Todas las informaciones recopiladas apuntan a las grandes empresas ganaderas y cultivadoras de soya en el estado de Acre en Brasil, como los causantes del gran incendio que viene devorando a la región amazónica. En realidad son múltiples incendios que se desarrollan en paralelo, varios de los cuales, a medida que se extienden, se han fusionado en grandes frentes. A lo que empezó como quemas de vegetación con interés agropecuario (renovar pastos, preparar tierras para la soya) se sumaron incendios forestales intencionados para "ampliar la frontera agropecuaria".
Es pertinente explicar que, en estricto sentido técnico, un incendio "de vegatación" se refiere a cualquier comunidad vegetal sujeta a candela, como por ejemplo las sabanas, los pastizales, los rastrojos y los potreros. Un incendio "forestal" es más específico, más impactante y más funesto; se refiere a los bosques incendiados, naturales o plantados, que por lo mismo, arrasan con comunidades vegetales y animales más complejas y que incluyen por supuesto las poblaciones de especies arbóreas.
Los incendios de vegetación son fenómenos recurrentes; de hecho, la existencia de ciertas comunidades vegetales, como las sabanas y los pastizales, están determinadas por la ocurrencia de incendios periódicos. Aunque sobre esto, a la verdad, la ocurrencia "natural" de incendios de vegetación, no existe opinión científica unánime.
Lo que sin duda es "anormal" es que ocurran incendios forestales, menos aún que se inicien en paralelo en distintos lugares. No hay duda en que la actual vorágine que abate el gran bioma del Amazonas, posee explicación humana.
Es indudable también que, el incremento de los últimos meses en un 80% de los focos de incendios (cifras del INPE Brasil) ocurre gracias a la permisibidad del Gobierno de turno en Brasil (Bolsonaro) e incluso, más allá, gracias a la implementación de una política que, si no oficial, es pública y notoria.
Por cierto, el estado de Acre es originalmente boliviano (bolivariano) Arrebatado por argucias diplomáticas, políticas y guerra abierta, en un proceso ocurrido a finales del siglo XIX e inicios del XX.
EL BIOMA AMAZONENSE Y LA CUENCA DEL RIO AMAZONAS
La región amazónica es uno de los grandes biomas del mundo, definida en términos coloquiales por la gran cuenca hidrográfica del río Amazonas, aunque desde el punto de vista técnico no son exactamente lo mismo. El Amazonas, como fenómeno hidrográfico, abarca una superficie de 6,123 millones de kilómetros cuadrados. La "selva amazónica" se estima en 6,7 millones de km2 y la gran región bioclimática del Amazonas (Bioma) siete millones de km2 (7,5 millones según algunas fuentes). En todo caso hablamos de una superficie, el doble del tamaño de la India, más grande que Europa sin considerar a Rusia y aproximadamente dos tercios del tamaño de paises como EEUU, China y Canadá. Es casi el 40% de la superficie total de sudamérica y es equivalente a casi el 80% de la superficie del Brasil.
Este gran bioma del mundo está contenido en nueve paises de sudamérica; 65% está en Brasil; el 35% restante se reparte entre la Guayana francesa, Surinám, la República Cooperativa de Guyana, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia (aunque desde el punto de vista político territorial la Guayana francesa es considerada como "territorio de ultramar", es decir, es una "colonia" bajo dominio de Francia)
Venezuela en sí, no cuenta con las grandes extensiones realmente amazónicas de otros paises. Técnicamente, de la gran cuenca del Amazonas, nuestro país posee cerca de 51.000 km2, al sur del estado Amazonas, que drena sus aguas hacia esa bioregión; nos referimos al Brazo Casiquiare y la cuenca del río Negro, tributario del Amazonas. Es decir, un 5,6% de nuestro territorio nacional está signado como amazónico propiamente dicho. El resto de los estados Amazonas y Bolívar y parte de Colombia, conforman la "orinoquía venezolana"; otro gran bioma mundial que algunos consideran como una sola unidad bioclimática (Amazonas – Orinoco)
Tampoco nuestro territorio Esequibo es realmente amazónico, hidrológicamente hablando, pues está determinado por la gran cuenca hidrográfica del rio Esequibo, que drena hacia el océano Atlántico (independientemente del Orinoco también) Solo una angosta franja de del territorio Esequibo que se ubica al sur oeste de esa geografía (límites del territorio Esequibo con Brasil) drena sus aguas hacia el Amazonas.
