Un planeta moribundo

Domingo, 07/03/2021 09:06 PM

Son diversas las teorías que explican la aparición de seres humanos en el planeta Tierra científicos, quienes afirman que los restos más antiguos atribuidos a un homo sapiens tienen una data de 315.000 años. Sin embargo, otros aseveran que los primates de la familia de los homínidos con rasgos modernos surgieron en Suráfrica hace 165.000 años. No obstante, aquellos extraños antropoides que caminaban erguidos fueron evolucionando hasta alcanzar la forma que tenemos cuando nos vemos en el espejo. Es bueno recordar que hace muchos siglos nuestros ancestros no eran como nos reflejamos en el cristal.

Aquellos primates que comenzaron a caminar erguidos en dos piernas, en algún momento desarrollaron un lenguaje oral que les permitió comunicarse entre sí. Es decir, maduraron la capacidad de hablar, que en un principio debió ser un lenguaje simple hasta llegar a la complejidad moderna que derivó en modernos idiomas. Los científicos no se ponen de acuerdo con la fecha para cuando ocurrió tal maravilla, algunos opinan que fue hace 50.000 mil años y otros 70.000 años, en todo caso siempre será una especulación. Como se ve, durante la evolución los seres humanos comenzaron a desarrollar capacidad mental para aprender, inventar, utilizar estructuras lingüísticas complejas, hasta utilizar lógica matemática, escritura, música, ciencia y tecnología que los diferenció de otras especies del reino animal.

Si se tiene en cuenta que el planeta Tierra tiene más cinco mil a seis mil millones de años se entenderá que los seres humanos son uno recién llegados. Son unos huéspedes que arribaron hace poco y no cabe duda, que nuestro planeta no le debe nada a los seres humanos, su belleza, su armonía y sus grandes riquezas existían miles y miles de millones años antes de su aparición por vía evolutiva.

En la medida que los seres humanos utilizaron con fluidez el lenguaje surge el nacimiento de las ideas, dado que estas germinan con la palabra. El hombre logra pensar porque utiliza las ideas y con esta, aparece ese gran logro que los seres humanos llaman razón, el gran instrumento de los hombres y mujeres para resolver problemas, conflictos, desarrollar la capacidad de análisis, entre otras cosas. Juzgo que, con la aparición de la razón los seres humanos harían de la tierra un lugar placentero para vivir. El hombre tenía a su disposición un planeta que duró millones de años para evolucionar para regalarnos su belleza y sus riquezas. Fue así como se llegó a la llamada civilización que consiste en la tecnificación, la aglomeración de las masas en las grandes ciudades y el dominio del dinero. El ser humano encontró bajo las plantas de los pies, en el aire y dentro del agua los elementos fundamentales que le asegurarían su existencia hasta que se produjera un nuevo bigbang.

Surgió un problema, la razón, producto de esta evolución no era única, nos encontramos que cada persona tenía su propia razón, su propio raciocinio, mejor dicho, su forma de ver las cosas y por seguro, muy pocas son las razones compatibles.

Con la aparición de la razón surge los intereses y son estos los que agrupan a las personas, bien en partidos políticos, religiones, equipos deportivos, corporaciones financieras, bandas criminales, mafias, etc. Aunque no lo crea, las bandas criminales alegarán alguna razón para cometer sus fechorías, los partidos políticos agrupan a un grupo de personas que comparte una filosofía, así mismo ocurre con la religión. Las empresas privadas y las grandes corporaciones financieras tienen sus razones vinculadas con la obtención de riquezas. De igual modo, los consumidores. Como se ve, cada quien tiene sus propias razones. Esto ha determinado que modernamente la tierra no es aquella anfitriona que acogió a los homínidos cuya única preocupación era comer, dormir, buscar una cueva para habitarla y tener una familia para que los hijos ayudaran, en un principio, en labores de caza luego, para la siembra y el pastoreo. Una vida sencilla, básica, sin altibajos, a menos que se le apareciera un oso o un tigre frente a la gruta.

