Turén: 70 años de la reserva forestal

Martes, 12/01/2021 03:16 PM

Introducción

Escuché hablar por primera vez de la Reserva Forestal de Turén en el año 1983, cuando estudiábamos ingeniería forestal en Mérida, específicamente fue en la asignatura de Economía Forestal. Recuerdo que el profesor en una clase dijo, palabras más palabras menos, que esta reserva había sido la primera en decretarse en el país y que la misma ya estaba totalmente destruida y al respecto no agregó más nada sobre el tema durante el semestre. Luego en otras asignaturas se haría mención a esta reserva a lo sumo un par de veces más, hasta culminar los estudios universitarios. En todas las ocasiones percibimos que el mensaje era de destrucción del recurso bosque y por esta razón no valía la pena hablar de esta área natural protegida, es decir, desde la perspectiva de las ciencias forestales de entonces, si ya se había aprovechado el bosque y específicamente la madera de valor comercial, entonces no tenía sentido, no tenía importancia o no se justificaba abordar lo relativo a la reserva forestal primogénita de Venezuela.

Toda esta matriz de opinión generó en nosotros una inquietud que quedó latente por décadas, es decir, nos despertaba curiosidad conocer las causas que dieron origen a la destrucción del bosque de Turén para luego establecer allí cultivos de ciclo corto, ¿qué ocurrió para que se diera ese cambio en el uso de la tierra?.

En relación con esta inquietud, en 2016 hicimos una encuesta breve a quince estudiantes de ingeniería forestal de la Universidad de Los Andes (ULA) próximos a graduarse, la encuesta estuvo orientada a indagar sobre las reservas forestales del país y resultó que ninguno de los encuestados recordó que fue Turén la primera reserva forestal decretada en Venezuela; incluso dedujimos por las respuestas que ninguno la visitó durante su formación universitaria. Aclaramos que nosotros tampoco tuvimos la oportunidad de realizar prácticas de campo en la reserva de Turén. El sondeo realizado recogió en definitiva, un desconocimiento total de esta reserva forestal, lo cual pone de manifiesto una debilidad en la enseñanza de la historia forestal del país. Este hecho nos recuerda lo dicho por Marc Bloch: "La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado". Tenemos la convicción de que el conocimiento de la historia de las reservas forestales de Venezuela es imperativo en la formación de estudiantes de ingeniería forestal, ingeniería de industrias forestales y técnicos superiores forestales, ahora bien, esa historia hay que escribirla en lo posible con la mayor objetividad, independientemente que sea halagadora o desalentadora, o peor aún, que sea catastrófica en el caso de serios perjuicios causados al recurso bosque y por ende a la diversidad biológica, los suelos, el recurso agua y el ambiente en general.

Gracias a una incursión fugaz en el campo de las ciencias sociales, específicamente en Historia, descubrimos que para hallar respuesta a nuestra inquietud latente era necesario hacer el análisis desde una perspectiva histórica, lo cual nos motivó a procurar información en diferentes fuentes tales como bibliográficas, documentales, hemerográficas, testimoniales, incluso iconográficas y a partir de allí reconstruir la historia en función de esclarecer la verdad sobre la Reserva Forestal de Turén, siempre sobre la base de un discurso coherente y rigurosamente bien sustentado. A continuación presentamos el resultado de nuestra motivación, o mejor, el resultado de haber esclarecido nuestra inquietud, que con certeza es también la de muchas otras personas.

Declaratoria

En este orden de ideas se sabe que la Reserva Forestal de Turén fue declarada hace setenta (70) años según resolución Nº 35 del 24/11/1950, publicada en la Gaceta Oficial de los Estados Unidos de Venezuela Nº 23.391 de fecha 28/11/1950; es decir, recientemente se cumplió este aniversario. El nacimiento de esta reserva forestal se fundamentó en los Artículos 14 y 15 de la Ley Forestal y de Aguas de 1942. Es oportuno mencionar que en el contexto nacional la sociedad venezolana estaba en ascuas, debido al reciente asesinato de Carlos Delgado Chalbaud, quien era Presidente de la Junta Militar que gobernaba el país, hecho ocurrido el día 13 de noviembre, es decir, quince días antes de la publicación en gaceta de la resolución antes referida. En los años siguientes el país vivió una cruenta dictadura militar encabezada por Marcos Pérez Jiménez. En el contexto internacional el mundo comenzaba a superar los estragos de la segunda guerra mundial (1939 - 1945) y según Hobsbawm (1998) se iniciaba un periodo "…de extraordinario crecimiento económico y transformación social…". Este autor refiriéndose al periodo indicado dice "Retrospectivamente puede ser considerado como una especie de edad de oro, y de hecho así fue calificado apenas concluido, a comienzos de los años setenta."

