Generalmente muchos alcaldes al final de su gestión se ponen nerviosos y desesperados, cometiendo muchos errores. Sobre todo si aspiran la reelección no teniendo ninguna posibilidad de triunfar. Manuel Ferreira, alcalde de Lechería desde hace varias semanas entró en crisis la que se convirtió en un caos personal.
La cercanía de su derrota conjuntamente con el fracaso de sus estrategias lo tiene a la puerta de salida del recinto municipal. De nada le valió buscar soluciones por Caracas esa dupla del G4 con Fuerza Vecinal tenía que reventar, puesto que esta última organización es producto de la aprobación del CNE madurista, protegidos además por Héctor Rodríguez gobernador de Miranda.
Ferreira pretendió guisar varios conejos a la vez y no pudo, es que a pesar de haber sido alcalde no conoce en buena parte el accionar de los vecinos del municipio Urbaneja. Se parecen mucho a los caraqueños, en tiempos de democracia plena, que se enamoraban de los candidatos y difícilmente repetían, allá era una compenetración con la personalidad y carisma del aspirante.
En Lechería es mucho más profundo, porque se incluye hasta lo físico, no era raro ver a un Efraín Bedoya o a un Gustavo Marcano en un gimnasio, mejorando su musculatura. En Urbaneja se produce una especie de fanatismo temporal hacia el candidato, pero fíjense ninguno ha sido reelecto. Pareciera que quisiesen cambiar permanentemente como la dama que no repite un vestido para una fiesta o recepción social.
Victor Hugo, fue un alcalde en la medida de sus posibilidades financieras medianamente exitoso, no sabemos si es por el hecho de no llegar como producto de ese esquema de galán de cine como muchos otros que terminaron en tremendo fracaso y huyendo al exterior, o de vacaciones afuera puesto que aquí temían de alguna orden de aprehensión.
Claro, Ferreira es distinto, llegó a la alcaldía producto de una guerra sucia contra el competidor. Eso lógicamente tiene menos fuerza. Eso como pensar que a punta denuncias se logrará una victoria es un craso error, la concejal que está montada en esa estrategia luego de casi cuatro años compartiendo responsabilidades con el alcalde, no le luce. Debe caminar las calles, visitar a los vecinos, como lo hace el candidato Carlos Campos. Hoy por hoy los candidatos mediáticos no tienen vida.
Ferreira no hizo nada por salvar la dimensión turística de Lechería, pareciera que los visitantes son animales, hasta peligrosos algunos. Primero fue la invasión de Zamuros, eran nubes negras que cubrían la avenida principal de la ciudad. Estos se marcharon comenzado la temporada de las culebras y de alta peligrosidad como es la tragavenado, paseándose por las mismas avenidas.
Para completar el escenario abejas africanas mandan a veinte personas para la clínica municipal a punta de fuertes picaduras, el coordinador de defensa civil municipal, declaraba que no había problema, porque eran abejas africanas de las viajeras y pronto se marcharían del municipio Diego Bautista Urbaneja.
Resulta que faltando pocos días para terminar su periodo, le aprueban un crédito billonario, destacando en el detalle de las partidas, los 200 mil dólares mensuales para alimentos y bebidas utilizados en atender a los empleados de Corporiente e Hidrocaribe que acuden al municipio a realizar reparaciones y mantenimiento. De acuerdo a la denuncia de una concejal.
Manifestaba el alcalde en una entrevista, que le devolvieron la policía municipal, pero los funcionarios no reciben órdenes del comandante nombrado por él. Entonces aparte de perder la credibilidad también perdió la autoridad. Sabe que va a perder, de seguro que de no haberle aprobado ese crédito adicional, ya a estas alturas hubiese buscado la forma de renunciar.