Son los personajes que ayudan o hunden a un candidato, mientras más sifrino sea el aspirante buscará mayor número de asistentes, siendo siempre a uno al que le brinde mayor confianza convirtiéndolo automáticamente en asesor y jefe de campaña. En el estado Anzoátegui la variedad de estos colaboradores inmediatos es de todo calibre. En Puerto La Cruz, la precandidata Astrid, se llevó alguien de Barcelona, el hombre la convenció con un proyecto de apoyo a la juventud con un nuevo tipo de lucha, mucho más efectiva que el Karate o el Tae Kwon Do. Consiste en el arte de usar el cinturón de cuero para atacar por la espalda al oponente, amarrándolo por el cuello y después morderlo tan fuerte que le quita un pedazo de carne con los dientes. La denomina Lucha Motilona, por el origen del instructor y jefe de campaña. La popularizó en Barcelona al atacar a un caricaturista por una crítica de su gestión en un cargo de elección popular.
En Barcelona el precandidato Guillermo Martínez tiene un jefe de campaña de lujo, un abogado que era la mano derecha de Jonathan Marín, exalcalde de Guanta. El doctor es bueno pero solo ha actuado políticamente en Guanta, la que conoce metro a metro. No sabemos qué conocimientos de la dinámica barcelonesa tendrá. Este jurista es un aporte de Jonathan Marín a la campaña de su gran amigo Guillermo Martínez, que ahora para alcanzar popularidad se hace llamar Guille. Desafortunadamente para Guillermo, el exalcalde Guanta anda huyendo por el exterior, de lo contrario son tan fuertes los lazos, que estaría dirigiendo la campaña personalmente.
La candidata de Luis José Marcano, que ya dejó de ser de Barcelona para convertirse en la candidata del protector del estado. Maneja bien su principal arma, el popular Chilingo cuando la vio de cerca, en la avenida Country Club le comenzaron a temblar las piernas ante tanta belleza, perdió el equilibro y se fue contra la acera. Pero no todo es belleza, una asistente encargada de llamar por teléfono la perjudica ilimitadamente, pide comprensión por la timidez de la candidata. Casi pide que uno sea el que hable por ella en los mítines. Mala vista la de Marcano.
Placido, aspirante por Barcelona, sin tarjetas, sin partido ni liderazgo. Ha brincado tanto la talanquera que nadie confía en su palabra. Al parecer solo cree en él una asistente que por cierto también vive en Puerto La Cruz, cuyo currículo de vida la ubica como activista en la ciudad de Mérida con varios títulos universitarios. Está pendiente de los grupos en internet, responde por el candidato cuando alguien lo menciona, y si no lo nombran también. Así sucedió con una encuesta publicada por el candidato Gilberto Román, le reclamó él porque no había incluido a Placido en la medición. El dirigente le dijo que él no la había realizado, quiso intimidar al caballero de la radio, desconociendo que el hombre cuando era miembro de la Brigada 8 comía sopa de traga venado en El Turimiquire.
Indudablemente que el representante más folklórico es el del candidato a gobernador Antonio Cedeño Umanés, el popularmente conocido como "La Potoca", actúa como dueño del pensamiento y accionar de Antonio, causándole mucho daño en la campaña, en las últimas elecciones después de haber regalado un sin número de teléfonos celulares y lentes, ni siquiera llegó al uno por ciento de la votación. Cedeño Umanés en esta ocasión quiso hacer un cambio radical nombrando un sacerdote presidente de una fundación creada por él para realizar proselitismo político, ahora solo reparte arepas con queso. Resulta que en la práctica La Potoca estaba de segundón, no se quedó quieto y le hizo la guerra interna hasta que sacó al padre. Según el cura va para tres meses que no le contesta el teléfono. En la actualidad La Potoca se disputa con un periodista la jefatura de la campaña, periodista que una vez se le ocurrió tenerlo de asistente en sus prácticas de santero, llevándolo de madrugada como acompañante en los baños que le da a Cedeño Umanés en las orillas del rio El Rincón, el periodista era el encargado de alumbrar con dos velones el sitio del trabajo, el profesional de la prensa asustado, le causaba mucho daño a Antonio con las gotas que caían despiadadamente sobre la espalda. Eso sirvió para ganarse la confianza de Umanés manejando prácticamente la campaña debido a su gran experiencia en el occidente y llanos del país.