Millo: un tacariguero, milagro de la virgen

Miércoles, 28/08/2019 03:51 PM

Pudiera suponer, que cuando Luis Mariano Rivera se nos fue, su alma se transformó en muchos pajaritos y cada uno de estos pajaritos, tomó un proyecto de vida y hoy, afortunada y alegremente, estos pajaritos viven con algún ser en algún sitio de Venezuela, muy pendiente de esas florecitas que no adornan los lujos salones, pero que son igualmente muy hermosas. Puedo suponer también, que el creador de Canchuchú Florido, antes de irse, se nos volvió una lluvia y sus gotas, mojaron la humanidad de unos seres, que se hicieron como almas de gemelas Luis Mariano.

Luis Mariano Rivera fue como son ellos ahora, pero antes de dejarnos, el poeta de las cosas pequeñas pero hermosas, quiso asegurarse, que siguieran siendo lo que eran, pero con una gotica de la misma sangre, que el poeta del mango, de la cerecita y de las pequeñas cosas de nuestros campos, que Luis Mariano llevaba en sus venas.

Este idea o suposición, nos da la oportunidad de sentir la presencia de Luis Mariano Rivera, pero no le quita ningún méritos a estos venezolanos que vienen produciendo hermosos textos (artículos-crónicas) sobre estas pequeñas cosas que tenemos.

En Margarita, seguramente hay muchos Emigdio Malaver por ahí regados haciendo su trabajo. Luis Mariano fue como ha sido y seguirá siendo, el tacariguero Emigdio Malaver. No me cabe ahora ninguna duda, que Millo, es un milagro de la Virgen del Valle, porque los milagros de la Virgen son así de sencillo pero profundamente humanos. Todo ser sensible a la pequeñas pero grandes cosas de la naturaleza, es un milagro de la Virgen del Valle

Millo, como se le conoce en Tacarigua o del portachuelo pa´bajo, es un margariteño que desarrolló la habilidad de conversar con los árboles. No es este un arte nuevo en el pueblo Tacarigua. En este hermoso pueblo de la isla, cualquier vecino sabe cómo entablar una profunda amistad con la naturaleza y más específicamente con las árboles. Un tacariguero es como una mata.

Todo el pueblo de Tacarigua, sabe conversar muy naturalmente con los árboles, Millo ha sido capaz (y esto para un tacariguero no es gran cosa) de sentir y recoger las manifestaciones que regularmente hacen los arboles en Margarita. Millo recogió el malestar y la preocupación que sienten los árboles que se encuentran el hermoso "Túnel del Amor". Estos árboles, según nos cuenta Millo, viven en un estrés permanente, producto del maltrato que reciben por parte de los seres supuestamente más inteligente que ha creado Dios. Estos seres y que humanos, están como empeñados en acabar con el mundo y el "Túnel del Amor", es un pequeño y hermoso espacio de este mundo. Sabe Millo y las matas también, que el ministerio del ambiente y la gobernación aún no han llegado enterarse que las matas necesitan de cuidados médicos y por falta de estos cuidados y muchos descuidos, las matas del "Túnel del Amor" pueden morir sin haberle llegado su hora, como Dios manda.

Millo habla frecuentemente con las Bromelias, helechos y orquídeas del Cerro Copey y sabe de sus angustias. Estas maticas viven en una permanente zozobra: No duermen ni tienen paz, porque saben que los humanos van a sacarlas de su medio para transformarla en una mercancía. Ellas desean y piden, que la dejen ser lo que son: maticas que le dan vida a la Isla desde el Cerro el Copey

El tacariguero Millo, tiene el mismo sentido de Luis Mariano. Es capaz de oír el quejido lastimoso de una mata de mango. Es capaz de sentir y ver la rebeldía que las matas de mango llevan por dentro. Millo vive con ellas y a través de las conversas que mantiene con ellas, sabe que las matas de mango están muy dolidas con nosotros porque le sacamos el jugo, la jalea y hasta el carato, que son partes de sus exquisiteces, pero le pagamos con piedra y palo. Millo habla y se entiende con las matas de mango y con los pequeños pero hermosos detalles de nuestra terruño.

Me dice Millo, que las matas de mango controlan el sindicato de los árboles contra nosotros. Me dice Millo, que son tan buenos los árboles con nosotros, que la única cosas que nos piden, después de darnos vida, es que la cuidemos. No es mucho lo que nos piden.

NOTA: Enlace para acceder a varios de los cuentos de Emigdio Malaver. https://drive.google.com/file/d/0Bzw6KXX26B1oeTVjeEhHVmV3STUxT2o4eEM3emV2T0JQWWJr/view?fbclid=IwAR3xkVhSaklGCCxtec3P_XAVqH68MeCsmK11QWD02xZpClVm8nUXxfS_9oU

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