El des-agravio al almendrón de Cumaná

Carta al gobernador del Estado Sucre

Martes, 07/09/2021 01:28 PM

Se trata de una carta al ciudadano Edwin Rojas que, por su canal de televisión, pedía ayuda para construir una lista con sus logros como gobernador del Estado Sucre. La necesitaba, decía con ansiedad, para oponérsela a la sociedad plural que convocó el “acto de des-agravio del almendrón de Cumaná”, empeñada en anotar sólo fracasos -en medio de una inusual y extraordinario operativo policial-.

 

Apreciado gobernador: 

No tiene que angustiarse mucho por la larga lista de desatino que el gobierno regional coloca sobre su propia cabeza. Algunos de ellos, seguramente, son ciertos. Enderezar esta capital de Estado Sucre, torcida por un nefasto presidente de la junta directiva de la fundación Teatro Luis Mariano Rivera, no es tarea fácil.

Sin embargo, todo ciudadano tiene pleno derecho a reclamar, sea quien sea el gobernador, la resolución de los numerosos problemas que aquejan a esta región del Estado Sucre. A reclamar y oponérsele a cualquier funcionario de gobierno que considere malo. A oponérsele, no a pasarle por encima de cualquier manera.

Ninguna de las razones alegadas, por quien se hace llamar “presidente de la junta directiva de la fundación Teatro Luis Mariano Rivera” –asi algunas de ellas fueran ciertas-, le da derecho a apoyar -como gobernador- a un complot de gorila enardecido -por no usar apreciaciones más crudas, pues hubiera podido decir avaricia e ignorancia-.

Ningún rumbo trazado legítimamente como gobernador regional del Estado Sucre, puede llevar a que ese presidente de la junta directiva de la fundación Teatro Luis Mariano Rivera -como funcionario iracundo designado por usted-, mutile un árbol de almendrón centenario que por su esplendor fue respetado hasta por el bárbaro y desenfrenado enemigo, o aquéllos que aún el tiempo, tenaz e implacable destructor, los habría respetado eternamente.

Ninguna frustración politica o personal de ese funcionario de su gobierno puede justificar la agresión contra ese árbol de almendrón centenario que, al contrario de la sociedad plural, respaldamos y defendemos que existan los árboles, los pájaros, el olor cuando cae la lluvia, para esa inmensa masa humana -niños, jóvenes, adultos, obreros, desempleados-, es la única razón de ser de la ciudad.

Y, mucho menos, permitir que se consolide la miscelánea “decorativista” de los presuntos artistas o “artistos” -siguiendo el estilo constituyentista- de la junta directiva de la fundación Teatro Luis Marino Rivera, deshonrando un hacer estético proclamante de libertad por su carácter subversivo del arte y ser manifestación de las potencialidades del ser humano y la naturaleza.

Un verdadero monumento ambiental, el árbol de almendrón centenario de Cumaná, fue destrozado por su tecnócrata insensible-especulador-demagógico. Y con ello, una referencia que abriría claro y definido camino propio al desarrollo coherente de la ciudad.

Se ha perdido nuestra tradición de la “memoria colectiva” de la ciudad. Se ha mutilado nuestro histórico árbol de almendrón como “hito” existente-estructurado, como “patrimonio” ambiental-estético visual. 

No se trata de fastidiarle el sueño a los seguidores de su ideología, pero nos parece prudente llamarle la atención sobre la enorme dificultad que tenemos los cumaneses para que se declare la destitución preventiva e inmediata del cuerpo directivo de la fundación Teatro Luis Mariano Rivera y se ordene la investigación legal de responsabilidades penales, administrativas, laborales y disciplinarias, contra quienes resultaren culpables de tan penoso ecocidio. 

Señor gobernador, si esto no ocurriera, estaríamos en presencia de un viejo sofisma terrorista que resulta inaceptable entre cumaneses decentes. Nos convertiríamos en insensible a todas las arraigadas formas de vida y, en general, a todas aquellos puntos de apoyo y continuidad de la estructura, no solo histórica, sino también cultural y ambiental de la ciudad de Cumaná.

Y, ésta postura ética, -que también debería asumir- sería el escenario donde la sociedad se encuentra a sí misma y donde sus individuos se hacen ciudadanos. Lo contrario, sería una imposición frívola, tomada desde el propio poder político, con una postura subjetiva, ambigua y equivocada. 

Pero, además, hace falta un poco de honestidad de su parte, en las cosas que dice dolerle. Jamás –seguro estamos-, en su privilegiada vida, marchó por los seres humanos y la naturaleza. 

Usted no se puede liberar de toda responsabilidad. No pierda su tiempo tratando de mostrarnos algo distinto, pues está imposibilitado de ver. Cosa que pasa por tener que ser sincero con usted mismo, entendiendo que no es el presidente de la fundación Teatro Luis Mariano Rivera, quien perturba sino la certeza de que, por su culpa, se le acaben los privilegios de los que siempre disfrutó.

Pienso que necesita, señor gobernador, en la nueva junta directiva de la fundación Teatro Luis Mariano Rivera, de “verdaderos artistas”, con un pensamiento, un conjunto de reflexiones que permitan ensamblar todo los demás aspectos del planeamiento del arte subversivo de calle, si es que se quiere con ellos hacer ciudad. 

La experiencia negativa con su funcionario llamado “Jaime Marcano”, que no pudo resolver adecuadamente las luces de colores sobre la fachada del teatro, ni la proverbial animadversión que tiene hacia los “verdaderos artistas”, no debe pesar de tal modo como para que queden fuera de un equipo de gobierno que tiene como tarea hacer esta ciudad más vivible.

Con mucho cariño.

¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento¡

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