Tala, extracción, expoliación y depauperación del bosque

Cabe destacar que la resolución antes mencionada hace referencia a la destrucción del bosque natural en la región de Turén desde años anteriores al nacimiento de la reserva forestal, de hecho en el contenido de la misma se lee que los daños ocasionados al bosque justificaron la declaratoria de reserva, textualmente dice "…en vista de que la referida Selva de Turén ha venido siendo objeto desde tiempo inmemorables de una explotación continua y exhaustiva que está menoscabando tan importante fuente de abastecimiento de la industria maderera…"; esto sin duda alguna deja claro que la destrucción del recurso bosque en la región de Turén comenzó mucho antes de la declaratoria de la reserva forestal.

Lo anterior también es reafirmado por Gustavo Santander, en un artículo valiente titulado Ladrones de Madera en Portuguesa, publicado en el diario El Nacional en 1947, donde denuncia con vehemencia la expoliación a la que estaban siendo sometidos los bosques de Turén, al respecto razona "Lo que me impulsa a escribir sobre esta región es lo que ya considero necesario denunciar como una intolerable destrucción de bosques y selvas; denunciar como una voraz ofensiva contra todo lo que sea madera, denunciar, sí, con su mejor nombre: como la más cruda manifestación de robo practicada allí por los llamados madereros." Más adelante agrega "Puede asegurarse que hasta mil novecientos treinta las selvas turenenses, las maderas de Portuguesa permanecieron ignoradas. Fue en esta fecha cuando llegó a estas tierras un italiano. Este paisano de Cristobal Colón se internó en las tierras portugueseñas y descubrió la fabulosa riqueza." Luego afirma "…la explotación de todo lo que sea madera en Portuguesa se ha convertido en algo más que una actividad comercial, en algo más que un negocio de audaces: ya que es una operación de aventureros que renunciando a todos los sentimientos sociales, políticos y humanos, trafican con la desolación de lo que ayer fuera una preciosa riqueza forestal de la que bien ha podido servirse la nación, la que bien ha podido proteger la nación." En este orden de ideas prosigue su denuncia "En Portuguesa los madereros renuncian a sus sentimientos sociales cuando se ubican en su exclusivo mundo al cual no puede entrar nadie, ni los identificados con la misma ambición; renuncian a sus sentimientos políticos porque para ellos no existe el partido, la doctrina, la filosofía política que responda a una realidad, sino la tienda de turno que garantice ventajas; renuncian a sus sentimientos humanos porque para multiplicar las pertenencias se persiguen unos a los otros llegando hasta el crimen, todo en beneficio de una ambición desenfrenada, de una vorágine maligna que recorre, como una maldición profética, todas las fibras psíquicas de estos aventureros." Santander finaliza su artículo afirmando que "Los ladrones de madera en Portuguesa han sido y son muchos; los ladrones de madera en Portuguesa deben ir a la Cárcel; deben ir a la Cárcel los jueces y abogados que engrosando la legión de aventureros viven allí haciendo transacciones que perfectamente encajan en el capítulo de la delincuencia."

