborto de Marquina

Viernes, 23/12/2022 01:52 PM

Al abordar este asunto, es bueno recordar que, los factores externos que han venido apoyando al "gobierno interino", le pusieron fecha de muerte unos meses atrás. Llegaron a la obligada conclusión que eso no les servía por diferentes causas.

Lo primero a considerar es que de nada le sirvió para tumbar al gobierno, pues este era el primer propósito. Tampoco para construir una opción gananciosa de las próximas elecciones y menos de la manera que le sería más conveniente, una representación parlamentaria contundente para hacer y deshacer.

Al contrario, cada día que transcurre, el universo opositor más se disgrega, la extrema derecha se diluye y la tendencia abstencionista se amplía, mientras el gobierno, pese pierde fuerzas por diferentes razones, bastantes conocidas, mantiene el mínimo de fuerzas para imponerse, aunque sea precariamente, en las próximas elecciones y EEUU, el gobierno de Biden y sus aliados de la OTAN, lo saben hasta más que nosotros.

La única manera de ganarle las elecciones al gobierno y hasta con la amplitud que el capital interno y externo desea y necesita para sus planes, es unir al inmenso universo opositor y descontento; y es como demasiado evidente, la figura de Guaidó y el G-4, que no es más que el remanente de los viejos partidos de la extrema derecha, no están en capacidad realizar esa gigantesca tarea y de alcanzar esa meta. Más si los tiempos se acortan. No son ellos las figuras y mecanismos más adecuados para unir a la oposición que es, por demás, un mar de contradicciones, de deseos de diferente naturaleza.

Hay un hecho curioso, digno de tomar en cuenta al momento de abordar todo este asunto. Desde el mismo día que Maduro tomó posesión de éste, su segundo período de gobierno, la oposición estuvo exigiendo en distintos medios y formas, "elecciones ya". Lo decía en los medios de comunicación, en la calle, en sus reuniones con gobiernos e instituciones internacionales. Era esa su consigna preferida.

De un tiempo para acá, se produjo un cambio que, para cualquier desprevenido o quien mire desde lejos, pareciera curioso y hasta extraño. La oposición, particularmente el G-4, el grupo más radical, abandonó esa consigna para conformarse con elecciones cuando corresponda, el 2024 y, para como vestirse de lujo, empezó a hablar ahora de "Elecciones Libres". Mientras que el gobierno, como quien mueve las piezas del dominó, tomó la abandonada por el G-4, la de "elecciones ya" y la puso sobre la mesa.

Pues unas elecciones hechas ahora mismo, serían ganadas por el gobierno, con la "generosa" ayuda de la abstención, sin mayores dificultades, no sólo en lo que respecta al poder ejecutivo sino también al legislativo.

Y tal cuadro descompuesto tiene dos grandes responsables que, en veces, el extremado estado de ánimo, el odio, apetitos desenfrenados por el poder y el dinero, la nociva influencia de la propaganda o la ideologización, no dejan que, actores que, por desgracia juegan roles importantes, perciban con claridad. El pueblo mismo está confundido y desconcertado al no sentirse representado en ninguna de las fuerzas que lideran el movimiento nacional. He leído a gente que sé honesta y llena de buenas intenciones, que ha estado en el bando opositor y habían venido cuestionando y hasta rechazando a Guaidó, que de repente le ven como una víctima y a quienes declaran el fin del interinato, como simples agentes del gobierno. Es una de las tantas simplezas del imaginario popular. Una, no cómoda ni interesada manera de interpretar lo acontecido, sino resultado de la poca perspicacia del observador y el impacto de lo acontecido; pues justamente por eso que llamo "poca perspicacia", inocencia, tal "salida", les agarró de sorpresa.

El gobierno venezolano, sin que nos quepa la menor duda, por errores del pasado, que algún día, "ese momento llegará", serán abordados con equilibrio, más los cometidos con posterioridad, dada la impronta que sobre él se impuso, una de gran amplitud y profundidad, está acorralado. Tanto lo está que, mientras mantiene el mismo viejo discurso, según el cual no sólo construye el socialismo sino que hasta lo profundiza y es, de hecho, radicalmente antiimperialista, halló en Fedecámaras, como secretamente, un mecanismo de enlace con sus enemigos y avanza en materia de acuerdos, mientras al público de las galerías se le distrae con la lucha enconada con el "interinato" y las pocas fuerzas del G-4.

