Este sistema económico y político que se extiende por todos los países occidentales es el método que hace mucho unos cuantos seres humanos encontraron para enriquecerse y a la larga arruinar a la Humanidad y hacer de este planeta Tierra otro inhabitable. Todo empezó con la Era Industrial. El proceso, medido por el tiempo medio de una vida humana, es rapidísimo. Empieza en el siglo XX y lleva camino de terminar con el siglo XXI.
No hablemos de tantos filones agotados, de tantas especies de la flora y de la fauna extinguidas, de tantos bosques, mares, ríos, lagos y humedales ya muertos o moribundos por la codicia de especie de humanos que se distinguen de la inmensa mayoría, no por su creatividad si no precisamente por su codicia y por su marcado impulso de construir sobre lo que antes es preciso destruir. La guerra es una de las modalidades de satisfacer ese impulso irrefrenable…
Un filósofo alemán del siglo XIX, Heidegger distingue entre pensamiento meditativo y pensamiento calculador. En Occidente, naturalmente en unos países más que en otros, el pensamiento meditativo a duras penas está presente o ya no existe. El pensamiento de Karl Marx que combina perfectamente ambas clases de pensamiento, sería clave para una transformación de las expectativas del porvenir. Pero sigue siendo despreciado ignorado, o perseguido…
La energía eléctrica básica, hace mucho que pasó a manos privadas, en provecho de una nómina de políticastros y de zánganos. Luego pasó a manos privadas el agua. Unas cuantas entidades privadas se han hecho cargo del agua que fue asimismo pública, como lo fue la energía eléctrica, pero ahora al igual que ésta, es objeto de voraz comercio y explotación por unos cuantos oportunistas.
La pregunta es ¿cuánto tiempo queda para que alguien, que ya lo debe estar tramando, decida controlar el aire que respiramos? ¿cuánto queda para que la sociedad humana mundial tenga que comprar respiraderos y oxígeno por litros si quiere seguir viviendo?