Otra fuente de información que ilustra lo antes descrito, son los datos aportados por Belkys León y Luisa Velásquez (2010), que según nuestro criterio representa junto con el artículo de Santander, un aporte relevante en el contexto de la historiografía forestal venezolana. Estas historiadoras producto de su investigación sustentan que los madereros usufructuaron los bosques de Turén sobre la base de contratos de explotación, los cuales le daban el derecho a explotar las maderas localizadas en terrenos baldíos. Afirman que entre los años 1936 y 1938, por ejemplo se aprovecharon en las selvas de Turén 1764 árboles entre cedro y caoba, de los cuales se obtuvieron 5345 metros cúbicos de madera valiosa, es decir, cada árbol tenía en promedio un poco más de tres metros cúbicos. Los datos antes expresados son indicadores y una referencia importante de la riqueza maderera que tenían los bosques de Turén. Es en estos años donde se ubica la denominada "Etapa o periodo del cedro y la caoba", que como se sabe son maderas de alto valor comercial. En términos coloquiales pudiéramos decir que en estos años los madereros extrajeron del bosque gran parte del "lomito forestal" de Turén, la voracidad de los madereros fue satisfecha.

En relación con la riqueza forestal de los llanos altos occidentales Veillon (1997) afirma que "…la característica de estos bosques, los del nororiente del Estado Portuguesa en particular entre 1945 y 1980, era su excepcional riqueza de maderas de las más preciadas de la República: cedro, caoba, apamate y, en segundo lugar saqui-saqui y samán." Agrega que en levantamientos posteriores a 1938 realizados por él mismo en el año 1957, es decir, casi veinte años después, dieron como resultado que especies forestales valiosas como caoba, cedro, apamate y saqui-saqui, sumaron juntas 26 árboles por hectárea y el volumen de madera (fuste) alcanzó 59 metros cúbicos por hectárea, es decir, para 1957 cada árbol tenía en promedio 2,3 metros cúbicos, es decir, el volumen promedio de madera por árbol era menor con respecto al volumen registrado a mediados de la década de los años treinta, lo cual se explica porque los árboles de mayor volumen (altura y diámetro) habían sido aprovechados en años anteriores. Es oportuno destacar que Veillon (1997) afirma que todavía en 1971 "…especies forestales de alto valor comercial se distribuían de manera importante en muchos bosques del Estado Portuguesa, a pesar de decenios de explotaciones erráticas."

En relación con las explotaciones erráticas antes referidas, Veillon (1977) sustenta que "Los bosques de la Reserva Forestal de Turén en un periodo de 25 años (1950-1975) fueron deforestados en 75%, es decir, la cobertura pasó de 890 a 220 kilómetros cuadrados de superficie forestal." Estos datos coinciden con lo reportado por Robino Valladares (2010) quien afirma en su tesis de maestría que en 1970 la cobertura boscosa de la reserva representaba el 41% de la superficie y pasados diez años, o sea, en 1980, se había reducido a 5%.

La tesis de Robino Valladares aporta datos importantes en relación con la reducción cronológica de la cobertura forestal de la reserva, causada principalmente por la acción antrópica, lo que trae como consecuencia la ampliación simultánea de la frontera agrícola, así tenemos que partiendo de una superficie total de la reserva de 107286 hectáreas en 1950 (año de la declaratoria) la cobertura boscosa era de 79%, en 1960 disminuyó a 74%, en 1970 se redujo a 41%, en 1980 cayó a 5%, en 1990 disminuyó a 4,6% y finalmente en 2008 la cobertura boscosa representaba solo el 2,7% de la superficie total. En resumen observamos que entre 1960 y 1970 la cobertura boscosa se redujo en 33% y entre 1970 y 1980 se redujo en 36%. También observamos que desde 1950 hasta 2008 la cobertura boscosa varió de 79% a 2,7%, es decir, en un lapso de cincuenta y ocho años la cobertura forestal se redujo en 76,3%. Otro análisis que se obtiene de estos datos, es que en 1950 la cobertura boscosa ocupaba el 79% de la superficie de la reserva y el uso agrícola el 21%; cincuenta y ocho años después, o sea en 2008, resulta que la cobertura boscosa de la reserva ocupa el 2,7% y el uso agrícola el 97,3%; esto significa en la práctica que tenemos una reserva forestal sin bosque o muy poco bosque; la reserva está totalmente depauperada. Haciendo una analogía grosera, es como comerse un sándwich de jamón y queso, pero sin jamón y solo una lonja de queso.

