En el mundo financiero nacional, todos deben recordar a Orlando Castro; quien fue un empresario y banquero venezolano, cuyo conglomerado financiero de bancos y agencias de seguros colapsó en 1994, siendo posteriormente condenado y encarcelado en los Estados Unidos bajo cargos de fraude bancario.
Orlando Castro fue un habilidoso empresario quien llegó a Venezuela sin ningún bien de fortuna. Como él mismo decía: "Lo único que me traje fue un palmbeach"; solía decir eso, refiriéndose al hecho de que llegó solo con el traje de lino que llevaba puesto. Castro comienza su carrera como vendedor de pólizas de capitalización. Posteriormente asciende en la empresa donde prestaba sus servicios para luego fundar grupos bancarios y de seguros. Castro era un conocedor de la política y los políticos venezolanos. Se jactaba de conocer mejor que nadie la naturaleza del venezolano.
En Venezuela desarrolló sus negocios al frente del Grupo Progreso Latinoamericana, que abarcaba los bancos Progreso y República, Seguros, Emisoras y otras empresas.
Quienes vivieron la crisis financiera de 1994 recuerdan el comercial del Banco República, donde su dueño decía "Aquí estamos y aquí seguimos". Era Orlando Castro, quien con esta publicidad daba a entender que no se iría del país, y mostrar la solidez de la entidad que al final cayó con las demás de la crisis bancaria más grande de la historia de Venezuela; pero al poco tiempo se convirtió en la comidilla de todo el mundo, porque dejó el pelero y se llevó parte del dinero que poseían los venezolanos en sus bancos; y los que estaban asegurados con sus empresas también quedaron guindando.
Traemos el caso de Orlando Casto a colación, luego de tantos años, porque emergió un "clon" de él; con una frase similar, cuando se enconchó por la imputación que le realizó el Fiscal General de la República, y envió a su Abogado al Ministerio Público, en se representación, llevando éste el mensaje de su representado: "Estoy resguardado y no me iré del país". Cualquier parecido con Orlando Castro es pura coincidencia; jajaja.
Como ya es del conocimiento público, el Ministerio Público imputó a Edmundo González por varios delitos y un Tribunal con competencia en Terrorismo, emitió orden de captura en su contra; y este fin de semana, nos enteramos que estaba enconchado en la Embajada de España.
Según informó la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez: "El día 7 de septiembre, Edmundo González, partió del país, quien habiéndose refugiado voluntariamente en la embajada de España en Caracas desde hace varios días, solicitó ante ese gobierno la tramitación de asilo político… Venezuela ha concedido los debidos salvoconductos en aras de la tranquilidad y paz política del país".
Ahora estará disfrutando el señor González, de los recursos que recibió del exterior para montar su teatro en las elecciones; pero como esos recursos le llegaron vía la Sayona, esperemos el desenlace de la trifulca entre estos seres, por el reparto del botín. Ante todo esto pregunto: ¿A la Sayona no la van a imputar?.
Mientras sigue esa trama; los venezolanos estamos disfrutando de la tranquilidad en nuestro país, aún más los margariteños y quienes nos visitan; donde está culminando la celebración de las festividades de la Virgen del Valle, y sin egoísmo alguno debemos admitir y reconocer, han sido las festividades más bellas. Gran parte de esta belleza ha sido, por la instrucción del presidente Maduro de realizar unas festividades trascendentales en conjunto con la Armada venezolana, con una enorme cantidad de drones, embarcaciones y aviones, que dieron gran majestuosidad al evento, digna de cualquier espectáculo de Hollywood; por supuesto, en compañía de todos los pescadores y margariteños que contribuyeron a esta hermosa actividad. También debemos resaltar la mediación del Almirante Giuseppe Alessandrello, enlace político del estado, para la cristalización de este magno evento, en honor a la Virgen del Valle; de igual forma debemos felicitar a los Almirantes Ashraf Suleiman y Jorge Agüero, comandantes de la Redimain y Zodi Nueva Esparta, respectivamente.