Con la aparición de la razón florece la inteligencia y con este los hombres y mujeres inteligentes, aquellos seres con capacidad o facultad de entender, razonar, saber, aprender y resolver problemas entre otras cosas. Surge ahora una pregunta ¿inteligencia para qué? Los seres humanos, como tienen razones diferentes, los dotados con cierta inteligencia, la utilizarán para resolver los problemas vinculados con sus intereses, porque harán uso de esta capacidad con fines determinados. Aquí radica el problema, los médicos, los carpinteros, los ingenieros, los agricultores, los científicos inteligentes la utilizarán para inventar o resolver problemas vinculados con su trabajo. Pero hay otros seres inteligentes que usarán el razonamiento para cometer el crimen perfecto, el robo del siglo, para inventar la bomba capaz de acabar con más vivos en poco tiempo, el político que maniobrará mediante la demogaogia para alcanzar el poder para luego apoderarse de la finanzas del país, para inventar armas de destrucción masiva, tanto química como bilógicas, utilizar la energía nuclear con fines destructivos o de los políticos que se coligarán con los dueños de las corporaciones para apoderarse de los recursos naturales y devastarán el medio ambiente. Quiero destacar, el mal uso que se hace de la inteligencia que cada día le restan a la tierra años de productividad.

La Tierra, nuestra pacha mama, no necesitó de los seres humanos para alcanzar la magnificencia que permitió que por miles de años hombres, mujeres y niños obtuvieran de la tierra, del aire y el agua los productos que le aseguraron su existencia y subsistencia. Es a partir de la Revolución Industrial, a principio del silgo XVIII, cuando se inicia un proceso de destrucción del planeta, cuando los empresarios coaligados con los políticos miran a la Tierra, no como un sitio para vivir en armonía con la naturaleza, sino como un bien para extraer materia prima para transformarla en riqueza para usufructo de unos pocos. No conciben el aire como la fuente de vida para respirar, sino como un espacio donde esparcir el smog nocivo para los pulmones, proveniente de las fábricas. Así mismo, piensan en el agua que fluye por los ríos y los hermosos océanos como un depósito para verter los desperdicios procedentes de las industrias contaminantes y las inmundicias acumuladas en los enormes cruceros que hienden el piélago que rodea los continentes. Además, utilizan la tierra como un manantial para cultivar drogas o semillas transgénicas nocivas para la salud pero que generan muy buenas ganancias.

Los seres humanos del siglo XXI estamos presenciando la muerte lenta de nuestro planeta. Los políticos en unión con los empresarios, con las grandes corporaciones agroindustriales, con los consorcios fabricante de armas, con las sociedades financieras, con los dueños de los laboratorios y con todo aquello que generen copiosas riquezas no les interesa la vida de los seres humanos, su negocio es la muerte y por esto el empeño de destruir el planeta.

No exagero a pensar que el negocio de algunos políticos, en alianza con el capitalismo mundial, es la muerte. Bastaría con hacer una estadística de los fallecidos producto de las guerras durante los siglos XIX, XX y lo que va del XXI, de seguro supera los ocurridos durante diez siglos antes del XVIII. Algunos seres humanos utilizan la inteligencia para acabar con la especie que surgió hace 130.000 mil millones de años y que pasó por muchas dificultades para evolucionar hasta lo que somos. Modernamente el gobierno de EEUU y la UE prefieren, además de la guerra, las sanciones, no para condenar un gobierno sino devastar una población entera bajo excusas basadas en mentiras. El poder de la inteligencia criminal aplicada en la ciencia, la política, las finanzas y la economía para destruir la humanidad. Es la defunción paulatina de todo un planeta. El aire, las aguas, los bosques, la tierra, los animales salvajes y los seres humanos están en peligro de extinción, es la muerte anunciada de un planeta moribundo. Los seres humanos parece que evolucionaron para acabar con la Tierra.

Cada tiempo que pasa el ser humano se aleja más del hombre, de la mujer y el niño y se acerca más a los aspectos materiales de la vida, sobre todo al dinero como un bien en sí mismo. Quizás por eso los políticos están interesados en la inteligencia artificial obsesionada más que todo en datos, en las redes, en los chips, en un mundo virtual alejado de la realidad y no de los seres humanos. Razón tuvo Alejandro Dumas cuando expresó: "¿Cómo es que, siendo tan inteligentes los niños, son tan estúpidos la mayor parte de los hombres? Debe ser fruto de la educación. Lee que algo queda.

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