Repoblación, reposición, manejo forestal

Se sabe que los contratistas que explotaban el bosque y extraían madera no cumplían con la obligación de repoblación, plantación o reposición del número de plántulas fijadas en el contrato de explotación, de conformidad con lo establecido en la Ley Montes y Aguas de 1924, la Ley Forestal y de Aguas de 1942, incluso la Ley Forestal, de Suelos y de Aguas de 1966. Esta actitud de incumplimiento de la normativa forestal es corroborada en el testimonio de los hermanos Juan y Serapio Márquez, quienes afirmaron en una entrevista por separado en 2013, que el aprovechamiento forestal en la reserva de Turén era meramente de extracción, es decir, nunca hubo reposición de plantas, nunca se establecieron plantaciones forestales en las áreas donde los árboles eran talados y su tronco era seccionado en trozas para luego trasladarlas a los aserraderos.

Fundamentados en la información anterior y en general en la alarmante reducción de la cobertura forestal de la reserva, podemos afirmar que nunca hubo una acción concreta de manejo o de aprovechamiento sostenible en la Reserva Forestal de Turén, excepto las recomendaciones de Veillon sobre la ordenación de estos bosques para su aprovechamiento sobre criterios técnicos, las cuales fueron expresadas en un artículo suyo titulado Los Baldíos de la Selva de Turén publicado en julio de 1950, o sea, cuatro meses antes de la declaratoria de la reserva. También hubo una iniciativa del colega Carlos Azuaje en 1967, sobre una propuesta de plan de manejo titulada Régimen de Aprovechamiento de la Reserva Forestal de Turén. En este orden de ideas Tamayo (1972) plantea algunas directrices a fin de garantizar la conservación de los bosques de los llanos occidentales bajo un enfoque de uso racional y en tal sentido sostiene "A este respecto se me ocurre que podría estructurarse un plan, en el cual se considerara el establecimiento de una sucesión de grandes franjas agrícolas orientadas perpendicularmente al eje del sistema andino, alternando con otra serie de franjas selváticas de mayor latitud, de modo tal que a continuación de una franja agrícola vaya una selvática y viceversa. También cabría establecer franjas selváticas paralelas al eje de la cordillera citada, las cuales se cruzarían con las anteriores enmarcando así las áreas de cultivo. Este sistema de aprovechamiento mixto tendría la ventaja de permitir usar grandes zonas en labores agrícolas, a la par que aseguraría la conservación de la armonía ecológica, y el suministro de materia prima para la industria maderera." Desafortunadamente estas sugerencias de ordenación no se consideraron para planificar el uso de la tierra, primaron otros criterios o no hubo una visión en esa dirección. Si en su momento se hubieran atendido estas y otras propuestas, muy probablemente tendríamos en la actualidad el uso sostenible de los recursos naturales que nos ofrece el llano venezolano, es decir, no solo habría producción agrícola sino también forestal.

La falta de visión en pro de la conservación del recurso bosque de la reserva, probablemente se explica por el poco conocimiento de nuestros bosques en cuanto al manejo de los mismos que había para entonces, recordemos que la Escuela de Ingeniería Forestal de la ULA comenzó a funcionar en septiembre de 1948 y dos años después ocurrió la declaratoria de la reserva de Turén, por lo tanto en ese breve lapso era poca la experiencia acumulada que había en el país en cuanto al estudio y conocimiento de nuestros bosques. En relación con este razonamiento, Veillon (1995) afirma que "Los primeros levantamientos numéricos de muestras de bosques en Venezuela fueron realizados por el autor en los Llanos Occidentales y en el Noroccidente del país entre 1947 y 1950. Pero fue en 1952 cuando se iniciaron las investigaciones sistemáticas sobre la masa forestal de los bosques naturales del país, estableciéndose una metodología para los trabajos de campo, de recopilación, de cálculo y de procesamiento de las informaciones recolectadas".

