El municipio Urbaneja ha tenido tristes historias, por no decir llenas de vergüenzas con la mayoría de sus alcaldes, muchos se fueron huyendo al exterior otros simplemente se marcharon a rehacer su vida en Miami, sin tener cara para devolverse a hacer política en Lechería, pues su pasado en nada les ayuda. El que funge en la actualidad de burgomaestre, el señor Manuel Ferreira, cobra hoy los favores de defender a los guarimberos, lo que aparentemente hacia de gratis, pero en realidad acumuló las facturas para hacerlas efectivas a través de la posición que hoy ostenta.
Ya no es que si tres comerciantes no colaboran con 16 lámparas, toma como medida cerrarles los negocios para que sirvan de ejemplo a los demás. La cuestión ahora es macro, la recolección de la basura inexplicablemente se ha convertido en un costo exorbitante para los residentes de los condominios. Lo que ha causado protesta y rechazo de toda la comunidad morreña. No se sabe si esa actividad la ejecuta como propaganda de una precampaña política con una ciudad limpia en todos los sentidos, o es que los propietarios de la compañía recolectora están comprometidos a financiarlo en sus aspiraciones a gobernador. Lo cierto es que está equivocado, para ser candidato regional se deben tener un mínimo de condiciones que incluyen tener amigos en toda la geografía regional con presencia efectiva en las principales ciudades del estado. Lógico, de haber sido alcalde, presentar una buena gestión, que no es su caso, porque díganme de la labor de Manuel Ferreira en Lechería. Lo cierto es que estas altas cobranzas por el servicio del aseo urbano, acabaron con las intenciones de ser gobernador del estado, a los extremos de montar un show pidiéndole a la cámara municipal implemente una ordenanza en donde queden conformes todas las partes. La mala intención se nota al momento de no suspender los altos pagos, haciendo pensar que busca lanzarle la responsabilidad a los concejales, como si él alcalde no tuviera nada que ver. Al parecer dice controlar la cámara a través de un exdiputado de La Causa R, a quien Ferreira da instrucciones para que su mujer involucre y convenza al resto de los concejales para complacer al alcalde. En este caso dudamos que la estrategia tenga buenos resultados, pues Manuel Ferreira disparó primero para luego averiguar a quien hirió. Además esa concejal ya todos la conocen y nadir confía en ella, no por el hecho de nunca haber vivido en Lechería, sino por su falta de capacidad política y poder convocatorio.
Ya Manuel Ferreira se convirtió en otro accidente de la política con graves consecuencias para la comunidad de Urbaneja. Solo cuenta con esta concejal, y una locutora quien nunca ha tenido sentido de solidaridad, la que se presta a realizar cuñas prácticamente obligando a los ciudadanos de Lechería a pagar el servicio con costo desproporcionado de la compañía de basura. Se equivoca con ella el alcalde, esa locutora no agradece la sintonía de los oyentes. Ni los favores de un diputado que en el pasado le regaló una vivienda en Urica a la señora que la crió, le consiguió trabajo a esa misma doña y al padre lo puso a trabajar como profesor en el liceo La Granja de Clarines.
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