Quiénes estamos preparados para lo que viene, es una pregunta y advertencia a la vez para quienes me siguen no sólo a manera de entretenimiento o a consideración de especulaciones sobre lo que hay y las opiniones vertidas en terrenos movedizos como es el de la información que como ésta que les comento nos dejan atónitos, esperando el gran impacto, y cómo se viene revelando su importancia. La realidad está aquí, ésta es la existencia que tenemos, y estamos en medio de lo que n os depara el porvenir. Qué podemos modificarlo, claro que sí, pero realmente es lo que se tiene preparado para el vulgo, para la mayoría de quienes integramos las especies vivas en este planeta, en plural. En particular nos ocupamos de los humanos en primer lugar, y como lo sabemos hasta ahora con el resto hemos hecho lo que nos ha venido en ganas, porque decimos que somos superiores, y en ocasiones hasta hay quien causa mayor daño porque además como persona o porque forma parte de alguna institución que muchas ya conocemos, han destruido el ecosistema; incluso se afirma que el daño es irreversible, y que todos y todas estamos considerados itinerantes pasajeros de esta nave, somos prescindibles y no somos prioridad, ya que por delante está puesto el interés de cuanto tienes tanto vales, lo que deja a miles de millones a las buenas de Dios, para darle algún crédito también.
Se piensa que, en apenas una década, lo que se pensó duraría dos o tres en manifestarse, ya está haciendo de las suyas y la alternativa se redujo drásticamente y el colapso ya no es parcial sino será total y es inminente. Todo depende de cuánto están dispuestos a sacrificar los gobiernos del mundo para que el paciente en terapia intensiva, pueda superar la crisis en la que lo han postrado. Según las recomendaciones clínicas, y es el caso del reciente informe de la ONU, con unas 4000 páginas, que señala que la situación es tal que en sus argumentos gruesos presenta la situación general de devastador. En este contexto las posibilidades son nimias para que la posibilidad para 8 mil millones de individualidades pueda seguir morando el planeta, de que permanezcan más tiempo en la madre Tierra. Por lo tanto, podríamos inferir que la especie humana, descontando al resto, que también sufrirán el percance que los afectará, por las proporciones globales que nos amenazan. Hasta ahora no hemos superado las pruebas, estamos en la fase de alerta roja; y utilizaré la comparación con respecto al virus y las consecuencias anejas de mortalidad y pandemia; con los daños colaterales en más del 50% de quiebras a nivel económico y financiero, y lo que va a significar para los gastos de inversión o mejor desinversión a niveles contables que nos aguardan en los próximos años. Qué otras sorpresas nos tienen reservadas antes del 2050. Ya las alarmas se comienzan a escuchar como las trompetas del juicio final, la cuenta regresiva se inició el 121212 / 2 = 666 Kabal.
Cualquiera sabe muy bien hoy en día que somos dominados por élites, hace diez siglos que dominan el mundo, antiguamente hubo dioses, faraones, reyes y monarcas, todavía algunos se niegan a desaparecer, y con potestad sobre la vida y la muerte del resto de los mortales pertenecientes a las clases desclasadas, con los que hacen a su antojo lo que les viene en gana. Claro que hoy existen ciertos filtros a través de los cuales tales dominios pasan desapercibidos en buena medida, y todo sigue su curso bajo el margen de los grandes poderes que se enfrentan entre ellos, creándose en consecuencia las grandes divisiones que sabemos que tienen nombre y apellidos. Nada es tan trasparente como la luz, y para ponerlo más a tono con nuestro título diremos que el porvenir ya está aquí y su rostro es catastrófico, anuncia hecatombes, desastres apocalípticos, ya no como señales en los textos sagrados, sino corroborados por la propia investigación científica. El impacto negativo es tal, que desconcierta a muchos que se aferran a la fe en un Dios con todas las cualidades y bondad, y lo que se cierne sobre las criaturas no es nada halagüeño sino todo lo contrario. Resulta que el asunto es de tal envergadura que concita que todos los factores que antes actuaron dispersos y en compartimientos estancos, son urgentemente convocados para que aporten soluciones que rayan en lo inverosímil, puesto que la afectación es tal que parece no haber solución de continuidad, y que cualquier esfuerzo que se implemente, sólo será como una chamiza en la potencia de un volcán en plena erupción.
"Los niveles atmosféricos mundiales de CO2, alcanzan récord histórico."
"Es increíble que el cambio climático haya tardado tanto tiempo en ser un tema político."
"El deshielo de los glaciares crea más de 1.000 lagos en los Alpes suizos."
"Informe de la ONU plantea un escenario apocalíptico para la Humanidad antes de 2050."
Devastador dice el informe sobre las condiciones de la vida y existencia en el planeta Tierra, tendrá algo que ver con la realidad, con la desesperada carrera por descubrir otros mundos que posibiliten la vida fuera de la moribunda Gaia. Son los expertos intergubernamentales quienes ahora hablan sobre el tema por el progresivo aumento del deterioro climático, y con dramatismo y desconsuelo nos revelan desde la ONU la reciente publicación publicada por France Presse. La llamada de auxilio llega con retardo, señala: "El cataclismo de la humanidad, si atendemos a sus conclusiones, estaría más cerca de lo que pensamos." El escenario no puede ser más tétrico viniendo de quienes viene; es como decir la Biblia de la humanidad, dadas sus connotaciones en el concierto de las naciones. Llegan con algo de retardo con relación a sus congéneres de la antigüedad de hace XXI siglos, cuando ya se mencionaba para quienes tienen ojos y vean, y los que tengan oídos oigan; en la actualidad unos 8 mil millones de personas sobre la nave que se está quedando sin combustible, sin energía, y sin sustitutos para aliviar las necesidades, además de la precariedad en las respuestas frente a tales retos, tales que hacen presagiar que se estaría contemplando un escenario como para la sexta extinción en el planeta del sistema solar.
