En peligro los Páramos Andinos

Sábado, 28/09/2019 02:21 PM

Artículo 127. "…El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica…".

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; Capítulo IX De los Derechos Ambientales (Pág. 177, Edición. Gobierno Bolivariano de Venezuela)

Es indudable que uno de los temas que actualmente preocupan a la humanidad y que generan las mayores movilizaciones de seres humanos en el mundo es la defensa del ambiente; es decir, uno de los temas vinculado especialmente al cambio climático.

La participación va más allá de la preocupación y su incidencia repercute directamente en la vida humana y en el propio futuro de la Pacha Mama.

En las más altas instancias del mundo y en especial en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, la ONU, el cambio climático es el tema más recurrente y el que marca la pauta, sobre todo por los últimos hechos ocurridos con grandes incendios en la Amazonia brasileña, boliviana y paraguaya.

El tema no resulta nada extraño para Venezuela y ya en el Plan de la Patria, el Comandante Hugo Chávez lo ubicaba como un problema de primer orden y lo incluía como el Quinto Objetivo Histórico: "Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana".

En este aspecto existe un nuevo enfoque del Estado venezolano en defensa del ambiente y el ecosistema, como elemento fundamental del socialismo (eco-socialismo) que confronta la amenaza del capitalismo a la humanidad y a su principal consecuencia depredadora, como lo es el cambio climático. En Venezuela existe el Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas.

Muchos análisis y planes de impacto ambiental se han hecho en nuestro país, sobre todo en esta materia que recobra importancia ante la actuación protectora que debe tener el Estado, por la explotación del petróleo y de minerales estratégicos como es el caso del Arco Minero, en la zona Sur de Venezuela.

Es por ello que no debe quedar a un lado la importancia de la Planificación Ambiental, materia que ocupa un lugar preponderante en los centros de estudio y en varias universidades de alto nivel académico del país.

Traemos a colación en esta oportunidad, una publicación de la Universidad Simón Bolívar y de la ex filial petrolera Lagoven (1987),"Planificación Ambiental, Una Visión de Conjunto" (pag.11), donde se incluyen relevantes análisis sobre el tema de la conservación ambiental y de la equilibrada protección que debemos ejercer sobre los recursos naturales y el ambiente o Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (Abraes).

En la introducción de la citada publicación, el para entonces rector de la USB Marcelo Guillen señalaba lo siguiente: "Ambiente y paz, dos palabras, dos conceptos que se han constituido en la meta de nuestra humanidad".

"El planeta tierra – sostenía Guillen – vive al acecho de la guerra y de la degradación ambiental, dos fuerzas de alto poder destructor que podrían ocasionar el ocaso de la actual civilización".

En línea con este planteamiento el Comandante Hugo Chávez en una intervención en la XV Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, realizada en Copenhague, Dinamarca el 16 de diciembre del 2009. Allí Chávez dijo: "No cambiemos el clima, cambiemos el sistema y en consecuencia comenzaremos a salvar el planeta". (pic.twiter.com/uXLDokWsW5)

En este mismo orden de ideas y salvando las distancias en nuestro país, hoy también vivimos amenazas contra el ambiente y nuestro ecosistema. Un ejemplo lo representa lo que ocurre actualmente con la desforestación provocada por incendios en los páramos andinos.

Ante la indiferencia y la impotencia de los campesinos de los páramos, especialmente de los estados Táchira y Mérida, existe una amenaza creciente por la depredación de la cual están siendo víctimas los parques nacionales y zonas protegidas legalmente por el Estado venezolano (Abraes).

El afán de unos nuevos ricos de la zona andina, popularmente bautizados como "los ferieros", los está conduciendo a desforestar y depredar los linderos de los Parques Nacionales, violando la conocida Frontera Agrícola, establecida por Ley con precisas coordenadas y linderos legales, no contemplados para la siembra de rubros agrícolas.

La actual situación económica del país, si bien ha generado una positiva proliferación y estímulo para el sector agrícola campesino de los andes venezolanos, también ha despertado el apetito depredador de algunos intermediarios y desenfrenados agricultores, quienes queman espacios de los Parques Nacionales para violar la frontera agrícola e incrementar terrenos para sus cosechas y siembras.

No estamos en contra de la proliferación de siembras y el cultivo de productos para la población venezolana, especialmente en rubros de hortalizas, tubérculos y legumbres; la consideramos una producción necesaria y fundamental para el impulso de la economía venezolana y la Seguridad Alimentaria.

No obstante ante este fenómeno positivo en el desarrollo agrícola del país en los últimos años, se hace necesario también impulsar un movimiento de protección a la frontera de los Páramos Andinos, sobre todo en la cuenca de los ríos que generan agua dulce para toda la población del occidente venezolano y en especial la Cuenca del Lago de Maracaibo.

Por los Parques Nacionales de los Andes venezolanos como el Sierra Nevada, La Culata, Cimarronera, El Batallón y páramos como La Negra, San Telmo y El Zumbador se pasea el fantasma de los "nuevos ferieros", comerciantes quienes no buscan el oro o los minerales preciosos de nuestros páramos sino ampliar la frontera agrícola.

Para quienes violan las leyes en las zonas no permitidas para el cultivo o la siembra, el Estado venezolano cuenta con la Ley Penal del Ambiente. Además puede establecer el control sobre los Parques Nacionales y sus áreas no permitidas para la agricultura, a través de los satélites con los cuales determina las coordenadas y sus linderos.

Los "nuevos ricos" buscan de manera desenfrenada incrementar su capital, que exhiben en las "Ruedas Bursátiles" y en el mercadeo de las cosechas en la capital del Distrito Jáuregui, La Grita y sus alrededores, donde pagan las cosechas, a precio de gallina flaca a los campesinos andinos y un bajo valor por sus productos. Además – presuntamente - pagan vacuna por conseguir ilegalmente los permisos ambientales.

Ha llegado la hora de frenar la locura a los nuevos ricos de los páramos andinos. Todos debemos defender el ecosistema y la cuenca de los ríos de la zona andina, porque allí está el futuro de las nuevas generaciones de la Patria de Bolívar. ¡Salvemos los páramos andinos!

¡Amanecerá y veremos!

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