Luis Mariano Rivera (1906-2002), un carupanero con clase

Jueves, 05/12/2019 12:42 PM

El 19 de agosto de este año 2019 se cumplieron 113 años del nacimiento de este maravilloso ser, nacido allá en Canchunchú, en las cercanías de la histórica ciudad de Carúpano en el Municipio Bermúdez del estado Sucre, fue y será reconocido como cantante, compositor, poeta y dramaturgo popular venezolano, amigo y compañero de trabajo de mi querida y adorada madre Petra Amparo Quijada de Quintero, por causalidad fallecida un día 19 de agosto del año 2010, igualmente día del nacimiento de mi querida primogénita sobrina, Mercedes Amarilis Vivas Quintero, quien gracias a sus padres pudo conocer y compartir con Luis Mariano allá en el Canchunchú Florido que se hizo famoso por ser uno de los más importantes temas de este inmortal creador popular y de otros temas como Cerecita o Semeruco, como él mismo decía, le llaman a la cereza nativa en las tierras del oriente del país, La Guácara, El mango y la manzana y muchas otras creaciones y diversiones orientales que serían inmortalizadas y por esta razón llamarle "carupanero con clase" como lo hizo el también compositor Luis Laguna (1926-1984) a un heladero, en una de sus canciones, todas ellas como referentes de la oralidad y la estética musical venezolana que estos dos y otros grandes maestros de la música venezolana, nos han dejado como un valioso legado cultural.

Todavía recuerdo como Luis Mariano se hacía acompañar por el "Indio Rivera" a quien presentaba casi como su padre, donde también señalaba que era una especie de mentor que le ayudo mucho a ser lo que fue en su vida artística. También sentía como familiar a este indígena nacido allí en Canchunchú, donde nació mi abuela Juana Hernández Ñañez de Quijada, cuyos rasgos fisionómicos, fenotipo y genotipo estaban allí presentes en su figura y corresponden a los caribes orientales (cumanagotos, chaimas, guaiqueries, pariagotos, etc) donde se muestra la matrilinealidad heredada en la música y en los complejos códigos sonoros, que perfilan mi auto reconocimiento como afroindígena. Cuando mi madre vio a Luis Mariano Rivera por televisión, inmediatamente me dijo que ese señor trabajó con ella, él como mensajero en la camisería de los Narciso en Carúpano, era mucho mayor que ella y que mientras atendía sus labores de confección, corte y costura, disfrutaban mucho de sus ocurrencias y chistes, dándole así un carácter distinto al ambiente laboral de ese momento.

Armado de esa referencia me atreví a visitar el espacio vital de este juglar venezolano y pude ubicarlo un día domingo en un balneario llamado Sabacual, ubicado muy cerca de El Pilar a orillas del río con el mismo nombre, donde en compañía familiar preparaba un sancocho oriental igualito al que describe en la canción de su creación, en esta ocasión no era de pescado fresco sino de "Cuna salpresa" como dice el pueblo y el chef Sumito Estévez, pescado preso en la sal. La referencia de mi madre bastó y sobro para ser considerado como huésped, durante una semana en su casa, que al lado con su familia llamaban a ese sitio, "El Conuco" y de esta manera pude conocer en casi interminables conversas, muchos detalles de sus creaciones al lado de la mata de semeruco, que motivó de inspiración para la canción de Cerecita, bien sea en un chinchorro tomando un cafecito recién colado por su compañera a quien llamaba cariñosamente "la negra" o cerca de un caney que utilizábamos para las conversas, donde me manifestó que quería ser enterrado el día de su muerte.

De las tantas anécdotas escuchadas me llamó mucho la atención la referida a un pequeño boceto a lápiz hecho por el poeta Aquiles Nazoa, que mantenía en un lugar privilegiado, en el mismo espacio donde guardaba todos los reconocimientos por él obtenidos, hasta uno que le fue otorgado en Amazonas cuando visitó esta maravillosa tierra de selva. Me narró con detalles como fue la entrada del "Ruiseñor de Catuche" por el camino que recorrió en esa oportunidad, cuando les hizo recoger flores a los niños integrantes de su grupo, para el recibimiento, indicándoles que le lanzaran las flores cuando pasara por allí y así fue, al llegar al lugar donde estaba la casa al encontrarse ambos en fraterno abrazo, el poeta Aquiles, rompió a llorar de emoción y felicidad, haciendo de este encuentro algo que siempre recordaba de esta histórica visita.

Luis Mariano Rivera comienza a los 48 años de edad. Él relataba que fue siendo «un viejo» cuando logró «meter un poco de luz» en su pensamiento y fue así como la música y los versos empezaron a dibujar su existencia, se le conoció como un músico autodidacta y un hombre de pocas palabras, pero de gran sensibilidad, Rivera solía decir que su primer encuentro con la música fue por pura casualidad: «Fue un diciembre. Mis amigos querían cantar una nueva parranda, pero no tenían idea de por dónde empezar, así que escribí una canción para ellos». Juana Francisca; que el mismo autor declamaba en sus poemas como:

"A mí me gusta cantar / canciones para mi pueblo / canciones que tengan gracia / y alegría por dentro / canciones que digan algo / que arranquen del sentimiento / canciones tontas no gusto / para cantarle a mi pueblo / en mi cantar sólo busco / en mi cantar sólo quiero / cantar las cosas sencillas / que tengan sabor eterno.

Hasta el continente asiático supo del arte de Luis Mariano Rivera, pues el no menos famoso Paul Muriat versionó la canción Juana Francisca y la convirtió en un éxito de la música instrumental en Japón. Otro motivo de orgullo para el poeta fue la versión de Canchunchú Florido que hiciera la Orquesta Filarmónica de Londres

Creo que fue el Quinteto Contrapunto quien hizo conocer a Luis Mariano, sin embargo su director el maestro Rafael Suarez, talentoso arreglista y ese inigualable grupo, nos legaron un maravilloso álbum dedicado a los aguinaldos venezolanos que marcan un hito en la música decembrina, donde destacan los cantados en el oriente del país y sigo insistiendo que en la música vocal hay un antes y un después de lo que hizo este grupo con la música popular con una exigencia académica que puede ser valorizada y reconocida por el pueblo llano venezolano..

Este año 2019 que finaliza con una pesada carga de acontecimientos que nos han hecho sentir en una verdadera posición de resistencia en todos los órdenes, también nos habla de la situación que viven otro países de nuestro continente latinoamericano, donde se hacen evidentes las posiciones de algunos gobiernos neoliberales que rayan en el fascismo y otros que propugnan la paz y la felicidad para todos sus habitantes, sin injerencias que perjudican en lo económico, en lo social y muy especialmente en los derechos humanos que se han visto violados por quienes se aferran al poder de los intereses de grandes corporaciones y de subalternos intereses de grupos locales que le han dado la espalda a la gente humilde y trabajadora que aspira un mejor comienzo para la segunda década de este siglo XXI.

¡QUE VIVA LUIS MARIANO RIVERA!

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