El 28 de julio el Poder Popular dará un gran paso en Barcelona

Miércoles, 17/07/2019 03:01 PM

Mucha razón tiene el constituyente Julio Chávez cuando aseguró en Los Tronconales que: "En Barcelona se está haciendo historia desde la perspectiva del Poder Popular, se busca consolidar con la participación protagónica el sueño del Comandante Eterno Hugo Chávez: la construcción del Estado Comunal". Es que el pueblo organizado del Municipio Simón Bolívar del Estado Anzoátegui se está movilizando, de manera activa, organizada y disciplinada, hacia la Consulta Popular convocada para próximo 28 de Julio, donde aprobará en referendo popular la transferencia a las Comunas del servicio de recolección y reciclaje de desechos sólidos, con el que se propone un objetivo inmediato: optimizar ese servicio, y al mismo tiempo generar recursos económicos que puedan ser administrados directamente por las comunidades para beneficio de sus habitantes, pero siempre afinando la puntería hacia el objetivo estratégico: consolidar, sobre cimientos firmes, la construcción del Estado Comunal, que en definitiva es la verdadera base del Socialismo Bolivariano y Chavista.

La Consulta Popular del 28, que se enmarca dentro de la ofensiva comunal promovida por el Presidente Nicolás Maduro, plantea comenzar de forma concreta el desafío de edificar la nueva institucionalidad revolucionaria desde el Poder Popular. El alcalde Luis José Marcano, que se ha convertido en el principal promotor de la iniciativa, dice que aprecia en este proceso un desarrollo ofensivo de las comunas del municipio Simón Bolívar, generado, fielmente, desde la pluralidad democrática, cumpliendo con el Proyecto Bolivariano: "No hay otro camino seguro para el pueblo venezolano que el Socialismo. Venezuela se ha encargado de transmitir el mensaje claro y fuerte en más de veinte elecciones democráticas. Está comprobado, y la única manera de avanzar es profundizando el proceso de empoderamiento popular por vía de las Comunas."

En el transcurso de este proceso que ha puesto en marcha el pueblo barcelonés organizado, se viene demostrando que existe un elevado nivel de conciencia ciudadana, que el pueblo sí entiende su condición de sujeto revolucionario, y que puede asumir el Poder sin tutela –espantando el clientelismo-, posibilidad que le otorga la Constitución Bolivariana. Cada consejo comunal se ha convertido en el rector en su propio territorio de la consulta: organiza, promueve, moviliza, discute, propone, se activa de manera consciente, etc. La institucionalidad del CNE –el Poder Electoral- ha estado presta, diligente, para blindar el éxito que tendrá el proceso del 28 de julio.

Si bien es cierto que por ahora es un paso no se debe confundir con un paso sin ruta. Es un paso adelante, y muy importante, que abre la posibilidad de iniciar la marcha en un nuevo trayecto de la vía hacia la concreción del gran proyecto de la Revolución Bolivariana como lo soñó Hugo Chávez. Es un paso en la dirección de la perspectiva de la renovación de la esperanza, precisamente en un momento cuando es muy evidente agotamiento de las posibilidades desde el viejo estado, de ese estado que ya no da para más desde hace mucho tiempo.

La consulta del 28 de julio en Barcelona da elementos de praxis revolucionaria que pueden ayudar a renovar –y retomar- el necesario debate sobre el Poder Popular, que por las prioridades que enfrentamos los venezolanos, debido a la brutal agresión imperialista, quizás se había enfriado un poco. Si partimos, como sostenía Rosa Luxemburgo, que el Poder Popular solo puede consolidarse como superestructura una vez que se concrete la transformación social, porque en el marco del capitalismo solo puede desarrollarse en condiciones de posibilidad (Mazzeo, 2007), se plantea un gran desafío que pone a prueba a la Revolución Bolivariana. Chávez jamás se conformó con que la Revolución Bolivariana obtuviera sólo porciones de poder en las viejas estructuras del viejo estado (con elecciones o luchando contra las conspiraciones golpistas como las del 11 de abril del 2002 y el paro terrorista petrolero), por eso llamó a Constituyente, hizo gigantescos esfuerzos por impulsar transformaciones dentro del estado para tratar de adecuarlo con la nueva realidad, pero nunca se hizo ilusiones con ese viejo aparato, siempre buscó nutrir a la Revolución Bolivariana de la sustancia vital del Movimiento Popular (es lo que lo diferenció de las otras experiencias revolucionarias o progresistas del resto del continente). Con la mira siempre puesta en lo estratégico fue promotor de la autonomía del Poder Popular que el que buscó la construcción de una corriente social contrahegemónica que potenciara con mucha fuerza las posibilidades de desarrollo del Movimiento Popular, enfrentando a la vieja tradición política partidista de hegemonizar mediante distintos métodos, siendo el más nefasto el clientelismo. Chávez tenía claro que la lucha por el poder no había concluido, sino que apenas comenzaba, y que los choques de clase o de interese de todo tipo eran inevitables. A Chávez le preocupaba (ver Golpe de Timón) que si la dinámica de construcción del Poder Popular dejaba de profundizarse le seguía, casi fatalmente, el aislamiento y el desgaste, o peor aún que el enemigo comenzara a invadirnos ese terreno aprovechando el desencanto y la consecuente despolitización y desmovilización que provoca la ineficiencia, la corrupción y el burocratismo del viejo estado.

Sin embargo, a pesar de las dificultades propias de todo proceso social, el Poder Popular tiene un largo trayecto recorrido, una dilatada experiencia acumulada. El Poder Popular tiene sus leyes, Chávez las creó con una vigorosa estructura legal que se fundamenta en la constitución. La Ley Orgánica de Comunas estable que las comunas son la célula fundamental del Estado comunal, que es definido como un espacio socialista para el autogobierno de las comunidades, donde se practica la democracia directa –la participativa y protagónica- como el más grande logro revolucionario que se establece en la constitución.

La agresión que hoy sufre nuestra Patria obliga a profundizar –acelerar- la Revolución para preservar la Independencia y la Soberanía como los únicos bienes que nos pueden asegurar todos los demás, y que nos permitirán lograr la Suprema Felicidad Social que planteaba el Libertador. La producción comunal puede proveer bienes y servicios de calidad que tributen a la seguridad y defensa integral de la nación, fundamentalmente alimentos como lo requiere la actual coyuntura.

Así que el 28 de julio, en la tradición democrática de la Revolución Bolivariana, los barceloneses nos citamos para profundizar la Revolución Bolivariana. Será un resonante triunfo del Poder Popular, el más consecuente heredero del legado de Hugo Chávez. La demostración de Barcelona será el mejor regalo para Chávez en su cumpleaños.

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