En este contexto es justo destacar que por parte de la otrora Dirección Forestal del Ministerio de Agricultura y Cría, se gestionó y se logró la concreción en 1959 de una estación experimental silvicultural en la Reserva Forestal de Turén, según Rodríguez (1974) la estación tiene dos objetivos principales: por un lado estudiar el comportamiento de especies nativas tanto en plantaciones de enriquecimiento bajo bosque como a campo abierto en áreas previamente deforestadas. Por otro lado realizar ensayos de adaptabilidad de especies exóticas. Partiendo de este hecho podemos deducir entonces, que sin duda alguna hubo una acción orientada al desarrollo de la investigación científica forestal, incluso en la década del 60 al menos siete estudiantes de pregrado de ingeniería forestal de la ULA, hicieron sus trabajos de grado en esa reserva, la mayoría en el tema de levantamiento estructural de la vegetación, según consta en los informes archivados en la biblioteca de la Escuela de Ingeniería Forestal, sin embargo es sabido que la investigación científica silvicultural impulsada por la ULA en la reserva de Turén no se consolidó, como tampoco una alianza institucional. Desafortunadamente la reserva forestal primogénita de Venezuela no fue la predilecta de la otrora Facultad de Ciencias Forestales de la ULA, porque quizá no hubo apego, o no hubo suficientes dolientes, o no se dieron o crearon las condiciones para una sinergia fructífera con objetivos a corto, mediano y largo plazo.

Aserraderos y crecimiento económico

En relación con la industria del aserrío, León y Velásquez (2010) afirman que "Fue para los años de 1939 a 1949 cuando las ciudades de Acarigua y Araure se convirtieron en asiento de numerosos aserraderos industriales que ocuparon los ejidos urbanos, abrieron fuentes de trabajo, modernizaron las ciudades y estimularon actividades como el transporte, el comercio y la agricultura." En cuanto al tema del aserrío, Santander en su artículo periodístico antes citado, es frontal e incisivo y afirma que "Visitar los 20 aserraderos montados en Portuguesa significa presenciar, no solamente las tantas veces denunciadas infracciones, sino abismarse ante las mil pruebas de robo, de complicidad de los funcionarios de altas y baja categoría." En este orden de ideas Llambí (1986) sostiene que "En 1949 Acarigua y Araure eran pequeñas poblaciones rodeadas de bosques y unas pocas extensiones de sabana, vinculadas al centro del país por una carretera de tierra que la comunicaba con San Carlos y Valencia. Caminos de tierra comunicaban a Acarigua con Turén (vías Las Marías) con Píritu y con Ospino, Barinas y Apure. Lo que constituía a Acarigua en un relativamente importante centro comercial, hacia esta ciudad convergía la producción de todos los llanos occidentales que se dirigía al centro del país. En 1949 la actividad productiva fundamental la constituían los aserraderos, unos 32 en total, aunque solo 4 ó 5 verdaderamente grandes donde se procesaba la madera, producto de la deforestación incontrolada de los inmensos bosques de la región. Acosta (2005) sustenta que "Los árboles que habían caído para darle paso a los surcos productores, eran transportados lentamente sobre camiones roleros rumbo a los aserraderos de Acarigua, transformada en Capital de la Madera." Al respecto Ojeda (2010) afirma que "En efecto ese crecimiento poblacional unido al creciente aprovechamiento del bosque en la década de 50, fue determinante para el desarrollo económico de la ciudad de Acarigua tanto así que llegaron a funcionar 17 aserraderos".

Política de Colonización Agrícola

Hernández y Prato (1986) sostienen que "Durante la década de los veinte la sociedad venezolana comenzó a experimentar transformaciones a partir de un cambio en la articulación de la economía con el sistema capitalista mundial. Ese proceso, que se aceleró a partir de la década del cuarenta, creó condiciones para la estructuración capitalista de la sociedad, fundada en la explotación petrolera y en la acción del Estado como distribuidor de la renta fiscal derivada del petróleo." Estos autores añaden que "Los cambios que experimentó la sociedad venezolana a partir del petróleo fueron creando condiciones de reproducción en la agricultura que favorecieron la constitución de una nueva forma productiva fundada en relaciones de producción capitalista. Este proceso que se inició con nuevas áreas de ocupación agrícola vinculado al incipiente desarrollo agroindustrial, cobró intensidad desde fines de la década del cuarenta, creando un efecto de demostración que, sobre todo en los años sesenta, contribuyó a acelerar cambios en la agricultura histórica luego de un largo periodo de estancamiento."

