A través de la historia se han conocido todo tipo de políticos. Los hay ladrones, corruptos, malversadores, beodos, dementes, sinvergüenzas, infieles, tiranos, iletrados, mentecatos, arrogantes, mentirosos, desagradecidos, cobardes, traidores, timoratos… entre tantos epítetos que se les pueden endilgar. Algunos de ellos, desafortunadamente, reúnen en un solo individuo más de dos de estos calificativos, que a pesar de todo les ha permitido alcanzar una jefatura de estado, gobernación, un curul en el parlamento, un ministerio, hasta un alto cargo en cierto gobierno. Por desgracia, tales conductas afloran y se descubren una vez que están ejerciendo la labor pública.
En el planeta, en la actualidad, el liderazgo no se concibe sobre la base de una labor social conocida, tampoco en la filas de un sindicato, o en una organización estudiantil, ni tampoco forjado en la lucha dentro de una organización política, ni mucho menos en acciones que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de un conglomerado, o en la participación un un conflicto que favorezca al mejoramiento o la preservación del ambiente dentro de una comunidad. Ya esto no importa para los efectos de una campaña electoral. Modernamente los líderes se preparan y se conciben en lo que nuestra era tecnológica llama "marketing", es decir, una actividad, conjunto de instituciones y procesos para crear, comunicar, entregar y cambiar las ofertas que tengan valor para los consumidores, clientes, asociados y sociedades en general. El marketing sirve para incrementar las ventas en presencia de un producto o servicio. Por tal razón, esta metodología de negocios puede dirigirse a otras metas relacionadas con las ventas, pero que no es el propósito principal. Por ejemplo: dar a conocer o consolidar una marca.
Modernamente esto es lo que se hace, de igual manera, con los políticos. Tales individuos se convirtieron en un producto, una especie de mercancía la cual se puede vender, una marca a la que hay que dar a conocer o posicionar. Y como todo artículo, no importa que este sea bueno o malo, lo importante es utilizar una publicidad para ofrecerlo para que tenga un valor o reconocimiento entre los consumidores, en este caso los electores. Es algo así como un producto de la Polar, se vende como alimento pero en verdad no tiene ningún valor nutritivo. Lo importante es que los publicistas inventen una buena estrategia de propaganda que impacte a los consumidores y los convenzan, en el caso de la política serían los electores. Dicha cruzada tiene por objetivo que aquellos (los votantes) sufraguen a favor del producto, es decir del líder forjado a través de la campaña publicitaria.
Como en todo negocio, en estas campañas publicitarias acuden empresarios que deberán aportar dinero para las propagandas a través de las mass media, de las redes sociales, en la compra de periodistas y todo aquello que contribuya a dar a conocer la marca, es decir el líder. No cabe duda, tales aportes financieros deberán ser retribuidos en caso de ganar el candidato financiado. Más o menos sería una especie de contrato a futuro, en la ocasión de triunfar el líder recién elegido.
En el mundo son numerosos los presidentes desprovistos de experiencias en la arena política sino más bien ejecutivos de cámaras empresariales. Son estas las que intervienen directamente en la escogencia de un candidato presidencial, con la certeza que una vez que el gobernante termine el período presidencial podrá ocupar un alto cargo en algunas de las organizaciones financieras Internacionales: el FMI, BM, Banco Europeo de Inversiones (BEI), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), o también en una organización internacional como la ONU, OEA, OIT, OMS entre tantas instituciones burocráticas.
En América Central y Sudamérica han sido palmarias tales formas de escoger candidatos presidenciales, los cuales muchos de ellos llegaron a presidente. Es el caso de Vicente Fox, Peña Nieto, Lazo, Noboa, Piñera, Menem, Macri, entre tantos cuyas característica común es la de conformar gobiernos neoliberales que obedecían u obedecen a los mandatos del FMI y al Departamento de Estado de EEUU.
El caso de Venezuela es muy particular. Durante más de 40 años gobernaron dos partidos, Acción Democrática (AD) y Copey, alternándose en el poder durante cuatros décadas. Con una particularidad, la dirigencia anquilosada nunca se preocupó por preparar nuevas generaciones de líderes, ni tampoco se inquietaron por actualizar sus planteamientos doctrinarios. Cuando esto ocurría los viejos dirigentes prefirieron dividir el partido y así evitar nuevas figuras en la cúpula de dirigentes. Esto trajo como consecuencia que, cuando llega Hugo Chávez al poder ambos partidos no tenían generación de relevo. Sin embargo, Washington ya estaba haciendo su trabajo y en sus menús de opciones aparecieron nuevos perros falderos jóvenes para que hicieran lo mismo que hacían los viejos líderes de AD y Copey. Con una diferencia, los aprendices a presidentes provendrían de la burguesía adulante, los herederos de los mantuanos.
