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El 6-D del 2015 había madrugado para ir a votar. Los tumultos en las colas frente a los centros de votación eran de vértigo, y allí relumbraba soberbia y agresividad. Casi todo el mundo maldecía alegremente y gritaba: "Nojoda, esta será la última cola que haga en nuestras vidas, y queremos saber quién en esta mierda es chavista. ¿Dónde se habrán metido los chavistas, muéstrenme uno por favor para joderlo ya..., que no aparecen...?"
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En la Avenida Urdaneta a las 3 de la tarde comenzaron a quemar cauchos. Se oían cacerolas. Pasaban carros a todo dar tocando cornetas. Algunos con gorritas tricolores se desgañitaban diciendo que Maduro estaba caído. Grupos de aparentes jóvenes se mostraban armados, unos llevaban palo y mostraban sus dientes en las trémulas claridades de un autobús incendiado.
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Vi pasar a un perro al que le habían echado gasolina, y apestaba a gasolina. Lo habían intentado quemar. Vi tres hermosos guamos derribados y colocados frente al Colegio La Salle para cortar el tráfico. Los promontorios de basuras cortaban las vías incluso para los que iban a pie.
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Vi a un grupo del sector de la "16 de Septiembre" beneficiados por La Misión Gran Vivienda de Venezuela gritando: "¡Muera Maduro!". Todo esto y mucho más lo vi palmo a palmo de aquel día tan horroroso. Vi a unos supuestos chavistas que se les retuercía la lengua diciendo que a fulano o a zutano les habían dado carros o tablets, neveras o cocinas y que a ellos los dejaron por fuera. Caía en la cuenta que estos salieron a votar a la derecha, bsucando el fulano CAMBIO para volver a comer m...
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El 7-D, muy temprano, salí a comprar unos pastelitos para llevarle a unos parientes recluidos en el Hospital Universitario, HULA, y me dirigí a la Parroquia. En la cola había unos doce guardias nacionales, y en total como unas cuarenta personas. Entonces llegaron unos motorizados asquerosamente amanecidos y borrachos que venían de celebrar el triunfo..., y sin ton ni son comenzaron a decir: "-Nojoda llegó el cambio y a estos "aguacates" hay que sacarlos del medio. Hasta cuando esta mierda de encontrarse aguacates hasta en la sopa". Los tipos daban tumbos con sus cascos en las manos; todos con muy mala pinta, el rostro sudoroso, los ojos rojos inyectados de brutalidad y rabia, y escupían: "Cambio, cambio, y que me la chupen estos aguacates, y que los mamagüevos chavistas vengan aquí a decirme algo, pendejos... que se atrevan". Uno de ellos se golpeó con la pared y haciendo eses se fue de bruces, y lo recogió de suelo otro de los "cambistas", y comenzaron a balbucear burlonamente: "-Patria, patria…", pero la lengua se les trababa y soltaban una risita con una baba que le corría por la comisura de los labios. Fue entonces cuando comenté: "¡Que viva Pérez Venta, carajo!", y uno de los borrachos, flaco como un látigo, abrió todo lo que pudo sus ojos aguados y rojos, y replicó: "¡Que viva ese Pérez que es de los nuestros!", al tiempo que otro motorizado agregaba: "- Con nuestros diputados vamos a sacar ese gran carajo de Maduro, hijo de la gran puta, ¿y como dijo usted señor que se llama ese diputado del cambio que hemos llevado a la Asamblea?", y contesté: "-Pérez Venta". Los embriagados malandros como pudieron salieron hacia sus motos y partieron gritando: "¡Tenemos cambio! ¡Que viva Pérez Venta!" "Que viva"... Así nomas...
Esto pasó el 7-D: entonces salieron a mentarle la madre a su madre...
Por: José Sant Roz
Lunes, 10/02/2020 02:02 PM