Ciudadano Presidente de la Asamblea Nacional
Su despacho
Me dirigí a usted como ciudadano venezolano, la vez anterior, para hacer referencia al por qué de mi negativa de no cumplir las citas enviadas por el ministerio público. Debo decirle antes de explicar la situación, que siempre, a pesar de todo, he reconocido y acatado las decisiones adoptadas por los órganos de la justicia; pero, como comprenderá usted, estuve sujeto a presiones de todo tipo, no encontraba la forma de decirle a María Corina que me dejara en paz, que me dejara cumplir con las citas; pero no, ella empecinada, me decía que no fuera a la cita, porque se le iba a caer el negocio. Pero, yo cansado de recibir tantas reprimendas de la susodicha, tantas ordenes, tanto menosprecio, decidí dirigirme a usted, buscando una manera de encontrar la paz que con María es difícil. ¡No, Carajo, yo mejor me salgo de este peo! Aunque sea escondido me voy y llego a acuerdos con el gobierno, me dije.
Yo le pedí que aceptara mi invitación y fuera al sitio donde me encontraba encuevado desde el día de las elecciones en la embajada de los países bajos y le rogué que me esperara en el recibo mientras subía. Mientras tanto, le dije que podía ir saboreando un chivas regal 18 años. En verdad, allí hablamos de mi situación, pero no le conté todo lo que acontecía a mí alrededor.
Pues como le iba diciendo, yo no sé porque acepté a ser candidato tapa; si hubiera sabido que iba a tener ese fastidio de María Corina, no hubiera aceptado. Cada vez que me dirigía la palabra, me decía: ¡Cuidado me echas una vaina Edmundo si llegas a ganar la presidencia y después no me la quieras entregar! Menos mal que no gané, aun cuando trataron de hacerme creer que había ganado, con puras actas falsas.
Ahora, después que estoy en España han sucedido muchas cosas. Me peló la chinga, ahora quiere agarrarme el sin nariz. Por aquí andan dándome vuelta Leopoldo López y Antonio Ledesma, quien vive pintándome murcielaguitos preñados en el aire y me quieren tomar como excusa para seguir robando a quienes pagan por ver caer el gobierno de Maduro, y seguir manteniendo la tensión entre los venezolanos.
No sé qué hacer. A mi edad, ya no estoy para estos trotes. Sin embargo, gracias a dios, me le vine escondido a María Corina y desde entonces ha bajado su accionar violento y ahora leo por los medios de comunicación que anda por la vía láctea y todos los planetas invitando a una gran marcha; lo último que aspiro que haga para que se tranquilice es que predique la palabra de Dios, esperando que no conspire contra él.
Sin más que decir, y esperando mantenga reserva de lo que he dicho: Edmundo González. Saludos a su hermana, a superbigote y a Diosdado.