Según Hernández y Prato (1986) "La colonización capitalista se inició en la zona noroeste de la cuenca del Lago de Maracaibo en la década del veinte… Aunque la penetración y ocupación de los Llanos Altos Occidentales se había iniciado en los años treinta con la explotación maderera, fue solo a fines de la década siguiente cuando tomó impulso la colonización en dicha zona. En la cuenca del Lago de Maracaibo, la colonización capitalista principalmente se desarrolló por iniciativa privada, en tanto que en los llanos altos occidentales la intervención del Estado fue un factor mucho más decisivo."

Prato (1985) afirma que "El caso de mayor significación de la modalidad de implantación de la forma productiva capitalista por colonización con intervención del Estado, se da con el Proyecto Agrícola de Turén (Edo. Portuguesa) diseñado en 1949 e iniciado en 1950. Turén constituye hoy en día una de las zonas más importantes del país con desarrollos conjuntos de colonización tanto dirigidos por el Estado como por ocupación por iniciativa privada de tierras de frontera agrícola en continua expansión...". Al respecto Hernández (1986) sostiene que "La intención del Estado de realizar proyectos de colonización dirigidos, comienza a darse en 1938 con la creación del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización (ITIC), el cual se transformará en Instituto Agrario Nacional (IAN) en 1949. Para esta fecha ya existían 19 colonias agrícolas en el país, constituidas todas ellas por efecto del proceso de sustitución de anteriores formas productivas."

En relación con la Colonia Agrícola de Turén, Prato (1985) afirma que "Para 1951 se habían construido 450 viviendas, y el proyecto se inclinó a favor de la población extranjera: alemanes, italianos, españoles y otros, canalizados a través del Comité Internacional de Migraciones Europeas (CIME), a quienes se otorgaron parcelas de una extensión aproximada de 50 hectáreas. Algunos inmigrantes nacionales también fueron beneficiarios de esa política, pero en general se otorgaron parcelas de menor tamaño, en particular a los antiguos ocupantes. Esta situación creó problemas de tensión social en la zona que ameritó finalmente la intervención del Estado de manera represiva. Para 1954 el 86% de la población asentada en las macro parcelas eran extranjeros, mientras que en las micro parcelas se asentó el 90% de los venezolanos." Este autor afirma también que "Una vez consolidado el proceso de implantación por colonización, se dio inicio a un proceso de concentración y ampliación de la extensión y propiedad de la tierra. En efecto, a medida que parte de los colonos se convertían en productores exitosos, y otros no lograban desarrollar un proceso de acumulación sostenido, los primeros fueron incorporando nuevas tierras a sus parcelas originales a través de la compra-venta, logrando constituirse unidades de hasta 250 hectáreas como máximo. Ello contribuyó a ampliar aún más el proceso de acumulación interno de las unidades de explotación, al mismo tiempo que para algunos renglones productivos se iban independizando del Estado. Sin embargo, este proceso no se dio de manera absoluta toda vez que la mayor parte del financiamiento era realizado por el Estado." En este sentido Hernández y Prato (1986) afirman que "Entre los empresarios que se conformaron a partir de la intervención del Estado en la creación de condiciones internas de producción se aprecian diferencias en función del alcance de dicha intervención. De un lado, existen empresarios surgidos bajo proyectos de desarrollo, como la Represa del Guárico, y la Unidad Agrícola de Turén, donde el Estado aportó al agente privado todas las condiciones de producción y éste, básicamente se constituyó en una especie de gestor del proceso productivo. De otro lado, se encuentran aquellos empresarios en cuya constitución (si bien resultó decisiva la intervención del Estado) esta tuvo un alcance más limitado que en el caso anterior y se conjugó con el esfuerzo de la iniciativa privada. Este tipo de desarrollo empresarial, fue característico de la zona Acarigua - Araure." Estos autores añaden que en el caso de los empresarios de la región antes mencionada "…el desarrollo empresarial partió de una estrecha vinculación con el Estado mediante créditos supervisados para el cultivo de arroz, que garantizaron la incorporación del nuevo patrón tecnológico en este cultivo, así como la comercialización segura de su producción con la Corporación Venezolana de Fomento." En este orden de ideas Llambí (1986) afirma que el Plan Arrocero iniciado en 1949 "…consistía fundamentalmente en la dotación de crédito, por primera vez en el país sin garantía hipotecaria ni balance previo, para siembra de arroz. El crédito… era depositado en una cuenta movilizada exclusivamente por un supervisor designado por la Corporación, quien semanalmente entregaba las partidas asignadas a compra de insumos, mano de obra, maquinaria y gastos de subsistencia del productor." Este plan fue exitoso, según Llambí (1986) "En menos de cinco años Acarigua había logrado abastecer de arroz el mercado nacional." En este contexto los productores buscaron y lograron consolidarse y según este mismo autor posteriormente avanzaron en "…la reinversión de utilidades, y la posibilidad de independizarse del crédito fiscal." La reinversión la lograron con la siembra de ajonjolí. Llambí añade "Como podemos observar, la estrategia inicial de consolidación como productores arroceros había dado pasos a una estrategia de diversificación en la producción agrícola a fin de rentabilizar las inversiones en capital fijo y minimizar los riesgos inherentes a la monoproducción."