Los datos científicos no tienen una coma de exageración, es lo que hay, y es esto que estamos padeciendo, las consecuencias están en el mundo entero, centro de China, los EEUU, Canadá, México, Alemania, España, y el resto de países, cada uno con sus problemas y necesidades en detalle. Los percances en particular son producto de los desajustes provocados por el cambio climático y la aceleración perturbación del ritmo y los ciclos de la naturaleza, los resultados las catástrofes que se estiman por parte de los expertos que tributan a la ONU, con todos y eso las autoridades de los gobiernos de las grandes potencias, principales causantes de tales perjuicios necesitan más tiempo para pensarlo bien. Ante tal panorama que de gris pasó a oscuro, hace inestimable el problema, sus consecuencias que estamos viviendo en carne propia, y el tiempo de respuesta. De hecho, serán los más pobres quienes corran con peores y dramáticas situaciones, como si hasta ahora haya sido diferente la situación. Enteras regiones del globo están siendo inundadas, arrasando con diques, ciudades, campos de cultivos, por millones se cuentan los éxodos hacia zonas más elevadas, pero sin condiciones adecuadas para atender las más urgentes necesidades en general. Este es el cuadro, pero, además, como si no fuera suficiente con las condiciones mencionadas, las temperaturas son a la sombra sobre los 35°, y pasan de 45° y hasta 50°. Todos los biosistemas están sintiendo los bruscos cambios y no están adaptadas para tales condiciones que requieren mucho tiempo. Hay más producción de CO2 que de Oxígeno a nivel global, esto está ocurriendo en nuestras narices, no podemos mutar de la noche a la mañana y lo peor, no hay tiempo
El informe es de 4000 páginas, es el resultado de hombres y mujeres que se dedican a estudiar el cambio climático, la geología, los ecosistemas, la biodiversidad, la contaminación en general, la evolución de islas de desperdicios sobre todo plásticos vertidos al mar, que flotan en los océanos con extensiones de cientos y hasta miles de kilómetros, produciendo además la ebullición del agua pues evitan que se evapore el calor acumulado bajo la inmensa bolsa que se dirige hacia las costas con los efectos incuantificables o medibles por su impacto. La atmósfera está saturada, y aun limitándose a 2° de aumento de la temperatura global, daría según estimados que 80 millones de personas sean afectadas en los próximos treinta años; además de los 130 millones que se precipitarían en caída libre a formar parte de la pobreza extrema en 2030. Bueno, son pronósticos terribles, pero es que esto debieron habérnoslo explicado paulatinamente desde hace por lo menos medio siglo. Qué nos espera, sequías e inundaciones, catástrofes meteorológicas en simultáneo como ocurre en Brasil, China, Canadá, Alemania, el sudeste asiático, las costas, islas, archipiélagos poblados, que ya están sintiendo los efectos del aumento de los niveles del mar. Se incrementarán los problemas sanitarios, la salud pública se afectará, la nutrición, los refugios, alojamientos y albergues; la seguridad ante la crisis que está tocando la puerta con insistencia por entrar en nuestros hogares. Acaso es una comedia en escena o es el drama y como consecuencia de las imprevisiones y la falta de políticas claras y factibles están a punto de caer en la anomia. Qué harán los Estados, cómo paliarán la situación los gobiernos, con la fuerza, la represión, sólo habrá posibilidad para los pocos que son ricos y tienen para pagar a los corruptos y maulas en la cabeza de los gobiernos postrados ante los capitalistas. Esta III Guerra Mundial de proporciones apocalípticas que rebasan exponencialmente al daño que pudiera ocasionar el virus y sus mutaciones en los próximos dos o tres años cuando mucho, y luego qué, otros virus, otras plagas, cuáles serán las alternativas ante tal escenario dantesco.
Ante un irresponsable informe tardío que la ONU trae a colación, justo cuando la gata se subió a la batea y se orinó en la leche, nos viene con su hipocresía a hablar de un informe que presenta como devastador, adjetivo según connota que devasta, destruye, acaba, asola, arruina, deshace, destroza o desola en un lugar, sitio o paraje, en una población por lo general causado o provocado por un fenómeno catastrófico como el terremoto o de un acto bélico. Habrá ante tales verdades más excusas, lloverán a cántaros las lágrimas de cocodrilo, se darán golpes de pecho, y reconocerán su tardanza, y pedirán perdón antes de abordar las naves espaciales o se refugiarán bajo tierra, cuando llegue el momento crucial para la especie humana y el planeta. Habrán nuevas cumbres antes, se verán las caras para montar el mismo teatro cuando ya tienen sus soluciones finales para los que nada tienen sino sus propias vidas, vidas mal vividas, vividas a medias o un cuarto, a ratos, como se pueda y alcance para el último sorbo del vital líquido en medio del erial, de la soledad, de la ausencia de responsables que han evadido todas sus obligaciones y ni pendientes se ubican del lado de los depredadores de mundos, de las élites con sus agendas secretas, que en las próximas décadas se dedicarán a enviar exploradores a otros posibles planetas por colonizar y comenzar a devastar como lo han hecho con este, y seguir sin consecuencia alguna. Yo, no lo creo, lo pagarán.