Existe un nuevo tipo de pirata en el escenario internacional. No se trata de los intrépidos bandoleros de antaño sino de líderes políticos que están abocados al saqueo y al pillaje de los recursos ambientales más delicados de la Tierra. Desde la selva de la Amazonía –descrita como el pulmón del planeta—hasta Groenlandia y la Antártida. Líderes ignorantes e inescrupulosos están poniendo en peligro al planeta. Entre estos líderes está Donald Trump y Jair Bolsonaro de Brasil quien se presenta como el "Trump Tropical". Al rechazar los métodos científicos de medición y seguimiento, los efectos nocivos del cambio climático, los líderes políticos como Trump, Bolsonaro, Rodrigo Duterte, presidente de las Filipinas y otros están poniendo en práctica una especie de nihilismo epistemológico el cual plantea que la ciencia ambientalista y climática que demuestra que los efectos en cascada del cambio climático causados por el hombre no son ciertos.
Se trata de una estrecha competencia para determinar si Trump o Bolsonaro está causando el mayor impacto negativo contra el clima de la Tierra. Aunque ambos rechazan la sólida metodología científica, Bolsonaro aventaja levemente a Trump debido al hecho que el gurú "intelectual" de Bolsonaro es un brasileño de extrema derecha, "Cristiano Evangélico de los Últimos Días" con base en Virginia de nombre Olavo de Carvalho. Entre otras nociones antojadizas, Carvalho agita la idea que la Tierra no es una esfera sino que es plana.
Mientras los incendios forestales de proporciones bíblicas arrasan Alaska, Siberia y la Amazonía, ondas calóricas sin precedentes golpean Europa y la capa de hielo que cubre Groenlandia y la Antártida Occidental se derrite mientras que Trump trata de ver cómo anexarle Groenlandia a Dinamarca. Bolsonaro toca el violín mientras arde la selva amazónica denominada "el pulmón de la Tierra" debido a su aporte del veinte por ciento del oxígeno de nuestro planeta, la Amazonía está siendo arrasada por granjeros brasileños que cometen incendios intencionales con el propósito de conseguir más tierras de pastoreo para ganado. Bolsonaro, al igual que Trump, retiró a su país del Acuerdo Climático de París y ha estimulado el hiper desarrollo de la Amazonía y ha dado luz verde al ecocidio y al genocidio de un millón de personas de las tribus indígenas que durante milenios han tenido esta región como su hogar.
Bolsonaro y Trump actúan en conjunto para ver quién causa el mayor daño ambiental a la Tierra. Trump ha motejado al cambio climático como "un cuento chino" y ha revocado la mayoría de las leyes federales de protección ambiental en Estados Unidos, poniéndose en contradicción con los gobernadores y fiscales generales y con la dirección de la industria automotriz del país. Bolsonaro, quien rechaza la ciencia climatológica como algunos seguidores del ludismo del siglo diecinueve, ha desautorizado la acción del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE sigla en portugués) para llevar a cabo vigilancia satelital de la selva de la Amazonía y despidió a su director por haber suministrado estadísticas precisas sobre la tasa de destrucción de la selva amazónica. Bolsonaro está tercerizando la función del INPE a través de una empresa privada, una de las tantas vinculadas a su red empresarial con sus corruptos secuaces políticos. Bolsonaro, al estilo de Trump, acusó al director del Instituto Brasileño del Ambiente y los Recursos Naturales, (IBAMA sigla en portugués) de estar en la nómina de una "ONG extranjera". Bolsonaro rechazó la conclusión de IBAMA que el mes de julio de este año hubo un 278 por ciento de aumento en la deforestación de la Amazonía a partir de la tasa de medición obtenida en el mes de julio del año 2018.
Las payasadas de Bolsonaro le han ganado agudas críticas de parte de Europa donde los efectos del calentamiento planetario han ocasionado dramáticas consecuencias que incluyen ardientes oleadas de calor. El Palacio del Elíseo emitió una declaración señalando que Bolsonaro le mintió al presidente Emmanuel Macron cuando le dijo al líder francés que él protegía la biodiversidad de la Amazonía. Francia e Irlanda anunciaron su oposición a un acuerdo comercial entre la Unión Europea y el bloque comercial Mercosur el cual actualmente es dominado por regímenes de derecha en Brasil, Argentina y Paraguay. Alemania y Noruega suspendieron su asistencia financiera para el Fondo Gubernamental Brasileño para la Amazonía, debido a la inacción y al incumplimiento de parte del régimen de Bolsonaro al no honrar sus compromisos para la protección de la Amazonía.