La política agrícola de entonces expresada en el Plan Arrocero antes referido, según Llambí (1986) dio origen al denominado Grupo Acarigua, este grupo económico "…constituye un buen ejemplo de la gestación de una burguesía regional a partir de la actividad productiva agrícola." Este grupo está "Radicado en la ciudad de Acarigua, pero con una influencia e intereses económicos que se extienden a gran parte del Estado Portuguesa y sus alrededores..." El grupo está constituido "…por algunos de los peritos agropecuarios que se convirtieron en empresarios agrícolas a partir del Plan Arrocero de 1949, a los que habría que asociar algunos empresarios nativos del Estado (Portuguesa)." "El grupo tiene intereses directamente en actividades agrícolas (tabaco, arroz, algodón, ajonjolí, maíz, caña de azúcar), pecuarias (leche), agroindustriales (central azucarero, fábrica de aceite, hilandería), servicios (compañía de seguros, investigación agrícola) y en la construcción inmobiliaria. La articulación de intereses que dice representar abarca sin embargo, otras actividades, particularmente las vinculadas al capital comercial, industrial y financiero del área de influencia de la ciudad de Acarigua."

Prato (1985) afirma que "A partir de 1954 el proceso de colonización se extendió a toda la selva de Turén, pero sin que la intervención del Estado alcanzara los niveles y el grado del caso de la Colonia Agrícola de Turén. En efecto, a partir de este momento los nuevos colonos recurrieron a acciones organizadas colectivas para obtener ciertos beneficios del Estado." En este sentido Sánchez (1990) refiriéndose a la colonia agrícola de Turén, refuerza y sostiene en su tesis de maestría que "…el modelo de producción implantado en la Unidad Agrícola de Turén se expandió en las tierras de la reserva con apoyo de capitales privados y públicos." Esta autora identificó los conflictos legales y ambientales que conllevaron a la destrucción de la Reserva Forestal de Turén como consecuencia de la política de colonización agrícola. En este contexto Rojas López (1991) afirma que "…la colonización agraria representa, social y espacialmente, una de las formas más extendidas que asume el proceso de ocupación de un territorio. Su característica fundamental viene dada por la ocupación de tierras nuevas de propiedad pública con fines de aprovechamiento agropecuario." Este autor agrega que "El Estado ha desarrollado tres respuestas técnicas que tienden a conciliar los fines del manejo forestal con los de la reforma agraria: las desafectaciones, los contratos administrativos y los sistemas agroforestales." Rojas López (1991) recapitula sobre estas opciones "En síntesis, los contratos de manejo forestal en la mayor parte de los casos no han constituido una solución adecuada para enfrentar el proceso de colonización de las reservas. Los sistemas agroforestales intentan integrar la mano de obra de los colonos campesinos a la explotación forestal y a la producción de alimentos dentro de un esquema de uso múltiple de las reservas forestales. En las unidades de manejo forestal con serios problemas de ocupación, el Estado ha solicitado la inclusión de proyectos agroforestales en los contratos administrativos como una vía de regular el proceso de colonización. Este autor concluye que "Aunque el Estado está consciente de la seria amenaza que para la integridad de las reservas forestales representa el proceso de colonización, las respuestas técnicas para controlar y regular este proceso han sido ineficientes y algunas veces contradictorias."