Por los efectos de ese acuerdo que ya no es nada secreto, ni siquiera discreto, entre Fedecámaras, que ejerce ahora con verdadera autoridad de vocero de EEUU, el gobierno mantiene una política salarial y monetaria que facilita el chantaje con las movidas del dólar, en la cual él mismo ha hallado una compensación, tanto que casi le permitió pagar 4 meses de aguinaldos a los trabajadores públicos, con uno solo en realidad. Pero además, por ese contubernio, donde Fedecámaras también paga muy bajos salarios, pese lo haga más que el gobierno, porque hace grandes negocios con la descarada especulación y las transacciones a través de la banca, la inmensa mayoría de los venezolanos, pareciera haberse desentendido de la política, dicho así para usar una expresión muy convencional, y no se muestra dispuesta a votar. Actitud esta que, sin duda, por otras razones muy fáciles de entender e innecesarias aquí abordar, electoralmente favorece al gobierno.

Entonces, repito, eso explica el cambio de rol o de consignas, como que quienes ayer pedían elecciones ya, no las quieren por ahora y el gobierno se muestra ansioso de realizarlas cuanto antes. "El mundo al revés", como dijese Galeano.

El estallido del G-4, entonces se explica en la convicción que pareciera tener el gobierno de EEUU, que el interinato ya no le sirve, pues como dije antes, meses atrás anunció su fecha de muerte y como dijo Marquina, esa opción está agotada y lejos de facilitar las cosas para ganarle elecciones al gobierno produce un efecto contrario. Lejos de unir a la oposición, que va más allá del estrecho universo del G-4, ha elevado un inmenso muro, difícil de escalar y hasta horadar.

Pero hay algo más. Marquina, hablando en representación de una aplastante mayoría de los diputados integrantes del G-4, lo que habla no solo del rompimiento de este ente, sino otro más dentro de los partidos que lo integran, tanto que, al parecer, Ramos Allup se quedó sólo, anunció el fin de la presidencia interina, la muerte de Guaidó. Y al mismo tiempo de una "Junta Administradora", compuesta por 4 de ellos que escogerían en el momento oportuno, para continuar administrando los recursos venezolanos secuestrados por EEUU y sus aliados. Es como un intento de acabar con el interinato, anunciado por EEUU y quizás acordado en esas reuniones secretas de las cuales hemos hablado, pero manteniendo el control de un recurso útil para continuar en la búsqueda de acuerdos y subsistiendo con la misma "dignidad" de los anteriores administradores.

Pero hay otra lectura. Una que para nada se contradice con la anterior. Pudiera haber sucedido, no hay motivos para pensar lo contrario, que la "generosidad" de la administración hasta ahora vigente, la de Guaidó, sus jefes e íntimos aliados, no haya sido lo suficiente para satisfacer las naturales aspiraciones de quienes ahora se alzan y "claman por justicia" o repartición equitativa, lo que en nada contradice la eliminación de la "presidencia interina" y la continuación de las conversaciones, tal como van, pues las ventajas o puntos de apoyo antes existentes no se abandonan, solo que cambian de administradores o beneficiarios.

La "salida", no de Leopoldo López, que sería lo mismo que la de Guaidó, sino la de Marquina y sus acompañantes, no significa, por ahora, ningún cambio sustancial en la política de la oposición inherente al G-4. Sólo intentan cambiar de figuras, de liderazgo o simple representación. Tanto es esto así, que han ratificado la ilusa idea que la AN del 2015 sigue vigente, como si el tiempo no hubiese transcurrido y hablan de unas elecciones en su debido momento, como si tuviesen el poder para eso. Pese Marquina, de manera muy estudiada, en su discurso, quien esto no percibió que busque leerlo completo, admitió que ellos no tienen control sobre nada, salvo los recursos secuestrados en el exterior. Es decir, reconoció que el gobierno de Guaidó nunca ha existido y por eso, se han limitado a crear una Junta Administradora de los recursos en el exterior, para que reparta los beneficios de que de ellos se derivan, si no con más equidad, si para que quienes habían quedado al margen o fuera, ahora comiencen a recibir lo suyo. Es decir, el cambio es de pura forma, un reconocer pública y formalmente lo que todo el mundo sabe, que la tal presidencia interina no existe, pues no es constitucional ni ejerce poder alguno, salvo el manejo ilegal de los recursos tantas veces mencionados, que administraba Guaidó y su grupo o mejor quienes allí le pusieron.

Todo esto, mientras el verdadero diálogo, el establecido con el gobierno a través de Fedecámaras, funciona a cabalidad para los intereses del capital, mientras el gobierno se conforma con subsistir y llegar al puerto que sea pero con vida.

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