Los turistas rusos que visitan la isla de Margarita son exquisitos pues, a toda mercancía piden rebaja a su gusto

Sábado, 25/09/2021 01:05 PM

Hace mucho tiempo que Cherico el de Ñica, se transformó en ambulante vendedor playero para no morirse de hambre y así esquivaba al Seniat que, sin poder irse de su isla que, con la llegada de los primeros turistas rusos de visita en ella, se bañó de mucha ilusión dentro de su psicología del buen pensar de mente positiva que, en lo adelante su vida iba a cambiar por completo a costa de ellos -no más peladera, ni más empeño- y, como buen comerciante dentro del -sube y baja- del dólar, mete y carga entre sus brazos y espalda, la mercancía que ofrecerá todos los días en cuanta playa recorra en busca del oportuno euro que ellos traen, porque rublos no cree y "dola" como él los llama menos, los connacionales sí cancelan con "dola" a manos llena.

Pero que va, Cherico el de Ñica se cayó de una mata que no es de sol, que gente tan avispá son esos rusos familia -argumentó Cherico en su casa en la noche cuando llegó a ella que, ni los colombianos, ni los brasileros eran así con sus pesos y con sus reales-, que estos rusos a todo nos piden rebaja y, uno no se queda atrás en complacerlos, eso sí, siempre que nos quede algo de ganancia que nos dé para comprar el tarrito de mentor chino que nos echamos en esas patas dolientes antes de acostarnos, y como ellos son rusos europeos, tienen esa cultura o costumbre, no sabiendo que eso acá se perdió hace años desde que llegaron los gobiernos democráticos al poder y, si uno no los complace se queda frío mientras que ellos, se calientan en las playas en sus sillas playeras.

Lo cierto es que los vendedores playeros margariteños están entrando nuevamente en el aro circunstancial de dar rebaja a los turistas rusos que, están reviviendo un motivo de una solicitud que en Venezuela solo se le recuerda al haberse perdido que hasta ñapa daban antes, aunque fuera un caramelo que acá era una picha, por lo que rebaja que le piden a Cherico el de Ñica, rebaja que le da a los turistas ruso europeos y si son mujeres más rápido de su mercancía que son más que todo, blusones, faldas, franelas, pantalones, que a decir verdad, Cherico el de Ñica no sabe de dónde vienen al comprarlas en el mercado de Conejeros, pero él las vende.

No está por demás decir que, el descuento que solicitan los turistas rusos no es solo con Cherico el de Ñica, sino con cuanto vendedor se les acerque y, allí entran empanaderos, vendedores de ostras, de bisutería artesanal que abundan por demás, de piña colada que ahora la están haciendo con vodka y no con ron para que los rusos se sientan como si estuvieran en Rusia y, ellos encantados de estar en la isla de Margarita tragando mucho sol todos los días, trepando las olas del mar y disfrutando de unas vacaciones que en Europa no podría ser por el frío y, que nuestras playas podrán llevarse como el mejor recuerdo de su vida en su estadía en nuestra isla que quizás serán de unos 20 días, más que suficiente para sentir el calor que allá en sus regiones no tienen ni sienten de playas de clima caliente.

¿Qué es eso? Pregunta un turista ruso a un vendedor que pudo ser Chemané el de la Cotúa en Playa el Agua, al pasar frente a él con su balde repleto de ostras de la Laguna de la Restinga voceando, llevo ostras frescas a dos "dola" la docena. ¿Esto? Es lo que pudo haber respondido Chemané de lo más serio, son ostras que el que se come 12 se puede comer 24, ¿y cuánto? ¿ Y cuánto qué? El precio -dijo- el turista ruso y, Chemané, le asomo con atención, para ti dos "dola". Y no las dejas en un dólar, preguntó el ruso, y Chemané le pudo haber respondido, claro que yes. Y de inmediato pudo comenzar a destapar ostras por un "dola". con limón.

Como todo lo que se sospecha que es malo dentro de la politiquería margariteña de los adecos en acción, se regó como pólvora sin destino que, en cuanto la Pelúa supo al enterarse por Internet, que los turistas rusos estaba divirtiéndose vacacionando en Margarita pidiendo rebaja, frunció su ceño y dijo, yo no me fuño todos los días haciendo mis tortas para que otros se la coman en rebaja, así que yo no rebajo nada, aquí todo es a un "dola". Que lo que es igual no es trampa y con lo mío no se metan, así sean rusos europeos y, tampoco fío.

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