IMPORTANCIA e IMPLICACIONES
Pero no es el hecho de la ubicación comparativa de la amazonía (distribución por paises) lo que importa, sino lo que representa ecológica y socialmente:
Es el bosque tropical más extenso del mundo. El 10% de la biodiversidad del planeta está contenida allí. La cura de un sinnúmero de enfermedades (hasta la posible fórmula de la eterna juventud) Se estima que menos del 1% de las especies vegetales amazonenses han sido estudiadas. Nada más en los últimos 10 años se han catalogado más de 1.200 nuevas especies de plantas y vertebrados. Se estima que restan por identificarse decenas de miles especies animales y vegetales.
Desde el 2000 al 2013, un 5% de los bosques amazonenses han sido seriamente degradados o eliminados, prinicpalmente por Brasil. La tendencia señala que, de seguir el ritmo actual, para el 2030 la amazonía habrá perdido el 27% de su cobertura.
Más de 1.300 Áreas Protegidas legalmente (ABRAES)
Cerca del 20% del agua dulce no congelada del planeta.
El bosque amazónico funciona como un gigante radiador: entrega humedad y atempera el aire que circula por el continente suramericano y el mundo.
Entre el 15 y el 16% del agua dulce que cada año el rió Amazonas incorpora al oceáno mundial, con todo lo que esto significa para el control de las corrientes oceánicas, su salinidad, el intercambio de temperaturas y nutrientes entre los hemisferios y continentes y, en general, el equilibrio climático mundial.
En la selva amazónica está contenido un 10% del carbono "almacenado" en el planeta, constituyente de tejido orgánico vegetal y en los suelos (aunque en el mundo científico se discute sobre el balance de carbono en relación a los bosques)
Cientos de culturas milenarias; un inconmensurable conocimiento ancestral sobre la natura, sobre la vida humana y sobre la relación sustentable humanidad – naturaleza. 34 millones de personas viven en ese hábitat.
La devastación del Amazonas significaría el inicio definitivo del apocalipsis mundial. Algunos estudiosos del tema (personas y organizaciones) señalan que devastar el 20% del bioma original del Amazonas es traspasar la línea del no – retorno. Históricamente, el Amazonas original. Las cifras señalan que la región amazónica original ya ha sido reducida en más del 10%.
EL MUNDO ESTÁ BAJO LAS LLAMAS
En los útlimos años, aún hoy, multiplicidad de países están declarados en emergencia por los incendios forestales y de vegetación. Millones de hectareas han sido arrasadas por la candela o están siendo incineradas actualmente: Grecia, Portugal, Bolivia, Argelia, Islas Canarias y prácticamente en todos los paises del África tropical, al igual que en Asia; también en Oceanía. Canadá (más de 600 mil hectáreas de bosques en un solo evento) Rusia (Siberia; 54 mil km2) EEUU (de costa a costa; especialmente California y hasta Alaska) es decir, hasta dentro del círculo polar ártico, se nos quema el mundo.
VENEZUELA Y LOS POSIBLES INCENDIOS DE VEGETACIÓN AL SUR DEL ORINOCO
Tenemos serias limitaciones para afrontar una calamidad como la de la región amazónica. Apenas tenemos algunas fortalezas en resguardo de nuestro Parque Nacional Waraira Repano y en INPARQUES como institución. Maderas Del Orinoco s.a., otro gran frente de lucha contra incendios forestales se encuentra muy debilitada, sin posibilidad de atender debidamente las plantaciones del sur de Monagas y Anzoátegui. La antigua Autoridad Única Gran Sabana (CVG) y la extinta EDELCA, atendían los eventos de incendios que ocurrían en jurisdicción del Parque Nacional Canaima, ya no.
Enfrentar una emergencia por incendio de vegetación, al sur del rio Orinoco, especialmente dentro de algún área protegida (ABRAE) como Canaima, Imataca o Caura en el estado Bolívar, o La Neblina, Sierra Parima, Duida Marahuaca, o los Tepuyes en nuestro estado Amazonas, requiere de una estructura organizativa y funcional que no tenemos; requiere de relanzar la organización nacional para la prevención y combate de incendios de vegetación, de rescatar las organizaciones regionales y locales, incorporar a la FANB, dotarnos suficientemente y, especialmente, mantener un proceso comunicador (y coordinador) educativo, organizativo y de formación en el seno de nuestras comunidades rurales y organizaciones sociales.
En todos los casos, la regla es evitar que ocurran, y de aparecer, los incendios de vegetación deben extingirse antes que se magnifiquen y se conviertan en incendios forestales. Incendios forestales en nuestra geografía guayanesa, o en sierra de Perijá, o cualquier otro paraje abrupto o sin vias de comunicación para movilizar equipos en cantidad, son imparables por acción humana; solo la naturaleza misma, "la mano de Dios", puede abatir un incendio forestal en nuestras condiciones ecológicas – geográficas. … Pongamos nuestras barbas en remojo.