La sociedad comunal como sistema de convivencia, es una forma de organización, colectiva, integra las dimensiones sociales, económicas, políticas, culturales, ambientales, además de promover una identidad cultural compartida, su objetivo es edificar la nueva institucionalidad, es decir ciudades humanas sostenibles y la sociedad comunal. Se fundamenta en la propiedad comunal, la prosperidad colectiva, la toma de decisiones horizontales, la economía recíproca y la sostenibilidad ecológica. Este modelo, ha estado presente en comunidades indígenas y experiencias contemporáneas de autogestión, fortalece la participación protagónica de los ciudadanos, consolida la institucionalidad comunal.
Impulsa transformaciones sociales, jurídicas, políticas, económicas y ambientales alineadas con el mandato del presidente Nicolás Maduro, en la Revolución Comunal Bolivariana. Se enmarca en el Plan de las Siete Transformaciones (7T), que prioriza la descolonización de las estructuras comunitarias y la creación de un orden multidimensional para gestionar los bienes comunes. Sentando las bases para un nuevo orden societario el Estado Comunal, esencia del socialismo del siglo XXI.
Esto implica redefinir la geometría del poder comunal a través de escalas interdependientes; comunidad familiar, consejos comunales, comunas. Con una estrategia experimental, demostrativa y replicable; que busque generar condiciones objetivas y subjetivas para que las comunidades evidencien sus capacidades organizativas en la gestión de entidades comunales; dar un salto cualitativo, el mismo radica en trascender la realidad actual mediante dos ejes: ciudades humanas, espacios donde el bienestar colectivo priva sobre intereses particulares, garantizando seguridad, convivencia y participación democrática en la planificación; sostenibilidad ambiental, prácticas ecológicas en infraestructura, transporte y consumo, equilibrando desarrollo y protección del ecosistema.
Este sistema posibilita que las comunidades administren servicios públicos y atiendan a grupos vulnerables desde la proximidad territorial, priorizando una ciudadanía comunal que teja la base de la sociedad comunal, no es una utopía: es un proceso en construcción que combina autogestión, soberanía popular y justicia social. Su éxito dependerá de superar desafíos históricos como la centralización y la verticalidad del poder, la dependencia económica para consolidar un proyecto desde y para las comunidades.