Ud. ha visto las fotos y el panorama general donde se informa de un hecho doloroso, las muertes y heridas ocasionadas por la explotación ilegal sin ningún criterio técnico de una mina, llamada “Bulla Loca” en el Estado Bolívar, concretamente en zonas selváticas de la región conocida como La Paragua.
Estas noticias acompañadas de las respectivas fotos nos revelan además de lo lamentable del suceso que cobra victimas, las bastas extensiones de territorio que son depredadas y dañadas, sin posibilidad de resarcirse sus efectos, porque son daños que no tienen reparación posible.
Son innumerables las destrucciones que la minería en general, tanto la legal como la ilegal genera al Medio Ambiente y no tengo informaciones que las recomendaciones técnicas de los especializados en el tema sean tomadas en cuenta para desarrollar una actividad, a la que no nos oponemos por principio, a sabiendas que los pueblos la requieren, pero que para practicarla también debe garantizarse el menor daño posible y tratar de resarcir los daño causados la inmensas áreas boscosas que son destruidas.
¿Que dicen los especialistas, investigadores que por años vienen observando y haciendo recomendaciones para que se ejerza la minoría con el menor daño posible?:
“Los efectos de la minería sobre el medio ambiente impactan el suelo, el agua y el aire, pudiendo resultar en alteraciones tales como drenaje ácido, contaminación hídrica, remoción de glaciares, contaminación atmosférica, remoción y socavamiento del suelo, pérdida de biodiversidad, contaminación del suelo”
En las fotos que los medios venezolanos han presentado como complementarias a la información de la tragedia minera en “La Bulla” se puede observar los grandes cráteres que se han hecho, que asemejan a un paisaje lunar, donde no existe ninguna posibilidad de repararlos, tal es la magnitud que allí ha producido la minería ilegal.
¿En cuantas partes más, del territorio nacional se están produciendo estas remociones de terreno sin ningún control por parte del estado y que nos informamos su existencia sólo cuando se producen lamentables tragedias como la que reseñamos?.
Si a estos daños de erosión, le agregamos la tala y quema de extensiones de bosques, incluso en zonass de reserva forestal, según leyes vigentes, de lo que no tenemos idea, el uso del Mercurio y la consiguiente contaminación de las aguas (ríos, quebradas, lagos y cuanta fuente del vital líquido exista a sus alrededores), apreciaremos la magnitud del daño que se está produciendo en Venezuela, con la práctica de esta actividad en la cual participan nacionales y aventureros extranjeros, en busca de fortuna, sin el menor control por parte de las autoridades nacionales.
Este es el panorama desolador que produce la actividad minera, al punto, según me informan especialistas en la materia, que incluso, ríos de la Gran Sabana y del Amazonas a los que resulta muy difícil accesar, por lo intrincado de los lugares por donde cursan sus aguas, ya están contaminados con Mercurio y otras sustancias que se usan en la explotación minera.
Además de estas calamidades nos encontramos que los efectos negativos de esa explotación, mucho más en el caso de la minería ilegal, trae muchas enfermedades a los mineros y al personal que por allí merodea, con consecuencias graves en enfermedades pulmonares por la absorción del polvo y arena, y las intoxicaciones por el contacto con el Mercurio, que envenenan al Sistema Nervioso. ( Recordar la Tragedia de Minamata en Japón)
Debe agregarse, que la contaminación por Mercurio, por ejemplo no se limita a los ríos y a las personas que están en contacto con la sustancia, sino que esta se extiende a toda especie que consuma esas aguas ya contaminadas generalizando y extendiendo el daño a espacios y especies, cuyas dimensiones desconocemos.
Un artículo de Ramón Barba, publicado por las Redes, caracteriza los daños de esta manera:
La explotación minera da una doble funcionalidad a los ríos, según el informe de RAISG, en tanto que se utilizan para la introducción de maquinaria y para dar salida a los minerales. Ello tiene graves efectos medioambientales (erosión de los suelos, contaminación del agua y de los recursos hidrológicos, extinción de flora y fauna acuática, impactos atmosféricos…), a la par que graves consecuencias en lo relativo a la salud de los pueblos indígenas, pues la contaminación de los ríos con mercurio afecta a los peces y los otros seres vivos que se mueven en el entorno fluvial. Dado que la dieta principal de los pueblos indígenas es el pescado, la ingesta de niveles altos de mercurio acaba dañando la salud de las poblaciones (casos de pérdida de visión, enfermedades cardíacas, daños en el sistema nervioso central, cognitivo o motor, entre otros).
Los estudios están hechos, las advertencias escritas hasta el cansancio, las recomendaciones se pueden encontrar es las centenares de investigaciones que se han realizado al respecto, lo que no vemos es la toma de medidas oportunas eficientes y sistemáticas para por lo menos mitigar los daños, por los organismos y ministerios del ramo, cuyo silencio es alarmante.
En materia de la minería ilegal, las zonas potencialmente explotables deben ser permanentemente vigiladas, quizás deba crearse cuerpos de seguridad especializados para que puedan temer control de esos espacios y evitar en la medida de lo posible los graves daños que están produciendo, que a mediano y largo plazo nos afectaran a todos.
“En la Minería, las recomendaciones y advertencias son como hablarle a una pared “ J/S.