La Organización de la Naciones Unidas (ONU) advirtió que se necesitan medidas drásticas para cumplir los objetivos climáticos establecidos en el acuerdo de París.
La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera aumentó a una velocidad récord, para alcanzar un nivel no visto durante más de tres millones de años.
La crisis ecológica que viene sufriendo el planeta se expresa en la contaminación y en el agotamiento de los recursos.
La contaminación del aire, del agua para la vida y del medioambiente, ha provocado el calentamiento del planeta, el derretimiento de los glaciales polares, la multiplicación de catástrofes naturales y la destrucción de la capa de ozono.
De otro lado, el agotamiento de los recursos ha generado la degradación de las condiciones del suelo, la deforestación y destrucción de los bosques húmedos tropicales, su desertificación y la reducción de la biodiversidad y la extinción de miles de especies.
Las consecuencias ambientales no sólo son el resultado de la contaminación y el agotamiento de los recursos, sino también el resultado de los efectos que ha tenido la emigración de los trabajadores de las zonas productoras de materias en busca de trabajo en las zonas en desarrollo e industrializadas.
Justamente, Carlos Marx, analizó en diferentes escritos los vínculos entre el mundo social y el mundo natural. A partir de esto desarrolló una concepción materialista- dialéctica de la naturaleza. Para ello se valió de los aportes de Epicuro, Liebig y Darwin. El primero le inspiró una visión materialista de la naturaleza, cuyas preposiciones eran que: "Nada es creado nunca, por el poder divino, de la nada"… "la naturaleza… nunca reduce ninguna cosa a la nada", es más, Marx manifestó que Epicuro fue el primero en comprender la apariencia como apariencia , esto es, como alienación de la esencia, activándose a sí misma en su realidad como tal alienación, con lo cual reconoció el extrañamiento de los seres humanos respecto al mundo; el segundo, ayudó a construir una comprensión del desarrollo sostenible y de la fractura metabólica entre los seres humanos y la tierra, y por lo mismo le permitió desarrollar una crítica sistemática de la explotación del suelo; y el tercero, ayudó a adoptar un enfoque evolucionista de las relaciones entre los humanos y la naturaleza, lo que le proporcionó una base histórica–natural, para la teoría del papel del trabajo en la evolución de la sociedad humana.
Para entender el concepto de la naturaleza, Marx bosquejó una definición:
"La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre, es decir, la naturaleza en cuanto no es ella misma el cuerpo humano. El hombre vive de la naturaleza; esto quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el que debe permanecer en un proceso continuo, a fin de no perecer. El hecho de que la vida física y espiritual del hombre depende de la naturaleza no significa otra cosa sino que la naturaleza se relaciona consigo misma, ya que el hombre es una parte de la naturaleza".
Esto es, no existe dicotomía entre el ser humano y la naturaleza:
"El hombre no está en la naturaleza, sino que es naturaleza".
También Marx hizo referencia a la naturaleza en la medida que ésta se entrelazaba en la historia de la humanidad a través de la producción, como extensión del cuerpo humano.
Lo que explica que la relación humana con la naturaleza está mediatizada no sólo a través de la producción, sino también por medio de las herramientas, que son producto de la transformación de la naturaleza y le ha permitido a la humanidad transformar la naturaleza.
Marx destacó que el trabajo alienado convierte a la naturaleza en algo extraño al hombre, en un "mundo ajeno, hostilmente contrapuesto al trabajador".
En este sentido, en la propiedad privada, existe una alienación respecto a la naturaleza donde los medios de vida y de trabajo no le pertenecen al trabajador y se le presentan como objetos externos, es decir, "enajena al hombre de su propio cuerpo, de la naturaleza tal como existe fuera de él, de su esencia espiritual, y de su esencia humana".
La alienación de la humanidad y de la naturaleza tiene como resultado no sólo la renuncia al trabajo creativo, sino también la renuncia a los elementos esenciales de la vida misma.
