En los días recientes la noticia de innumerables incendios de gran magnitud en la Amazonía ha dado vuelta al mundo. Una enorme superficie de bosques amazónicos están siendo devastados en los últimos 20 días, en Brasil, Bolivia y Paraguay. En Bolivia, tres semanas de incendios ya han consumido alrededor de 500.000 hectáreas de bosque y pastizales. El 9 de julio, el gobierno de Bolivia dió luz verde para el desmonte y quema "controlada" de bosques en los departamentos de amazónicos de Santa Cruz y Beni. Y como suele suceder los incendios se salieron de control y se ha producido la tragedia actual. Para los ambientalistas, lo que se hizo fue "legalizar" la pérdida de bosque para la ganadería.
La mayor parte de los incendios está ocurriendo en el Amazonas brasileño, ante la inacción del gobierno que preside Jair Bolsonaro, cuyo discurso y acciones desde que asumió el poder a inicios del año están promoviendo la deforestación, destrucción y extractivismo de la Amazonía en nombre del desarrollo y el agronegocio. Las versiones oficiales que explican estos hechos apuntan a exteriorizar las responsabilidades: el discurso gubernamental, ha señalado a algunas organizaciones ambientalistas como culpables, a la vez que se ha intentado atribuir a la propia intensidad de la naturaleza la exacerbación de estos fenómenos. Sin embargo, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués) registró en este 2019 un aumento en los fuegos de alrededor de un 83% en comparación con el mismo período de 2018. Más de la mitad se registraron en la región del Amazonas. Por otra parte, el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía indica que el aumento de la cantidad y magnitud de los incendios en el Amazonas (72.843 incendios en lo que va del año 2019) está directamente relacionada a la deforestación que produce el desarrollo de la ganadería extensiva en Brasil. Es la época de la "queimadas", para "limpiar" los terrenos para pastoreo y cultivos. La FAO ha corroborado que el 80% de la deforestación de la selva amazónica está motivada por la necesidad de aumentar la superficie del pastoreo del ganado que tienen corporaciones y empresas para incrementar su ganancia. Desde principios de año y hasta julio se habían deforestado 2.254,8 kilómetros cuadrados, un 278% más que en el mismo periodo del año anterior, según las mediciones del INPE.
En Venezuela la tasa de deforestación de la selva amazónica también va en aumento, pero en nuestros territorios la motivación es el "Oro de Sangre" que se extrae del Arco Minero y la minería ilegal, al sur del río Orinoco. Sin diferenciarse más que por la retórica, los gobiernos de Maduro y Bolsonaro, se encuentran librando una cruzada contra el Amazonas, profundizando el camino del extractivismo minero, ganadero y agrícola sin vacilación. Pero esta lógica de destrucción de ecosistemas naturales para extraer "materias primas" que se venden en el mercado mundial es común para todos los gobiernos de nuestra región. Son políticas de estado ya sean de gobiernos que se denominan de derecha o de izquierda, y que se ajustan a un modelo mundial que hace insostenible la Vida en la Tierra.
Desde nuestra organización queremos levantar nuestra voz de indignación y exigimos a los gobiernos de América Latina y del Mundo, la defensa del Amazonas. Muy particularmente exigimos al gobierno de Jair Bolsonaro que detenga de inmediato esta política dirigida a perpetrar el mas feroz ecocidio contra el pulmón más importante del planeta Tierra.
Actuemos por el Amazonas
Basta de Ecocidio
#SOSAmazonia
Plataforma contra el Arco Minero del Orinoco