Surgen de esta manera una cáfila de inexpertos en la política que fueron preparados en EEUU para que una vez que llegaran a la presidencia deberían servir a sus intereses. Fue así que en esta agenda aparecen María Corina Machado, Leopoldo López, Henrique Capriles y otros como Juan Guaidó, a pesar de no estar vinculado con la burguesía arrastrada venezolana. Este mamarracho fue escogido y formado por el Departamento de Estado para ocupar una infausta "presidencia interina", que lo único que sirvió fue para que una cáfila de bandidos, sus socios, se robaran los bienes del país en complicidad con el gobierno de USA.
Como de los otros ya he tratado el tema debo ocuparme en este artículo de María Corina Machado (MCM), heredera de una de las familias con dinero que siempre ha estado cómoda, tanto con los dictadores como con los llamados demócratas. Es decir, eternamente hizo buenos negocios con los dólares petroleros que le entregaban los gobiernos.
La aparición de MCM en la política venezolana no es un azar, fue preparada por sus amos del norte para hacer presencia y oposición durante el gobierno de Chávez. Su falta de preparación política la convirtió en la eterna equivocada y la ególatra no dejó de cometer errores a lo largo de su devenir político. No hay un aciago evento de la oposición de la derecha venezolana en la que MAC no tenga metida sus narices. Firmó el acta de la consagración del golpe de estado del infausto Carmona; representó al gobierno de Panamá ante la OEA mientras era diputada de la República Bolivariana de Venezuela, esto le valió la expulsión del parlamento; se unió a Leopoldo López para participar en los disturbios que atentaron contra la paz de país, estas acciones causaron numerosos muertos; fue cómplice de los desmanes contra la cosa pública y privada, hasta la quema de venezolanos por diferencias políticas; apoyó y participó en todos los golpes de estados organizados por USA contra el presidente Maduro; es coautora del robo y secuestro de los activos venezolanos colocados en bancos extranjeros (CITGO, Monómeros, el oro en el banco Inglaterra…); solicitó la aplicación de medidas coercitivas unilaterales ante el gobierno de EUU y la UE, una infausta, indigna y desesperada forma obligar un cambio en la política de estado del gobierno venezolano; solicitó la intervención de tropas extranjeras para invadir a Venezuela; utiliza la mass media, tanto nacional como internacional, para proferir un sinnúmero de mentiras cuya finalidad es desestabilizar el gobierno; se reúne con agentes foráneos para realizar acciones anti venezolanas…
Todo el accionar de MCM durante más de veinte años descrito en el párrafo anterior ha causado numerosos infortunios al pueblo venezolano. Las medidas coercitivas unilaterales aplicadas, a su petición, al pueblo venezolano han sido causante de numerosas desgracias entre estas, el deterioro de los salarios debido a la falta divisas por el impedimento de exportar el crudo venezolano; el quiebre de numerosas fábricas y tiendas como consecuencia del aumento de la divisa y la imposibilidad de adquirir mercancía; la muerte de pacientes por la falta de medicinas debido a la escasez de divisas para comprarlas y la dificultad para importarlas; es responsable de las muertes de los niños que no pudieron ser trasladados al exterior para realizarle un trasplante, secuela del robo de estos fondos, por parte de sus aliados, para lo que el gobierno los tenía destinado; los momentos aciagos y desesperación de los venezolanos de bajos recursos por carencia de dinero y no poder comprar los alimentos y medicinas; la frustración y el estrés de los venezolanos ante este azaroso panorama causado por los militantes de la derecha venezolana. Esta es la macabra trayectoria de MCM, quien pretende llegar (nunca jamás) a la presidencia para ponerla al servicio del gobierno norteamericano.
Actualmente MCM está repitiendo la misma agenda de hace veinte años y renueva la solicitud de aplicación de medidas coercitivas contra Venezuela. Solamente porque el TSJ reiteró su inhabilitación por todo el daño que esta señora le ha causado al país. El dossier es más de lo señalado en el párrafo anterior, sin embargo, la señora testaruda amenaza nuevamente con la intervención del congreso de USA, como si este tuviese algo que ver con las decisiones del gobierno venezolano. De igual modo, el parlamento de la UE parece desechar los alegatos del TSJ y se pronuncia, como ultimátum, con desconocer las elecciones del 2024. Es perceptible que obvian en su resolución que Venezuela si sabe ejercer su soberanía, algo que la UE desconoce dada su entrega a Washington. Bolívar, en el siglo XIX, peleó y derrotó la monarquía española, bien pudiera el gobierno venezolano no reconocer las monarquías europeas, cuyos reyes no son elegidos por el voto universal, secreto y directo.
MCM no está por encima de la ley a pesar de su herencia mantuana, que le llegó a esta sin mover una paja, además, por encima de ella están las aspiraciones de treinta millones de venezolanos. Muchos patriotas murieron por la soberanía e independencia, las cuales la fatídica señora se las quiere entregar en bandeja de plata a los yanquis. Por eso voy hacer mía las palabras del filósofo griego Aristóteles: "Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de sus ciudadanos" Lee que algo queda.