El presidente Macron se preparó para discutir la destrucción de la Amazonía durante la Cumbre del G-7 en Biarritz. Sin embargo, al percibir que Trump muy posiblemente vacilaría ante el tradicional comunicado de la cumbre, decidió abstenerse de la declaración consensuada debido a que entre otros problemas el presidente Trump posiblemente defendería a su colega pirata ambientalista Bolsonaro contra cualquier medida que exponga a Brasil a la crítica.
Trump y Bolsonaro no son solamente piratas ambientales sueltos en el mundo sino que son los más destructores. Duterte en las Filipinas ha motejado a los científicos climatólogos como "bulliciosos" y despidió de su gobierno a uno de sus funcionarios porque asistía a demasiadas conferencias ambientalistas. Duterte también es escéptico acerca de los beneficios del Acuerdo Climático de París. Otros malhechores ambientalistas incluyen a naciones centroamericanas como Guatemala y Honduras, ambas bajo regímenes autoritarios de derecha. La insuficiente atención que se presta a las desastrosas sequías que han obligado a muchos grupos de guatemaltecos y hondureños y sus familias a emigrar hacia el norte, hacia Estados Unidos, para enfrentar aún peores traumas que les son infligidos esta vez por las fuerzas de seguridad fronteriza de Trump, se han convertido en el sello distintivo de los regímenes de Ciudad de Guatemala y Tegucigalpa.
El Primer Ministro de la India, Narendra Mori, es otro líder que tiene una amarga opinión sobre las verdaderas causas del cambio climático, fenómeno que eventualmente conducirá al derretimiento de los glaciares del Himalaya provocando la sequía de los grandes ríos de la India que son los que aportan agua a la mayoría de la masiva población del país. Durante el año 2014 Modi contestó una pregunta de un estudiante de Assam, estado himalayo ya asediado por los estragos causados por la alteración del clima. Modi contestó al estudiante diciendo como sigue: ¿Cambio climático? - ¿Será correcta esa terminología? La realidad es que en nuestra familia algunos son viejos… Ellos sostienen que ahora el clima es más frío. Y, consecuentemente la capacidad de la gente para soportar el frío se hace menor… Deberíamos preguntar también si este es un cambio climático o es que nosotros hemos cambiado. Hemos combatido contra la naturaleza. Es por eso que nosotros debemos convivir con la naturaleza en vez de combatir contra ella."
Modi no es totalmente un pirata ambiental, digamos de la talla de Trump, Bolsonaro o Duterte pero ha prometido alcanzar semejante ignominia. Alguien que ya ha alcanzado el nivel de los parias políticos ambientalistas es el Primer Ministro de Australia, Scott Morrison. Durante una reciente cumbre del Foro de las Islas del Pacífico celebrado en la localidad de Tuvalu, Morrison impidió que los líderes de Oceanía ahí reunidos emitieran un fuerte comunicado final llamando a una urgente acción para enfrentar el rápido y creciente cambio ambiental. Morrison, que es apatronado y manipulado por las empresas carboníferas de Australia insistió en una aguada declaración final de los líderes, acción que defraudó amargamente al anfitrión del foro, el Primer Ministro de Tuvalu, Enele Sopoaga. Tuvalu podría ser la primera localidad en sucumbir ante el creciente aumento del nivel del mar, convirtiéndose en la primera nación del mundo en perder su territorio a consecuencia del cambio climático. Mientras Morrison se encontraba en Tuvala, el Vice Primer Ministro de Australia, Michael McCormack, equivalente fanático del Vicepresidente Mike Pence de Estados Unidos sentenció acerca de los agobiados Isleños del Pacífico: "Seguirán sobreviviendo puesto que muchos de sus trabajadores vienen aquí a cosechar nuestra fruta." La diatriba racista llegó a todos los habitantes de las islas a través del inmenso Pacífico, desde Palau en el occidente hasta Tahití en el oriente.
También pueden hallarse piratas ambientalistas en las direcciones de los partidos políticos de extrema derecha alrededor del mundo, incluyendo al partido Alternativ für Deutschland (AfD sigla en alemán). El programa político del AfD sobre el clima, sostiene la clásica negación del cambio climático señalando que "la influencia del CO_2 sobre las temperaturas globales no puede ser demostrada y la reducción de las emisiones de carbono no hacen nada para proteger el clima."
El acceso al poder de eco-nihilistas como Trump, Bolsonaro, Duterte, Morrison y otros intrigará a futuros historiadores. Ellos se preguntarán por qué contando con sólida información científica, algunos líderes mundiales insistieron en no hacer nada para impedir el fin de sus propias naciones, como también de la civilización global.
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*Traducción desde el inglés por Sergio Anacona