Luego, como el capitalista no va a renunciar a la acumulación de la riqueza y, por lo mismo, no va a dejar de explotar a los trabajadores y expoliar la naturaleza, construye mecanismos engañosos que supuestamente van a dar respuestas a la crisis ecológica. Una muestra de ello son los famosos foros o cumbres como el Protocolo o Acuerdo de Kyoto, Cancún o Durban o el de París, sobre el cambio climático, en el que predominan aquellos "acuerdos" que, a simple vista, son los de las multinacionales y transnacionales del complejo industrial del automóvil, de las grandes industrias de armas, es decir, el interés del capitalismo salvaje con sus grandes capitales. Y como estos "acuerdos" no benefician a la humanidad y al mismo planeta, seguimos en una trayectoria de incrementos de temperatura superiores a los dos grados centígrados, con consecuencias extremas en materia de sequías, inundaciones, deshielo de glaciares, aumento en el nivel del mar y, en general, impactos severos sobre agricultura y formas de vida de millones de personas.
Hugo Chávez en los cinco grandes objetivos históricos, precisó:
"Este quinto gran objetivo histórico convoca a sumar esfuerzos para el impulso de un movimiento de carácter mundial para contener las causas y revertir los efectos del cambio climático que ocurren como consecuencia del modelo capitalista depredador".
Chávez, hizo un llamado sobre el esfuerzo que debemos hacer todos y todas por cambiar el modelo de desarrollo destructor que el capitalismo salvaje le ha impuesto al mundo en los últimos siglos mediante la amenazante extensión de la voraz economía de mercado.
Recordemos que el neoliberalismo no es desarrollo sustentable, es pobreza, opresión, explotación, es la muerte en vida.
Estamos montados en un modelo de autodestrucción donde están en peligro toda forma de vida en nuestra Madre Tierra. Vivimos en un mundo preñado de riesgos irreversibles.
Siglos de explotación colonial, han dado lugar a un sindicato de países ricos y superdesarrollados agrupados en la OTAN que coexisten con otros inmensamente pobres que suministran materia prima y fuerza de trabajo.
Sobre la criminalidad imperialista hay un historial. Hiroshima y Nagasaki, dos ciudades indefensas, en las que EEUU lanzó y probó los efectos de dos bombas nucleares, donde murieron en su mayoría niños, mujeres y ancianos japoneses.
Hollywood ha hecho de EEUU una suerte de juez supremo de los valores democráticos y los derechos humanos.
Porqué su cine no devela los golpes de Estados y las intervenciones en Centroamérica, Panamá, Santo Domingo, Granada, Honduras, Cuba, Nicaragua, Chile, Paraguay, Uruguay, Perú, Argentina, Brasil, y cuatro hojas más de etcétera, y otros planes sangrientos, incluyendo la amenaza golpista que se viene sucediendo contra Venezuela.
Su poderío militar no es una necesidad del mundo, es una exigencia del sistema capitalista que alimenta el mayor mercado de drogas en el planeta. Sus planes están asociados a las millonarias sumas de dólares asignadas a los medios de información privados para mentir y desinformar.
Estamos montados en un modelo de autodestrucción donde están en peligro todas las formas de vida en nuestra agraciada Tierra. Cuyo principal responsable es el imperio del norte, parasitario, depredador y saqueador. Con menos del 5% de la población del mundo succiona anualmente enorme cantidades de petróleo y gas, minerales, materias primas, bienes de consumo y productos sofisticados procedentes del exterior; muchos de ellos como los combustibles y los extraídos de las minas, no son renovables. Los hidrocarburos que tardaron 400 millones de años en formarse en apenas dos siglos lo están acabando.
El imperialismo estadounidense no tiene interés en contener la catástrofe ecológica mundial que amenaza a esta bella Tierra, así lo ha hecho saber su presidente. EEUU con menos del 5% de la población mundial emite el 25% del dióxido de carbono, o sea, es el mayor emisor de gases contaminantes del mundo. 30 países, incluyendo la Unión Europea, consumen el 80% del combustible que se produce.
Desde Protocolo de Kyoto las emisiones de los países desarrollados se elevaron en un 13% y de ese volumen el 55% corresponde a EEUU. Entre tanto, la temperatura va en aumento.
Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), elaborado en Japón por más de 60 reputados expertos sobre el calentamiento global, hicieron el alerta:
El cambio climático le depara a la humanidad riesgos mucho más inmediatos y peligrosos de lo que se creía.
Advierten los autores de este informe que en un período relativamente corto el cambio del clima, las sequías, entre otros fenómenos naturales, se harán realidad y provocarán problemas globales tales como hambrunas, enfermedades, sequedades, inundaciones y guerras por el acceso a los recursos.
La humanidad no está preparada para estos eventos que estamos viviendo. Existen riesgos globales para la civilización. Precisamente, el accidentado mundo que generó el capitalismo salvaje, con las desigualdades sociales que cada vez se agudizan más, problematizan el panorama mundial.
Con un enfoque relativamente nuevo los científicos revelan que hay relación entre el aumento de la temperatura y la generalización de la pobreza. Sostienen que el crecimiento económico y la reducción de la pobreza se ralentizaron y los ingresos totales del mundo podrían disminuir. Sabemos que estos escenarios están en plena efervescencia.
Otro elemento colateral es el aumento de la violencia, guerras, la falta de recursos naturales como el agua potable es un factor desestabilizador que nos llevará a conflictos bélicos abiertos y empeorarán los conflictos ya existentes.
Del mismo modo, está el incremento de las enfermedades, las seguías, la falta de alimentos, la pobreza y otros problemas potenciales debidos al aumento de la temperatura y el cambio climático que están acelerando la propagación de enfermedades crónicas e infecciones, lo que, junto con otros factores ambientales y pandémicos, daría un matiz apocalíptico a la civilización que engendró el capitalismo salvaje.
Los alimentos para el año 2050 tendrán costos impagables, toda vez que los precios mundiales aumentarían exorbitantemente debido a los cambios de temperatura y los patrones de lluvia, algo que sumado al empobrecimiento de los pueblos tendrá como resultado mayor padecimiento y más hambruna en diversas regiones del mundo. A mayor población la demanda de alimentos crecerá.
La Tierra tendrá menos agua disponible. Además, la actual contaminación del agua podría reducir para el 2030 aún más el acceso al agua potable para la población. Se estima que un significativo porcentaje de la población mundial no tendrá disponibilidad en los próximos años a este recurso vital.
No obstante, consuelan los investigadores, que aún hay tiempo para tomar medidas y evitar la catástrofe, aunque advierten que si el frágil balance climático se altera, estos problemas latentes podrían acentuarse drásticamente.
Cabe señalar que estas conclusiones coinciden con los resultados del informe sobre el colapso irreversible de la civilización industrial elaborado por el Goddard Space Flight Center de la NASA. De acuerdo con sus autores, el cambio climático está estrechamente relacionado con el desarrollo insostenible, por lo que la civilización industrial global podría derrumbarse en los próximos decenios debido a la explotación irresponsable de los recursos y la distribución cada vez más desigual de la riqueza.
Al mismo tiempo, la OMM prevé frecuentes inundaciones, movimientos telúricos, tormentas y una gran ola de calor en los subsiguientes años.
Estamos en la hora de los pueblos por la supervivencia de la humanidad y toda forma de vida. Marchemos hacia una genuina y auténtica revolución socialista.
Marx dejo bien claro:
"Producción de plusvalía o la obtención de ganancias es la ley absoluta de este modo de producción". Y la utilización de la plusvalía como capital o reconversión de plusvalía en capital se llama acumulación.
Observamos en el mundo del capitalismo salvaje no otra cosa que una constante e imparable acumulación de riquezas en pocas manos y una infinita pobreza en la gran mayoría de personas en la faz de la Tierra.
La avaricia, el egoísmo, y tantos otros "pecados capitales", es el rasgo característico del capitalismo en toda su historia.
Para contrarrestar estos escenarios contrarios a toda forma de vida, Chávez alertó:
"Esto sólo será posible desde el socialismo como única alternativa al modelo depredador capitalista que ya ha fracasado".
La contradicción está despejada, aunque continua latente el dilema sobre:
"Socialismo o barbarie" que trazó la legendaria combatiente Rosa Luxemburgo.