En resumen, estamos convencidos de que la política de Estado en relación con la colonización agrícola en los llanos altos occidentales y específicamente en la región de Turén, indirectamente impulsó o creó las condiciones para el cambio de uso de la tierra en la reserva forestal, es decir, aprovechar la madera hasta acabar con los bosques para luego sustituirlos por cultivos agrícolas de ciclo corto, sobre la base de un desarrollo empresarial sustentado en la acumulación y/o gestación de capital a partir de la producción agrícola mecanizada.

Futuro de la reserva

En relación con el futuro de la Reserva Forestal de Turén, Robino Valladares (2010) plantea que lo sensato es sincerar la situación de esta reserva y en tal sentido propone el cambio de figura jurídica, es decir, que toda la superficie de la reserva pase a estar regida por la figura de Area Rural de Desarrollo Integral, ya que la misma permite el uso agrícola, pecuario, forestal y urbanístico. Este autor agrega que esta nueva figura obviamente deberá contar con un plan de ordenamiento y reglamento de uso que garantice el aprovechamiento sostenido de los recursos naturales y hace énfasis en la ubicación y delimitación de espacios protegidos tales como: la Estación Experimental de Silvicultura El Manguito, el Area de Vocación Forestal El Amparo, las zonas protectoras de cursos de agua y zonas de aprovechamiento agrícola, entre otras.

Nuestra opinión es que nos parece acertada la propuesta y sin duda es un tema para el debate que debe darse en función de sincerar la situación de Turén tal como lo plantea Robino Valladares; decimos también que ese debate coadyuvará a definir la situación de otras reservas forestales que fueron ocupadas ilegalmente y finalmente depauperadas desde una perspectiva forestal. Es pertinente agregar que nosotros respetamos la posición de otros colegas que siguen aferrados a la idea de que se mantenga a toda costa la figura de reserva forestal, en aquellas áreas "protegidas" donde la cobertura boscosa ya es exigua. En todo caso hacemos votos para que este 70 aniversario de la Reserva Forestal de Turén, genere el debate en el alma mater, en el gremio forestal y en la sociedad en general en torno al estatus actual y el porvenir de las reservas forestales de Venezuela.

Consideraciones Finales

  • La política de colonización agrícola del Estado venezolano en los llanos altos occidentales, signó en la praxis la ampliación de la frontera agrícola y la génesis de capitales en detrimento de la producción de madera en la Reserva Forestal de Turén.

  • El aprovechamiento de la madera de los bosques de la Reserva Forestal de Turén se inició antes de la declaratoria de la misma en 1950, prosiguiendo durante largo tiempo hasta reducirse la cobertura forestal a 2,7% de la superficie total de la reserva en el año 2008.

  • El cambio de figura jurídica de la Reserva Forestal de Turén por otra más acorde con el uso actual de la tierra se justifica, considerando que ya no cumple con los objetivos para lo cual fue creada, es decir, proveer de madera a la industria del aserrío.

  • Es importante impulsar, fortalecer y consolidar la línea de investigación en historiografía forestal de Venezuela. Los conocimientos generados contribuirán a la compresión del devenir del recurso bosque en el país, incluso en el futuro orientarán la toma de decisiones en cuanto a la política forestal de la nación.

  • Urge fortalecer la política forestal de la nación en relación con el aprovechamiento y manejo de las reservas forestales del país, en función de garantizar el uso sostenible de estas áreas naturales protegidas.

 

*Ing. Forestal. M.Agr

 

jimenezgw@gmail.com

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